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Análisis

Ubuntu 8.04, un paso atrás

La última versión de la distribución Linux más popular en todo el mundo supone un nuevo paso en la evolución de Ubuntu, aunque en este caso, hacia atrás. A pesar de sus novedades, algunas de ellas realmente importantes, la nueva edición presenta problemas que nos dejan con un sabor agridulce.

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La última versión de la distribución Linux más popular en todo el mundo supone un nuevo paso en la evolución de Ubuntu, aunque en este caso, hacia atrás. A pesar de sus novedades, algunas de ellas realmente importantes, la nueva edición presenta problemas que nos dejan con un sabor agridulce.

¿Seis meses esperando para esto? Es lo que probablemente muchos habréis pensado al actualizar vuestra fantástica Ubuntu 7.10 Gutsy Gibbon y haberos encontrado con una Hardy Heron repleta de buenas intenciones, pero que presenta problemas importantes. No es normal que una edición LTS (Long Term Support), con un periodo de soporte de 3 años en la edición de escritorio, tenga estas carencias y problemas, y extraña que la efectividad tradicional de otras ediciones previas de Ubuntu se haya malogrado en esta última edición.

Aun así, y a pesar de que nuestra opinión sobre Hardy Heron no es buena, esas sombras no impiden que también podamos valorar muchas de las luces que también están presentes en esta edición. A la espera de una futura gran revisión que ya está planificada para julio y que se conocerá como Ubuntu 8.04.1, lo que sí es cierto es que el planteamiento de Hardy Heron es ambicioso, y en parte, brillante.

Las opciones de instalación, mejores que nunca

Si hay un apartado en el que los desarrolladores de Canonical se han lucido es en la evolución del proceso de instalación. Hasta la fecha los usuarios disponían de dos versiones de Ubuntu para el escritorio: la versión convencional en forma de LiveCD, y la versión «para manitas» (que en su sitio web llevaba el calificativo de Alternate), que ofrecía un método de instalación en modo texto perfecto para esas máquinas que se resistían por una u otra razón a una instalación estándar.

Ahora esas opciones se han mejorado aún más, ya que la imagen ISO de Ubuntu 8.04 Desktop nos permite 3 modos de instalación muy diferenciados y que cubren perfectamente la mayoría de necesidades.

Por un lado tenemos el conocido arranque en modo LiveCD, que nos dejará juguetear con Ubuntu antes de decidir si queremos instalar el sistema o no. Este era el modo tradicional en versiones previas, y no representa una novedad.

Pero lo que sí es importante es la inclusión de un modo de instalación directo sin pasar por la agonía del LiveCD (los ubunteros sabrán de qué hablamos) que permite arrancar el CD, elegir esa opción y comenzar a instalar el sistema de forma inmediata.

Por último, y esta funcionalidad es especialmente relevante, tenemos Wubi, un desarrollo que ya había asombrado hace meses por sus prestaciones y que ahora está integrado de serie (y con mucho acierto) en Ubuntu 8.04. Para los que no lo conozcan, Wubi es una aplicación que permite instalar Ubuntu desde Windows, creando una partición virtual en forma de fichero de gran tamaño, en el que se irán copiando los archivos correspondientes al sistema operativo Ubuntu.

Lo mejor de todo es que con este método los usuarios noveles pueden estar tranquilos, ya que no hay ningún riesgo de borrar o perder datos de sus preciosas particiones Windows, y sin duda es una forma excelente de comenzar a conocer Ubuntu. El propio Wubi crea además un menú de arranque con GRUB, de forma que al iniciar el PC o portátil podremos elegir si queremos arrancar con Windows o con Ubuntu.

Eso sí, no todo son ventajas en Wubi. El tipo de tecnología aplicada es muy similar a la de la virtualización, lo que hará que perdamos parte del rendimiento que tendríamos en una instalación nativa y que también nos impedirá activar algunas opciones avanzadas como la suspensión o hibernación del equipo. Aun así, este tercer método de instalación (al que accedemos desde Windows directamente, al insertar el CD creado con la imagen ISO que nos acabamos de descargar) es verdaderamente fantástico para los usuarios finales tradicionales que quieren tener una primera toma de contacto con Ubuntu. Todos los cambios hechos en el sistema, la instalación de nuevas aplicaciones y la configuración y personalización de Ubuntu vía Wubi se mantendrán sesión tras sesión, algo que también es una clara ventaja frente a alternativas como la de conocer el sistema operativo a través del LiveCD.

GNOME 2.22.1, otra maravilla

Como muchos sabréis, Ubuntu instala de serie el entorno de escritorio GNOME, una propuesta que afortunadamente no obliga a otros usuarios a limitarse a ella: cualquiera puede instalar fácilmente otros entornos de escritorio y gestores de ventanas (KDE, XFCE, Enlightenment). De hecho, aunque es posible instalar y utilizar indistintamente estas alternativas en Ubuntu 8.04, existen versiones alternativas que se caracterizan por el uso de distintos entornos de escritorio. Kubuntu integra KDE y Xubuntu XFCE, mientras que otras ediciones más específicas atienden a otros apartados como las tareas multimedia, como ocurre en el caso de Ubuntu Studio.

Sea como fuere, en Ubuntu 8.04 podemos presumir de contar con una de las últimas versiones de GNOME, la 2.22.1, que fue publicada en marzo de 2008 y que integra una inmensa cantidad de novedades frente a las ediciones anteriores. Aunque los cambios visuales son reducidos , los cambios internos y a nivel de aplicaciones son enormes, como se puede comprobar en las notas de lanzamiento de GNOME 2.22. De hecho, es importante destacar algunas de esas novedades para comprender la magnitud de este desarrollo.

Para empezar, contamos con nuevas herramientas en varios apartados. Una de las más llamativas es Cheese, un desarrollo que recuerda mucho al Photo Booth de Apple y que como este permite que cuando conectamos una webcam sea posible aplicar una serie de filtros y efectos en tiempo real a la imagen de vídeo que transmitimos. También nos permitirá grabar vídeos y tomar fotos desde la webcam, por lo que esta solución (que nos ha funcionado a las mil maravillas con una webcam convencional de Logitech) es una buena muestra de cómo una aplicación bastante simple puede mejorar la usabilidad y prestaciones de un sistema operativo.

También es útil la nueva característica del reloj del sistema, que puede ser utilizado como un reloj mundial para que se muestre la hora que es en distintas partes del mundo, tantas como queramos ir añadiendo.

El cliente groupware Evolution (que es comparable en prestaciones y potencia a Outlook) también sigue creciendo, aunque quizás no con la misma rapidez que otros componentes. Aun así, en GNOME 2.22 se añaden nuevas prestaciones, como la integración con Google Calendar, la personalización de etiquetas para los e-mails o la aceleración del filtro anti-spam. No soy un usuario frecuente de Evolution, de modo que en este caso los cambios no han afectado a mi forma de trabajar.

La gestión de escritorios remotos se realiza ahora más fácilmente gracias a la aplicación Vinagre (vaya nombrecito) que permite una rápida conexión a otros equipos, aunque eso sí, no es posible conectarse a otras máquinas a través de los protocolos RDP o XDMCP. En estos casos tendremos que acudir al comando tsclient, presente de serie en esta distribución.

A estas novedades se suman otras de relevancia y sobre las que es posible encontrar más información en las notas del lanzamiento. Por ejemplo, el reproductor multimedia Totem ofrece soporte para MythTV, búsquedas y reproducción de contenidos de YouTube (incluidos vídeos H.264), además de soporte mejorado para DVDs y soporte del estándar DVB de televisión digital (tanto en las normas DVB-S de satélite como las DVB-T de televisión digital terrestre). Las mejoras en accesibilidad y de componentes como el Deskbar (una barra de herramientas en forma de applet que ofrece opciones muy potentes)se suman a otras mejoras menores, pero siempre significativas de un hecho importante: GNOME está madurando, y de qué forma. Y si no, atentos a las dos grandes protagonistas de esta versión, mucho más importantes que las anteriores.

GVFS y PolicyKit, las joyas de la corona

Aunque muchos usuarios probablemente den más importancia a las mejoras comentadas anteriormente al estar más presentes en el trabajo práctico con Linux, existen dos mejoras cruciales en la nueva versión de GNOME. Una de ellas es la inclusión del nuevo sistema de ficheros virtual llamado GVFS (Gnome Virtual FileSystem), y su importancia radica en que gracias a este desarrollo, podremos trabajar con protocolos como SFTP, FTP, DAV, SMB y ObexFTP directamente desde cualquier aplicación (por ejemplo, el explorador de archivos Nautilus), en sustitución de GNOME-VFS, que deja de desarrollarse.

La gran ventaja de este componente es la de servir como backend para operaciones de acceso a todo tipo de recursos que hagan uso de esos protocolos. Por ejemplo, podremos acceder a directorios SFTP de máquinas remotas como si de una partición de nuestro disco duro se tratase, y de hecho las ventajas también afectan a los desarrolladores, que a través del binomio GVFS/GIO (este segundo componente proporciona la API para GVFS) pueden ahorrarse complicaciones en el desarrollo de aplicaciones y usar este tipo de funciones en lugar de las tradicionales llamadas de entrada/salida POSIX. Una de las diferencias clave con GNOME-VFS es que las conexiones en GVFS perduran, y por ejemplo no será necesario estar introduciendo las contraseñas una y otra vez cada vez que nos conectamos.

Si GVFS es importante para trabajar con este tipo de protocolos, PolicyKit lo es aún más a la hora de asegurar nuestro sistema a prueba de bomba. Mientras que los usuarios de Windows Vista se hartan con la pobre implementación que Microsoft ha hecho con el mecanismo UAC, en Ubuntu y otras distribuciones Linux la política de escalada de privilegios siempre ha estado muy bien resuelta. Cuando un usuario trataba de realizar una operación que modificara cierto aspecto interno del sistema, se le pedían las credenciales necesarias (contraseña de administrador) para poder aplicar esos cambios.

Pues bien, esa política sigue presente en GNOME 2.22, pero lo hace con una nueva herramienta llamada PolicyKit que es sin duda una pequeña maravilla. La idea es la de que los administradores de un sistema puedan gestionar los privilegios a ciertas operaciones de forma mucho más específica, con una granularidad sin parangón que permite controlar todos estos aspectos al detalle. Ciertos usuarios pueden instalar paquetes, mientras que otros podrán configurar las propiedades de las tarjetas de red, por poner un ejemplo. Esta capacidad de control no está presente en ningún otro sistema operativo actual, y representa un valor muy a tener en cuenta en el futuro.

A estos dos importantes componentes hay que añadir un tercero orientado totalmente a los desarrolladores. Se trata del Entorno Integrado de Desarrollo Anjuta, una propuesta que está ganando muchos enteros y que en la versión incluida en GNOME 2.22.1 ya aporta soporte para sistemas de control de versiones, Valgrind o que incorpora un depurador (debugger) propio, indispensable a la hora de corregir defectos en las aplicaciones desarrolladas con esta herramienta.

Trabajando con Hardy Heron

Como hemos podido observar, muchas de las mejoras presentes en el nuevo Ubuntu se derivan directamente de la integración de GNOME 2.22.1, pero desde luego no son las únicas novedades. Los desarrolladores de Canonical han aportado algunas novedades muy interesantes que es conveniente detallar.

En lo que se refiere a las nuevas herramientas, tanto en los famosos tours de Ubuntu como en su publicidad se ha hablado mucho de dos soluciones que podríamos calificar de simpáticas. Pero no son mucho más. Brasero es una aplicación de grabación de CDs y DVDs que acerca un poco más al usuario estas tareas y que sin duda es una aportación de agradecer que se complementa con ortas opciones ya veteranas y muy reputadas como k3b, que funciona perfectamente en Ubuntu.

La otra protagonista de muchos análisis es la denominada Transmission, un cliente BitTorrent de lo más simplón que no obstante tiene una ventaja esencial: ya está instalada por defecto, de modo que podremos trabajar con trackers BitTorrent sin necesidad de instalar otros clientes. Aun así, cualquier usuario tradicional de este tipo de aplicaciones pronto comprobará que las opciones de Transmission son limitadas, y de hecho pronto la desestimamos para pasar a utilizar Azureus, que aun dependiendo de Java y consumiendo algún que otro recurso de más, ofrece un control mucho más detallado de este tipo de transferencias.

A partir de aquí nos encontramos con alguna que otra mejora en aplicaciones tradicionales como F-Spot o Tomboy. Ambos desarrollos en Mono que, aunque solventes para pequeños requisitos, no disponen de la capacidad de manejar gran cantidad de datos.

La reproducción multimedia sí que está bien resuelta, algo que afortunadamente comienza a ser una costumbre en las distribuciones Linux que hasta la fecha se enfrentaban a posibles demandas legales a la hora de utilizar codecs populares como MP3. Aunque los usuarios podían luego añadir soporte para todo tipo de codecs multimedia, es de agradecer que muchos de ellos ya estén disponibles de serie en Linux, y que los demás se puedan también instalar gracias a uno de los repositorios estrella de Ubuntu, llamado Medibuntu.

Seguridad ante todo

Aunque los usuarios de Linux podemos presumir de estar relativamente a salvo de las amenazas que asolan a los usuarios de Windows, eso no nos libra de tener que tratar de aplicar ciertas barreras de seguridad. En Ubuntu 8.04 dichas barreras se pueden implantar hasta de tres formas distintas: las dos arquitecturas de seguridad más famosas del panorama Linux están presentes en esta distribución, y tanto SELinux como AppArmor podrán ser aplicadas sin problemas a nuestro sistema operativo, de modo que quienes trabajen con estas herramientas se sentirán como peces en el agua.

Sin embargo, la novedad más interesante es la inclusión de un pequeño pero genial desarrollo llamado ufw (Uncomplicated FireWall) que no es más que un frontend de iptables en modo línea de comandos para Ubuntu 8.04. La idea es la de poder establecer reglas básicas de protección del sistema de forma rápida y con comandos muy sencillos, de los cuales podemos poner algunos ejemplos:

sudo ufw default deny – establece la política por defecto a denegarlo todo.
sudo ufw allow 22/tcp – permite conexiones TCP en el puerto 22.
sudo ufw deny 25 – Deniega las conexiónes (TCP/UDP) a través del puerto 25.
sudo ufw allow proto udp 192.168.0.1 port 53 to 192.168.0.2 port 53 – Podemos incluso especificar puertos de origen y destino de cada IP.

Esta interesante inclusión añade un grado más de seguridad, que sin lugar a dudas resulta una potente forma de proteger nuestro sistema de intrusiones externas no deseadas.

Estamos sordos, ¿o qué?

Aquí hay que hacer mención especial de un componente especialmente relevante en la nueva distribución, y que es una de las primeras causas de esa sensación agridulce que nos ha causado Hardy Heron. Se trata de Pulse Audio, la nueva plataforma encargada de gestionar el sonido en Linux y que sin duda es una de las grandes protagonistas de los últimos meses en todas las distribuciones. Las ventajas de Pulse Audio son numerosas, ya que permite un control independiente sobre los dispositivos de sonido y cómo cada aplicación utiliza esos recursos.

Así, podremos bajar el volumen de unas y subir el de otras a nuestro antojo, aunque de hecho estas opciones no están presentes por defecto. Para poder acceder a ellas tendremos que instalar el paquete padevchooser, para luego tener la opción de ejecutar el servicio del mismo nombre, que hará que aparezca un pequeño icono en la parte superior derecha desde el cual desplegar las distintas opciones.

El problema, y existe, es que de momento PulseAudio da conflictos con otros componentes del sistema. Muchos usuarios se han quejado de incompatibilidades con el reproductor Flash de Adobe (aunque argumentan que la culpa es de Adobe), mientras que ya hay informe de dependencia de ALSA con respecto a PulseAudio o de problemas también de esta arquitectura con GStreamer, uno de los componentes más importantes a la hora de disfrutar de la reproducción multimedia.

Estos errores son inexplicables en una distribución dirigida al usuario final y que además se supone que debe presumir de esa certificación LTS.

Firefox 3, kernel, carpetas compartidas… más errores

Si PulseAudio es la causante de algunos problemas en cuestiones de sonido, la conectividad a Internet (muy bien resuelta en casi todos los demás apartados) no ha tenido tanta fortuna en la elección del navegador. No puedo entender cómo de nuevo los desarrolladores han optado por la versión Firefox 3 beta 5 cuando actualmente la estabilidad y versatilidad de Firefox 2.x está más que probada. Las ventajas de Firefox 3 son evidentes en muchos aspectos, pero su estado de gestación no lo hace precisamente recomendable para una distribución final.

Es cierto que el gasto de memoria está por fin algo compensado, pero la compatibilidad de las extensiones y complementos es aún limitado y sea como fuere, estamos hablando en todo momento de una beta. Esa decisión de Canonical ha sido un error a nuestro juicio, y aunque es perfectamente posible desinstalar esta versión para hacer el downgrade a Firefox 2, lo ideal hubiera sido precisamente lo contrario.

Otra causa de problemas la da la inclusión del nuevo kernel 2.6.24, que tampoco se libra de la polémica. Es el primero de la serie estándar de Ubuntu en hacer uso del nuevo planificador, llamado CFS (Completely Fair Scheduler), un sistema teóricamente superior a todo lo conocido hasta la fecha pero que lamentablemente está generando algún que otro susto. Se ha detectado que el reparto de recursos que hace no es tan justo (fair) como se presumía, y que en ciertas situaciones se producen incluso situaciones de inanición de procesos, cuando otros que hemos establecido para que tengan una prioridad reducida se convierten en auténticos glotones de tiempo de CPU. El problema ya ha sido incluido en la lista de errores de Ubuntu, y aunque hay una solución manual al problema, esta situación no es desde luego óptima.

Un tercer problema igualmente molesto está haciendo que Hardy Heron sea muy complicado de usar en entornos heterogéneos. Si trabajáis en una red de área local con máquinas Windows y Linux, el funcionamiento de SMB y de su implementación en Linux, Samba, es, como mínimo, problemático, y ya está documentado. Los comentarios sobre las dificultades a la hora de crear carpetas compartidas son ya multitudinarios, y están causados en parte por el cambio a la hora de compartir carpetas: mientras que antes se realizaba a través de un servicio denominado shares-admin, ahora dicha posibilidad está incluida en Nautilus de serie. Para compartir cualquier fichero o directorio tendremos que operar de forma idéntica a como lo haríamos en Windows: seleccionamos la carpeta a compartir, pulsamos con el botón derecho del ratón y elegimos Opciones de compartición, lo que nos permitirá establecer nombre y permisos de esa carpeta en cuestión. Sin embargo, la implementación de SMB en Ubuntu 8.04 es lamentable, y nosotros de hecho no hemos conseguido solventar el problema a pesar de haber trasteado por los foros más conocidos en búsqueda de esa solución aparentemente imposible.

Conclusiones

Todos estos problemas son los que hacen que la valoración de esta distribución sea notablemente inferior a la que hubiéramos esperado hace unas semanas, cuando las promesas de Canonical hacían que contásemos con todo tipo de facilidades a la hora de instalar y utilizar la nueva Ubuntu, y no lo contrario.

Lo más triste de todo es que si uno se olvida de estos problemas, lo cierto es que esta Ubuntu 8.04 podría haber supuesto una verdadera maravilla que en muchos aspectos superaría en capacidades técnicas no sólo a otras distribuciones, sino también a sistemas operativos como Windows Vista o Mac OS X 10.5.2, o al menos hacerlo en varios apartados. Sin embargo, los problemas son demasiado serios, y aunque la distribución es perfectamente usable en la mayoría de los casos, existen escenarios insalvables en los que habrá que esperar a la resolución de estos problemas de forma definitiva.

Quizá en el mes de julio podamos valorar de nuevo la situación si como todos esperamos aparece ese conjunto de parches que solucionen estos problemas. Hasta entonces tenemos que dejar claro que si ya eras usuario de Ubuntu, deberías tener mucho cuidado a la hora de actualizar. Puede que ganes puntos en ciertas tareas, pero también los perderás en otras tantas. Es triste decirlo, Hardy Heron nos ha dejado una extraña sensación agridulce.

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