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¿Realidad o ficción?

La tecnología de Image Metrics está llegando a un punto en el que es complicado saber si el actor mostrado en pantalla es real o tan sólo una animación 3D. Lo demuestra el nuevo vídeo con una protagonista muy especial, Emily. La capacidad de transformar un modelo 3D en algo tan real que apenas podamos diferenciarlo podría cambiar de forma dramática el futuro de la producción de películas. ¿Adiós a las estrellas de Hollywood?

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La tecnología de Image Metrics está llegando a un punto en el que es complicado saber si el actor mostrado en pantalla es real o tan sólo una animación 3D. Lo demuestra el nuevo vídeo con una protagonista muy especial, Emily. La capacidad de transformar un modelo 3D en algo tan real que apenas podamos diferenciarlo podría cambiar de forma dramática el futuro de la producción de películas. ¿Adiós a las estrellas de Hollywood?

 

¿Es Emily real? El vídeo (que podéis ver como siempre en nuestro visor MC) es increíblemente convincente, y demuestra que las tecnologías de modelado físico están avanzando a un ritmo impresionante. Emily es la última demostración de Image Metrics, una empresa dedicada específicamente a la generación de modelados 3D a partir de personas reales. Los movimientos y gestos de la cara se trasladan en tiempo real a un modelo 3D que es sorprendemente fiel al original y sobre el cual luego se pueden aplicar todo tipo de texturas y efectos.

Los clientes de Image Metrics están repartidos entre las industrias del cine y los videojuegos. Empresas como Capcom, Activision, 2K Games, ATI, EA, Epic Games, Konami, Eidos o THQ desarrollan sus juegos tomando prestada esta tecnología que les permite desarrollar personajes con una apariencia física increíblemente real que nos sumerge aún más en estos juegos.

 

 

Sin embargo, parece que la aplicación de esta tecnología al mundo del cine aún está en pañales. Es cierto que los modelos finales aún tienen ese toque que permite diferenciarlos del real, pero pronto podríamos llegar a un límite en el que lo real y lo ficticio no se distinguiese apenas. Eso podría provocar un cambio radical en la forma en la que se realizan las películas, y podría hacer que los actores y actrices generados por ordenador no sólo ejecutasen la acción tal y como el director lo tenía pensado: además eliminarían interminables tomas de prueba en un proceso que obviamente se volvería más artificial.

 

 

Películas como «Final Fantasy X: The Spirit Within» o la más reciente «Beowulf» han demostrado que la animación 3D puede alcanzar también este tipo de logros, así que veremos cómo se desarrolla todo.

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