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Análisis

Magix Music Maker 15

Magix lanza al mercado una nueva edición del software de creación musical que le ha llevado a ser una referencia en el entorno Windows. Una vez más, presenta una aplicación cuidada hasta el más mínimo detalle y con una sencillez de uso que permite que, sin haber trabajado nunca con software de edición musical, cualquier persona pueda crear su primera composición en menos de cinco minutos.

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Magix lanza al mercado una nueva edición del software de creación musical que le ha llevado a ser una referencia en el entorno Windows. Una vez más, presenta una aplicación cuidada hasta el más mínimo detalle y con una sencillez de uso que permite que, sin haber trabajado nunca con software de edición musical, cualquier persona pueda crear su primera composición en menos de cinco minutos.

 

Lo primero que llama la atención al comenzar a trabajar con la nueva versión de Music Maker es la gran facilidad con la que podemos crear nuestro primer tema musical, independientemente de nuestros conocimientos.

 

En este sentido, el programa ideado por Magix propone un sistema de trabajo basado en tres fases: importación o grabación directa de la música, arreglos y edición/exportación, agrupadas bajo el menú tareas. La primera de ellas, importar o grabar música nos permite grabar audio desde cualquier dispositivo de entrada que tengamos configurado a tal efecto  pudiendo determinar la calidad de la captura así como ejercer un control directo sobre el volumen de entrada.

 

 

 

Music Maker también dispone de opciones que permiten importar una pista directamente desde un CD de audio (para lo cual seguiremos un procedimiento muy similar al anterior) o un archivo musical. Importar un MP3 u otro archivo a nuestro espacio de trabajo es una tarea igualmente sencilla: lo único que tendremos que hacer es navegar por el administrador de archivos de Music Maker y arrastrar el archivo que nos interesa a una pista cualquiera.

 

Trabajando con los arreglos

 

Decir que Music Maker ofrece opciones ilimitadas a la hora de crear música o trabajar con nuestros archivos de audio puede parecer una exageración y, aunque tal vez lo sea, da una idea de la vastísima oferta de plantillas, sintetizadores y programas de edición que ofrece esta suite. Quizás, lo más sencillo para el neófito sea acceder directamente al panel Song Maker, que nos permite fusionar nuestra grabación de voz con una serie de estilos predefinidos que van desde el chill out ibicenco, al flamenco más puro pasando por el rock o el r’nb. Esta opción, la más minimalista de todas, nos permitirá crear nuestra primera canción en menos de cinco minutos, aunque si abusamos de ella, corremos el riesgos de crear temas muy similares entre sí.

 

De hecho, no es aquí donde se esconde la verdadera potencia de Music Maker, sino en la gran cantidad de Sound Pools, plantillas y sintetizadores que incluye su versión Premium. Las plantillas permiten, por ejemplo, que nuestra delicada voz suene, por ejemplo como si nos encontrásemos en el interior de una gran catedral o en el espacio exterior, o bien como si gritásemos a pleno pulmón, megáfono en mano. Una vez más, recordar que aplicar cualquiera de estos efectos resulta tan sencillo como elegir el que más nos gusta y arrastrarlo sobre la pista que nos interesa.

 

 

Además, aparte de los Sound Pools, cada pista incorpora una serie de efectos avanzados a los que podemos acceder fácilmente haciendo clic sobre el botón FX, y es aquí donde podremos editar los distintos instrumentos implicados en nuestro tema, ya sean cuerdas, teclados, intrumentos de viento etc.

 

En cuanto a los sintetizadores, Music Maker Premium, incorpora nada menos que siete, cinco de ellos dirigidos a objetos y dos a pistas. Como novedad, en esta edición Magix incluye el sintetizador Beat Box 2, que se una a la familia de los conocidos Robota o Vita. Lo que caracteriza a todos ellos es la sencillez, a pesar de que nos podemos sentir sobrepasados por la gran cantidad de botones y opciones que incluyen. Nuestro consejo es no desanirmarse al principio, basta con experimentar de una forma casi aleatoria y azarosa para empezar a crear composiciones más o menos decentes.

 

 

 

Editando las pistas

 

Al más puro estilo Garage Band, las pista que creemos en Music Maker se pueden estirar, reducir, cortar, pegar, eliminar silencios, etc. Prácticamente todo el trabajo podemos realizarlo con unos pocos clics de ratón. Podemos mover elementos de audio arrastrándolos a la pista que nos interesa, copiar o clonar los elementos que queramos repetir aquí o allá y tenemos la posibilidad de alinear fácilmente los elementos musicales gracias a la parrilla milimetrada.

 

Además, desde el menú efectos de audio, tenemos la posibilidad de modificar desde los patrones más clásicos como son el volumen, el tempo y el tono, a otros más complejos como son los ecualizadores, reverberaciones y ecos y distintos filtros y distorsiones, en las que como novedad, la versión 15 ha incluido un filtro vintage que hará que nuestras creaciones suenen como si hubiesen sido realizadas en los años 50.

 

 

 

Finalmente, como en los demás aspectos, a la hora de exportar nuestras “obras maestras”, Magix nos ofrece un gran abanico de opciones que incluyen desde exportar directamente a los formatos más populares de audio, a grabar directamente en un CD o enviar el arreglo por e-mail a nuestra casa discográfica. Además, si hemos trabajado con vídeo (Music Maker nos permite captar un vídeo desde nuestra web cam), podremos exportar el resultado directamente a YouTube.

 

A mejorar…

 

Magix Music Maker tiene varias áreas que son mejorables. Aunque es verdad que es muy fácil empezar a experimentar con el programa, la cosa se complica cuando queremos hacer algo muy concreto. En este sentido, las opciones de ayuda y los tutoriales que ofrece el programa son muy limitados, aunque se agradece el hecho de que hayan incluido videos demostrativos. Sin embargo, ni siquiera el manual físico del programa es de gran utilidad, ya que se limita a explicar las características del software que tenemos entre manos.

 

Hay diferencias muy evidentes entre la versión Básica  (49,90 euros) y la Premium (99,90 euros). No tanto en el aspecto general, pero sí en el número de sintetizadores y efectos con los que podemos adornar nuestras composiciones. De hecho, nos atreveríamos a decir que si lo que realmente te interesa es la composición musical más allá de algunos cortas y pegas, adquiere directamente la versión Premium ya que experimentar con la Básica puede ser una experiencia algo frustrante.

 

Su concepto de tienda on-line en el que adquirir complementos para el programa es demasiado elitista. Con esto queremos decir que, a diferencia de otros programas cuyas tiendas de complementos contienen elementos gratuitos y de pago, Magix ha optado por una versión íntegramente de pago, por lo que puede desanimar a más de uno.

 

Conclusiones

 

Un software de creación musical destinado al usuario doméstico y semiprofesional. Programa muy versátil y sencillo de usar que permite elaborar composiciones musicales de calidad sin necesidad de tener amplios conocimientos. Buena relación calidad precio y una opción recomendable tanto para quienes quieren dar sus primeros pasos como para aquellos que quieren ir más allá gracias a la gran cantidad de opciones disponibles.

 

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