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Sistemas operativos menguantes

Parece que una nueva moda está calando hondo entre los desarrolladores de sistemas operativos. Las últimas ediciones de Mac OS X, Linux, y Windows se esfuerzan por tratar de reducir al máximo el consumo de recursos y el tamaño del núcleo, con el objetivo de convertirse en desarrollos más veloces, de arranque más rápido, y que necesiten menos recursos hardware para que podamos aprovechar todas sus ventajas.

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Parece que una nueva moda está calando hondo entre los desarrolladores de sistemas operativos. Las últimas ediciones de Mac OS X, Linux, y Windows se esfuerzan por tratar de reducir al máximo el consumo de recursos y el tamaño del núcleo, con el objetivo de convertirse en desarrollos más veloces, de arranque más rápido, y que necesiten menos recursos hardware para que podamos aprovechar todas sus ventajas. 

 

Más y más desarrollos parecen haber tenido encuentra esta nueva tendencia de la informática actual en la cual los tiempos de arranque, la velocidad y el consumo de recursos son los factores esenciales que se han considerado en su diseño. Esos principios básicos han quedado relegados a un segundo plano desde hace tiempo en los principales desarrollos de Apple o Microsoft. Mac OS X, Linux y Windows han ido creciendo en prestaciones, pero también en tamaño y consumo de recursos.

 

 

Sin embargo, la tendencia actual parece marcar una vuelta al pasado en la cual los núcleos estos sistemas operativos buscan ser lo más reducidos posibles. Algo que por ejemplo ya empezamos a ver Windows Server 2008, y que siempre fue una realidad más o menos palpable en Linux. La modularidad de estos sistemas fue uno de sus principales avales, pero no siempre sus prestaciones respondieron a las necesidades de todos los usuarios.

 

En InfoWorld han realizado un completo artículo repasando la actualidad de los principales sistemas operativos en este sentido. En dicho reportaje se reflejan claramente las pautas de diseño de las últimas versiones de los principales sistemas operativos. Mac OS X 10.6, Windows 7 y los nuevos núcleos y distribuciones de Linux están apostando por la eliminación de algunas características que se incluían de serie y que ahora se activan de forma opcional a gusto del usuario.

 

 

Windows 7 es un perfecto ejemplo de esta tendencia. El nuevo sistema de Microsoft es más ligero y menos exigente en recursos, lo que permitirá instalarlo en máquinas mucho menos potentes como netbooks (con algún que otro problema) sin por ello perder eficiencia. Distribuciones como Ubuntu eliminan componentes como MySQL, CUPS o LDAP para tratar de reducir el tamaño de instalación del sistema operativo y el número de servicios que se activan nada más iniciar la máquina, y el sistema de ficheros EXT4 promete mejoras significativas en los tiempos de arranque de las distribuciones GNU/Linux.

 

No todo mundo está convencido de que los sistemas operativos tradicionales mantendrán esa tendencia a reducir sus componentes de serie en búsqueda de una eficiencia y velocidad máximas. Tony Meadow, presidente de Bear River Associates, afirma que la actual huella de recursos que imprimen estos desarrollos está reduciéndose a base de eliminar APIs antiguas, pero cree que las nuevas capacidades de estos mismos sistemas operativos harán que esas viejas APIs serán sustituidas por otras que harán que la reducción del núcleo sea insignificante, o que incluso hará que dichos núcleos sean más complejos y de mayor tamaño.

 

Sea como fuere, es evidente que los sistemas operativos actuales parecen estar buscando la velocidad, la eficiencia, y el mínimo consumo de recursos como principios básicos. Buenas noticias para los usuarios.

 

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