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Prohibido Internet barato

Los ciudadanos y empresas de Wilson, una ciudad estadounidense de Carolina del Norte, estaban cansados de sufrir un acceso a Internet lento y caro y construyeron una red de fibra óptica propia. Ofrecida a grandes operadoras como Time Warner Cable o Embarq, estas se negaron a gestionarla por lo fue el mismo ayuntamiento el que lo hizo. Ahora las telecos presionan para paralizar el servicio y mantener su monopolio.

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Los ciudadanos, empresas y administración de Wilson, una ciudad estadounidense de Carolina del Norte, estaban cansados de sufrir un acceso a Internet lento y caro y construyeron una red de fibra óptica propia. Ofrecida a grandes operadoras como Time Warner Cable o Embarq, estas se negaron a gestionarla por lo fue el mismo ayuntamiento el que lo hizo. Ahora las telecos presionan para paralizar el servicio y mantener su monopolio.

Cuando las operadoras de telecomunicaciones se negaron a gestionar la infraestructura pública -creada ante la negativa de los ISPs en invertir en nuevas redes en una pequeña población- las autoridades encargaron un estudio de investigación que mostró que el servicio sería muy barato de gestionar y que incluso con una tarifa económica para el cliente final reportaría beneficios a las arcas públicas.

Es por ello que crearon la compañía pública Greenlight para gestionar la Red. Desgraciadamente, gigantes de las telecomunicaciones como Time Warner Cable, se dieron cuenta que tendrían que competir contra un proveedor de servicios más rápido, fiable y barato, por lo que pusieron en marcha sus lobbys presionando a los legisladores estatales, buscando la paralización de la red.

La norma ha llegado con el significativo nombre de “ajuste del campo de juego” y como tristemente era de esperar está encaminada a proteger el monopolio del que disfrutan los grandes proveedores de Internet. La comunidad de Wilson se está movilizando ahora para salvar su Red, bajo la premisa que “la banda ancha es un elemento esencial como el agua limpia y los buenos caminos”, según indican en su blog.

Un servicio que disfrutan 3.000 suscriptores de la red pública de la pequeña población de Wilson, con ancho de banda simétrico para las empresas locales de 1 Gbps y 100 Mbps para los usuarios domésticos. Un servicio de calidad y tremendamente económico, algo que como vemos no pueden permitir los monopolistas proveedores, como explican las autoridades de Wilson: “Ellos no quieren igualdad de condiciones. Ellos quieren ser el único equipo en el campo”.

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