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Por qué arranca rápido Windows 7

En un artículo difundido por la web de prensa de Microsoft uno de los desarrolladores de Windows 7, Aaron Dietrich, habla de cómo se ha conseguido que el nuevo sistema arranque más rápido que sus antecesores. Dietrich se muestra sorprendido de la repercusión mediática de la velocidad de arranque de Windows 7. Señala además que para optimizar el proceso se siguieron dos líneas: la de cargar algunos procesod de descarga en segundo plano y la de reducir el tamaño del código necesario para arrancar.

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En un artículo difundido por la web de prensa de Microsoft uno de los desarrolladores de Windows 7, Aaron Dietrich, habla de cómo se ha conseguido que el nuevo sistema arranque más rápido que sus antecesores. Dietrich se muestra sorprendido de la repercusión mediática de la velocidad de arranque de Windows 7. Señala además que para optimizar el proceso se siguieron dos líneas: la de cargar algunos procesod de descarga en segundo plano y la de reducir el tamaño del código necesario para arrancar.

 

Hemos hablado largo y tendido sobre las ventajas de Windows 7 sobre sus antecesores, y en particular hemos tenido la ocasión de comprobar cómo el nuevo sistema ofrecía una mayor velocidad de arranque y explicar algunas de las razones de ello. En un artículo aparecido hoy en la web de prensa de Microsoft hemos podido leer una entrevista del responsable directo de que Windows 7 arranque más rápido con algunos datos interesantes.

 

 

Su nombre es Aaron Dietrich, y él es el primer sorprendido de la repercusión que ha tenido en los medios especializados la mejora de la velocidad de arranque del sistema. Confiesa que en un principio cuando acometió la tarea no le pareció de las más «aparentes» de Windows 7 y que su trabajo iba a quedar en el anonimato. En realidad no se trató un trabajo de un equipo, sino una tarea difícil de coordinación de varios equipos que se ocupaban de distintas partes del sistema.

 

Concretamente, la aceleración del proceso de arranque del nuevo Windows se realizó a través de dos tareas principales. La primera fue la de conseguir que funcionaran en segundo plano muchas de las tareas de arranque y que se aprovechara la estructura multihilo de los procesadores modernos para que los varios procesos que se ejecutan al iniciar el sistema lo hicieran de forma simultánea mientras el núcleo de Windows detectaba e inicializaba dispositivos.

 

 

Esto permitió conseguir un aumento de prestaciones de un 25% aproximadamente con respecto a Windows Vista. La segunda estrategia principal fue la de reducir de forma drástica el bloque del sistema operativo necesario para que sea cargado en memoria y pueda cargar el resto de componentes. En esta línea ya se habló por parte de los desarrolladores del sistema del famoso MinWin, un núcleo de Windows en el que había eliminado lo superfluo y se habían cortado las conexiones no necesarias con librerías de nivel superior.

 

Para hacernos una idea del cambio, el bloque requerido por Windows Vista para inicializar el sistema era de entre 220 y 240 Mbytes de código. En el caso de Windows 7 este bloque se ha reducido a un tamaño que varía entre 140 y 180 Mbytes dependiendo de la configuración del sistema. Dos cambios importantes que han contribuido a hacer de Windows 7 un sistema operativo de excelentes prestaciones.

 

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