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En busca del arranque rápido

En Microsoft afirman que Windows 7 es capaz de arrancar en tan solo 11 segundos, pero la mayoría de los usuarios tenemos que esperar bastante más a tener una sesión de Windows 7 disponible. ¿Cómo es posible lograr esos tiempos? La elección de una buena placa base y sobre todo de buenos componentes es esencial. Y entre todos los componentes, uno destaca con nombre propio a la hora de tener un tiempo de inicio lo más corto posible: el uso de unidades SSD, más caras, pero veloces como el rayo.

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En Microsoft afirman que Windows 7 es capaz de arrancar en tan solo 11 segundos, pero la mayoría de los usuarios tenemos que esperar bastante más a tener una sesión de Windows 7 disponible. ¿Cómo es posible lograr esos tiempos? La elección de una buena placa base y sobre todo de buenos componentes es esencial. Y entre todos los componentes, uno destaca con nombre propio a la hora de tener un tiempo de inicio lo más corto posible: el uso de unidades SSD, más caras, pero veloces como el rayo. 

 

En Maximum PC han realizado un estudio con varios componentes en el que ha analizado cómo afectan esos elementos a la secuencia de arranque, pero han destacado especialmente la importancia de contar con una unidad SSD de buena calidad, que supone un factor esencial a la hora de reducir los tiempos de inicio de nuestro sistema.

 

 

Uno de los aspectos interesantes del análisis es el que afecta a las plataformas para portátiles, que tienen un tiempo de carga de la BIOS más corto que los PCs de sobremesa porque son sistemas optimizados con menos componentes que iniciar e inventariar.

 

La BIOS también juega un papel fundamental en el proceso, y eligieron varias placas base con soporte de la característica Quick Boot para reducir esos tiempos iniciales. De hecho, la activación de dicha opción en las BIOS reduce en unos 10 segundos el tiempo de arranque.

 

 

 

También debería ser importante ajustar el rendimiento de Windows, y para ello es interesante comprobar si desactivar características puede afectar a los tiempos de arranque. Así, eliminaron funciones como como Aero, la restauración del sistema, o ciertos servicios que no son imprescindibles, pero que como demostraron las pruebas no afectaron al tiempo de arranque total.

 

Tampoco funciono un truco que ya apareció en tiempos de Windows Vista y que permite habilitar el aprovechamiento de varios núcleos del procesador durante el arranque a través del asistente de msconfig. De hecho, los ajustes que probaron no supusieron apenas mejoras en el proceso.

 

 

El resultado final fue por lo tanto mucho más dependiente de los componentes hardware elegidos -poner 8 Gbytes en lugar de 4 Gbytes incrementó 1 segundo y medio ese proceso- y al final lograron un tiempo de reloj de 30 segundos, aunque el sistema ya era usable a los 15 segundos.

 

Como concluyen en Maximum PC, dado el buen comportamiento de los sistemas de hibernación y suspensión de Windows 7 que ofrecen un arranque mucho más inmediato, este tipo de pruebas quizá son más anecdóticas que otra cosa, pero aún así, interesantes.

 

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