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Análisis

Microsoft Arc Touch Mouse

Microsoft acaba de presentar en sociedad una nueva revisión de su ratón “de diseño” Arc Touch, un periférico que sin lugar a dudas no dejará indiferente a nadie. Pensado especialmente para los usuarios que demandan un alto grado de movilidad, este periférico inspirado en la revisión anterior diseñada por Philippe Stark, destaca por un «esqueleto interno» que nos permite «estirarlo» y transportarlo con suma facilidad. A esto hemos de sumarle un diseño digno de Apple y su apuesta por la ergonomía.

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Microsoft acaba de presentar en sociedad una nueva revisión de su ratón “de diseño” Arc Touch, un periférico que sin lugar a dudas no dejará indiferente a nadie. Pensado especialmente para los usuarios que demandan un alto grado de movilidad, este periférico inspirado en la revisión anterior diseñada por Philippe Stark, destaca por un «esqueleto interno» que nos permite «estirarlo» y transportarlo con suma facilidad. A esto hemos de sumarle un diseño digno de Apple y su apuesta decidida por la ergonomía.

Ficha técnica

Lo primero que descubrimos cuando sacamos el Arc Touch Mouse de su caja es que no se trata de un ratón al uso. Más allá de su reducido tamaño, enseguida salta a la vista que ha sido diseñado especialmente para ser utilizado en un entorno de movilidad. Armado con un esqueleto interno flexible, la última criatura de Microsoft permite que la estiremos en toda su longitud, obteniendo como resultado un accesorio completamente plano que podemos acoplar con suma facilidad en cualquier hueco de nuestro equipaje.

Dicho mecanismo articulado es además responsable del encendido y el apagado del periférico (que de hecho sólo funciona cuando el ratón se encuentra en su posición natural) incluyendo además las funciones de sincronización por radiofrecuencia con el mini receptor USB que deberemos conectar a uno de los puertos de nuestro equipo. De tamaño diminuto, correríamos el riesgos de perder el receptos a las primeras de cambio si no fuera que tiene la capacidad de actuar como un imán, por lo que ambos elementos pueden transportarse junto (el uno sobre el otro) sin problemas.

Sin embargo en este punto estamos seguros de que algunos usuarios se toparán con la primera de las pegas que pueden achacársele a lo último de Microsoft. ¿Por qué un ratón que cuesta casi 70 euros sigue necesitando un receptor USB 2.0? ¿No hubiese sido mejor decantarse por una interconexión Bluetooth?

Depende. Si bien es cierto que con Bluetooth ganamos en movilidad, ya que nos olvidamos de transportar con nosotros un componente adicional y dejamos libre uno de los puertos de nuestro equipo, también lo es que los ratones Bluetooth devoran con gran velocidad la mayoría de las pilas del mercado.

Teniendo en cuenta que Microsoft promete en este modelo una autonomía de hasta ocho meses, podemos asomarnos a las razones que han llevado a los de Redmond a optar por un sistema que promete regalarnos cuotas más altas de autonomía. Por otro lado, los usuarios que continuamente están viajando con su portátil «a cuestas» difícilmente hacen un uso intensivo de los puertos USB, si no es para introducir un pendrive o un accesorio de forma muy ocasional.

 

 

Pequeño sí, pero muy ergonómico

Una de las pegas principales que suelen achacársele a los ratones pensados para netbooks o ultraportátiles es que son incómodos de utilizar y poco ergonómicos. En este punto no podemos sino aplaudir el gran trabajo que ha hecho Microsoft par diseñar no sólo un ratón de tamaño contenido, sino que además es extremadamente cómodo.

Su gran curvatura se adapta perfectamente a nuestra mano, que no “sufre” creando los ángulos extraños y antinaturales que descubrimos en muchos otros productos.

El movimiento se vuelve fluido y cómodo, de modo que incluso si trabajamos durante varias horas no notaremos ni cansancio ni molestias. Es evidente que quizás no es el ratón perfecto para un creativo que pasa el 90% de su tiempo realizando movimientos con el ratón, pero consideramos que puede ser una gran opción incluso para ordenadores de sobremesa.

Blue Track: el “corazón de Arc Mouse”

Si abundamos en el concepto de movilidad que desprende este producto, no podemos dejar pasar por alto una de sus principales características: su sensor Blue Track, el sensor de posicionamiento “azul” de Microsoft que podemos encontrar en sus últimos productos.

Gracias al mismo, ya que dispone de una capacidad que cuadriplica a del posicionamiento óptico tradicional, podemos trabajar con Arc Touch sobre cualquier superficie, obteniendo resultados extremadamente precisos. Incluso cuando trabajamos sobre el cristal (una superficie sobre la cual los tradicionales ratones ópticos dejan de funcionar), Arc Touch muestra una competencia sin rival.

Pero si bien es cierto que las características de Blue Track son más que notables, la pregunta que debemos hacernos en este punto es la siguiente: ¿merece la pena pagar la diferencia?

Desde luego, si vamos a trabajar en escenarios poco habituales, en los que tengamos que enfrentarnos a superficies no del todo lisas o con suciedad, la diferencia la vamos a notar desde el primer momento. Si por el contrario nuestro trabajo se desarrolla en espacios “asépticos” o de oficina, en realidad puede que estemos pagando por una tecnología a la que nunca vamos a sacar partido. En cualquier paso representa un pequeño salto tecnológico y si lo que queremos es estar a “la última” seguro que lo vamos a apreciar.

¿Un ratón táctil?

Antes de su lanzamiento al mercado, algunos medios especializados aseguraban que el Arc Touch era la respuesta que Microsoft iba a dar al famoso Magic Mouse de Apple: un ratón multitáctil con el que mejorar nuestra experiencia en el ordenador y en la web.

Sin embargo, en cuanto empezamos a trabajar con el gadget de Microsoft, descubrimos que esto ni es así, ni pretende serlo. Frente a la zona táctil que cubre toda la superficie del Magic Mouse, en el producto de los chicos de Redmond descubrimos que la zona táctil se limita a una estrecha franja situada entre los dos botones del teclado y que corresponde como no podía ser de otra forma, con la tradicional rueda de scroll.

Dicha franja táctil permite algunos gestos, como por ejemplo un scroll suave cuando deslizamos el dedo sobre toda su superficie, o uno más abrupto y directo cuando punteamos sobre uno de los extremos de la misma. Además, también podemos configurar dicha superficie para que actúe como un tercer botón.

Aunque en general la respuesta táctil que nos ofrece esta franja es correcta (aunque queda lejos de la experiencia que ofrece el Magic Mouse) el problema es que al ser totalmente plana cuesta encontrarla «a ciegas» si no llevamos un tiempo manejando el dispositivo de Microsoft.

En este sentido, no resulta infrecuente encontrarnos a nosotros mismos deslizando el dedo fuera de la franja táctil, lo cual resulta un poco frustrante hasta que nos acostumbramos. Eso sí, una vez que lo hacemos, el comportamiento es de lo más fluido que podemos encontrar en cualquier otro ratón.

Microsoft Arc Touch Mouse

Conclusiones

Como casi todos los periféricos desarrollados por los chicos de Redmond, el Arc Touch es un producto de notables prestaciones, muy por encima de la media. Su esqueleto interno, el sistema de posicionamiento Blutrack y su apuesta por la ergonomía son factores que convierten a este producto muy a tomar en cuenta para todos los usuarios que necesitan trabajar en movilidad.

Por contra, sus supuestas capacidades táctiles nos han dejado bastante indiferentes. Su franja táctil central no mejora significativamente las prestaciones de una rueda de desplazamiento tradicional y los otros pocos gestos que permite (punteado superior e inferior) nos parecen una nimiedad comparados con las posibilidades que sí ofrece un ratón táctil como el Magic Mouse de Apple.

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