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Kick Ass: listo para machacar

El próximo 11 de octubre se estrena en Blu-ray, «Kick-Ass: listo para machacar», una cinta que supone una vuelta de tuerca y una crítica descarnada al cine de superhéroes que tan en boga está en los últimos tiempos. Kick-Ass es todo lo que no debería ser un super héroe al uso: fofo, mal entrenado, algo miedica… pero a la vez representa a toda una generación de adolescentes que un día quisieron poder volar como Superman.

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El próximo 11 de octubre se estrena en Blu-ray, «Kick-Ass: listo para machacar», una cinta que supone una vuelta de tuerca y una crítica descarnada al cine de superhéroes que tan en boga está en los últimos tiempos. Kick-Ass es todo lo que no debería ser un super héroe al uso: fofo, mal entrenado, algo miedica… pero a la vez representa a toda una generación de adolescentes que un día quisieron poder volar como Superman y que tras algún que otro diente perdido en el camino, se dieron cuenta de que no era posible.

 

 

 

¿Alguien se acuerda de la gran serie de los 80 «El gran héroe americano»? En aquella serie Ralph Hinkley se transformaba casi en contra de su voluntad en un héroe que apenas sabía volar sin aterrizar encima de un árbol, se equivocaba frecuentemente a la hora de utilizar sus super poderes…pero de alguna forma, no sabemos muy bien cómo, acababa por resolver la situación de la forma más simpática posible.

 

¿Por qué traemos a colación esto? Porque Kick-Ass, encarnado por Aaron Johnson, tenemos precisamente eso: un anti-héroe, un héroe accidental que protagoniza la historia de su vida sin saber muy bien cómo manejar unos acontecimientos que se suceden a toda velocidad. En Kick-ass no encontramos un relato dulcificado para los grandes consumidores de blockbusters, sino uno de los productos más gamberros y violentos que ha producido Hollywood en los últimos años.

Y es que Kick-ass no sólo es violenta, es la esencia de la violencia. Mientras que en las películas tradicionales de superhéroes los estudios nos saturan con todo tipo de explosiones y efectos especiales en los que rara vez se ve una gota de sangre, en la cinta de Matthew Vaughn la sangre corre a raudales desde la primera hasta la última de las escenas. En este sentido, su director parece tomar prestado lo mejor del cine de Tarantino y lo más extraño de la filmografía de Robert Rodriguez, agitándolo con fuerza y creando un cocktail explosivo que a nadie puede dejar indiferente.

 

Desde el malo malísimo, el mafioso Frank D’Amico que controla la ciudad, su inepto y traidor hijo Chris, pasando por el buen policía Damon Macready (Nicolas Cage) y el propio Kick-ass, todos los personajes son una burda burla de lo que deberían der ser. Quizás por esto, cuando nos acostumbramos al trepidante ritmo de la película, entendemos que la violencia no es ya ese elemento desagradable que puebla innecesariamente muchas producciones, sino un elemento más de un atrezzo en el que una niña de siete años (Mindy Macready), es capaz de asesinar a sangre fría a más de cuarenta «malos malísimos».

 

 

¿Nos gusta Kick-Ass? De alguna forma, es imposible que no pueda gustarnos. Es un elogio continua a las películas de serie B y a la vez su columna sonora (una de las mejores que se recuerdan) nos remite directamente a una sesión de palomitas, risas con los amigos, intranscendencia y sobre todo, mucha diversión.

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