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Análisis

MacBook Air de 13 pulgadas

Apple renovó sus ordenadores ultraligeros en octubre de 2010 y desde entonces se han confirmado claras referencias del mercado de los ordenadores portátiles de esta gama. Su diseño y nuevas prestaciones son fantásticas, y se confirman tanto en el modelo de 11,6 pulgadas que ya analizamos como en el modelo con pantalla de 13 pulgadas, que aporta más potencia hardware para completar un portátil que puede convertirse perfectamente en el primer equipo de cualquier usuario.

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Apple renovó sus ordenadores ultraligeros en octubre de 2010 y desde entonces se han confirmado claras referencias del mercado de los ordenadores portátiles de esta gama. Su diseño y nuevas prestaciones son fantásticas, y se confirman tanto en el modelo de 11,6 pulgadas que ya analizamos como en el modelo con pantalla de 13 pulgadas, que aporta más potencia hardware para completar un portátil que puede convertirse perfectamente en el primer equipo de cualquier usuario.

Hace tres semanas a estas horas recibía mi nuevo y flamante MacBook Air de 13 pulgadas, encargado el pasado viernes 26 de noviembre. Esa fecha se celebraba el famoso Black Friday americano, un día especial entre los yanquis porque es el día de la fiebre consumista entre los compradores de tecnología (junto al Black Monday), y que en Apple llevan un par de años trasladando a nuestro país con algunos descuentos interesantes. En este caso, 100 euros en el MacBook Air que en realidad "reutilicé" para ampliar la memoria a 4 Gbytes.

No voy a mentir: gastar 1.287 euros en un portátil hoy en día es un dolor. Pero hace tiempo que buscaba una máquina con ciertas garantías y sobre todo ciertas características, y aunque había alguna que otra opción -algo más barata, puede ser, pero sin unidad SSD normalmente- me tiré a por los ultraligeros de Apple porque su combinación de pantalla, diseño, tamaño, peso y batería me parecían difíciles de igualar por ningún modelo actual. Al que tiene mejor procesador o batería le perjudican sus dimensiones, y al que tiene mejor precio suele carecer de SSD -eso, desde luego- y suele pagarlo también con una construcción que tiene sus "peros".

Y debo reconocerlo: una semana después estoy enamorado del equipo. Teniendo en cuenta que vivo de escribir sobre tecnología, tener un equipo que poder mover de un lado a otro sin sufrir, el poder tenerlo preparado casi de forma instantánea, y el poder disfrutar de esta potencia en estas dimensiones es una pasada. Puede que no sea el portátil perfecto, pero desde luego se acerca bastante a mi concepto en ese sentido. Y es lo que trataré de demostrar en el análisis que encontraréis a continuación. A ello. Aviso: es más largo que un día sin pan.

Unboxing, un arte en sí mismo

Hace tiempo que comenzaron a aparecer vídeos que no hace mucho hubiéramos dicho que eran ridículos. ¿Quién querría ver cómo se abre una caja de un aparatito? Pues resulta que mucha gente. Los famosos unboxing de productos Apple han demostrado que el cuidado en el detalle es máximo en todo lo que rodea a sus productos, y el MacBook Air no es una excepción.

Eso sí, me dejó un poco extrañado el hecho de que la caja, aunque muy bien preparada, era bastante más ancha de lo que me esperaba. Teniendo en cuenta lo delgado que es el MacBook Air, es raro que el ancho sea de unos 6 o 7 centímetros.

Dentro, por supuesto, presentación impecable, con detalles como el que la tapa superior de la caja está forrada en su interior por una zona acolchada, lo que permite proteger aún más el portátil. La disposición minimalista del MacBook Air y de un pequeño compartimento para las instrucciones, la famosa llave USB de recuperación y la fuente de alimentación es simple pero elegante. Apple podía haber hecho un packaging sensiblemente más pequeño, pero aún así volvemos a encontrarnos con una presentación impecable.

El diseño: pequeñas grandes ideas

Como nuevo usuario de portátiles de Apple lo primero que me sorprendió del diseño del portátil no fue su delgadez o su forma de cuña (más alto en la parte de la bisagra con la pantalla para terminar en un filo casi equiparable al de un cuchillo). ¿Cuál fue la sorpresa? Que el MacBook Air es un portátil frío.

Así es. El MacBook Air no es un portátil "cálido", en toda la magnitud de la palabra. El material está pensado precisamente para eso -y otras cosas, como ahorrar en peso- pero cuando uno coge repetidamente el MacBook Air eso deja una sensación extraña. El plástico de las carcasas de otros portátiles no da esa sensación tan clara, y ciertamente es algo curioso cuando uno se pone a trabajar con la solución de Apple.

Respecto al diseño en sí, qué puedo decir: me parece fantástico. La delgadez del portátil raya en lo imposible, sobre todo en la parte "inferior", la más cercana a nosotros cuando trabajamos con él, La disposición de los dos puertos USB, del puerto Mini DisplayPort o del conector MagSafe es lógica (tienen que aprovechar la parte "gorda" de los laterales), y aunque en cuestión de puertos de expansión hay limitaciones importantes -yo echo de menos el conector Ethernet- todo está pensado con un objetivo: centrarse en un usuario móvil, que no suele estar enchufado a su mesa de trabajo como lo haría con un PC de sobremesa tradicional.

Cuidado: eso no quita para que pueda convertirse en el equipo principal de cualquier usuario, algo que han demostrado fantásticos análisis como el de Ben Brooks, que tiene un blog muy maquero pero con un diseño y unos contenidos fantásticos. Buena parte de mi análisis sigue su línea, así que el mérito es en parte suyo.

Así de delgadito es el MacBook Air.

De hecho, esa idea se traslada a todo el portátil en su conjunto. Lo iremos viendo más adelante, pero este portátil trata de ofrecer otra forma de comprender la forma de trabajar de los usuarios. No necesitas un disco duro de 500 Gbytes en tu portátil, porque como suele decirse, si necesitas ese disco duro es que probablemente lo hayas llenado ya y estés llorando porque no tienes un disco duro interno de 1 tera. De hecho, reflexión al canto: cuanto más espacio en disco tenemos, más queremos… sin necesitarlo estrictamente. Para eso están los discos duros externos, o los PCs de sobremesa con su capacidad de expansión "barata".

Cualquiera que haya visto el MacBook Air destripado coincidirá en que el diseño de Apple no solo destaca por su exterior. De hecho, casi destaca más por su interior, una obra maestra de la ingeniería que logra conjugar todos los componentes "reales" del portátil es una lámina que se sitúa en la parte superior del portátil, para dejar espacio a algo a lo que Apple le da muchísima importancia: la batería. Yo diría que el 85% del espacio interior del portátil lo ocupan las celdas de una batería sorprendente.

La demostración la tenéis en el famoso despiece que realizaron en iFixit, aunque para su artículo utilizaron el modelo de 11,6 pulgadas. Para destripar el MacBook Air hacen falta algunas herramientas singulares -como el destornillador con "punta de margarita" para los primeros tornillos, y que está a la venta para los interesados por 30 dólares- y puede ser una opción interesante para intercambiar algunos componentes, como el chip WiFi del que hablaré más adelante.

Otros elementos del diseño menos importantes -al menos para mi- son los que afectan a áreas como el marco de la pantalla, que ahora está rodeada de aluminio gracias a la tecnología Unibody de Apple, y que sustituye así esos marcos de cristal de espejo negros que molaban más… si uno no ponía los dedacos encima.

La webcam integrada es compatible con FaceTime y es realmente canija. Tanto, me temo, que la calidad de imagen no tiene mucho que ver con las cámaras iSight de los MacBook Pro o los iMac, por ejemplo. Además, no hay LEDs por ningún lado: mientras que en los MacBook Pro existe por ejemplo un LED que indica que el equipo está en suspensión, aquí no hay indicador alguno. Eso sí, el célebre logo de la manzana de la parte trasera de la pantalla sigue iluminándose cuando el portátil está encendido y la tapa está abierta.

Esta es la ranura de un MBP, pero el problema de la ranura SD es análogo en los MacBook Air.

En el lateral derecho tenemos una ranura SD que está muy bien si uno trabaja con ese formato. Las cámaras digitales suelen utilizarlo (aunque parece que las tarjetas CF vuelven a la vida en los últimos tiempos), así que contar con dicho lector está muy bien. Lamentablemente la ranura no es del tipo "slot-in": cuando insertas una tarjeta no queda metida del todo, y sobresale una parte que rompe un poco ese diseño integral de los modelos de Apple.

El conector MagSafe es sin duda uno de los inventos más interesantes de Apple en el segmento de los portátiles, y es curioso que ningún fabricante haya seguido ese camino. El tamaño del adaptador de corriente es muy reducido, y el funcionamiento del conector MagSafe -que ahora es más pequeño e igualmente eficiente- es perfecto. Parece que hay algunas críticas con los cables y conectores MagSafe, pero puede que se hayan solucionado con estos nuevos modelos.

Otra de las curiosidades de este diseño de Apple es el hecho de que el propio portátil aprovecha el formato cuña: más alto en la parte trasera, más bajo y casi con un peligroso filo en la parte delantera, a la que nos enfrentamos cuando trabajamos con él. ¿Qué tiene eso de especial? Pues el hecho de que se facilita una postura más ergonómica para la escritura.

La posición de las manos es ligeramente más cómoda, más natural. De hecho, el principio es el mismo que el de los accesorios reposamuñecas de los teclados convencionales. Apple nos ha ahorrado un poco de cansancio muscular con este diseño, y eso siempre es de agradecer si pasamos muchas horas escribiendo. Por cierto. Hablemos del teclado.

Redescubriendo la escritura

Como seguramente os pase a muchos de vosotros, soy un usuario de costumbres. Me he acostumbrado a los teclados de perfil bajo -como los de muchos portátiles, y que me conquistaron desde que tuve en mis manos mi viejo HP Omnibook 500 con el que escribía a la velocidad del rayo- y aunque aquí hay gustos de todo tipo, no estaba seguro de que el teclado chiclet de teclas tipo islas separadas me pudiese convencer.

Teclado chiclet (versión US).

Y es probablemente la mayor sorpresa que me he llevado. Cada vez escribo más rápido en él, y cada vez cometo menos errores ortográficos porque es más difícil que confundas un tecla con la que está al lado. Esa separación obliga a un pequeño recorrido adicional, pero sobre todo enfoca más el dedo donde tiene que pulsar. El tacto del teclado y su respuesta es alucinante. El material "gomoso" recuerda un poco al legendario teclado de los Spectrum 48K, aunque eso sí, hay un pero.

La disposición de las teclas, y los viejos atajos de Windows

Apple tiene sus propias ideas a la hora de controlar su sistema operativo, y eso no es una excepción para el sistema operativo. Lógico: lo vienen haciendo desde siempre, pero en los últimos tiempos se han puesto aún más pijos con las disposiciones de sus teclados, que no tienen nada que ver con las de Windows. Y aquí son lentejas. O las comes, o las dejas.

Para los que venimos de Windows y estamos todo el día con atajos que usan las teclas Ctrl, Alt o Windows de nuestros teclados convencionales acostumbrarse a los atajos de Mac OS X es un pequeño desafío. No es que sea complicado, pero tras tantos años de usar Ctrl-C y Ctrl-V para copiar y pegar a uno se le hace raro hacer lo propio con Cmd-C y Cmd-V.

En Mac OS X no hay otra que aprenderse los nuevos atajos y utilizarlos, pero obviamente puedes reasignar esos atajos a los que ya conoces -más o menos- y lo mismo ocurre si instalas Windows en el MacBook Air: podrás crear tu propio mapa de teclado, aunque de esto hablaré un poco más adelante.

La mayor pega del teclado para los maqueros tradicionales es, sin duda, la ausencia de retroiluminación. Esta verdadera chulada permite trabajar cómodamente en el teclado como dictan las pelis de Hollywood. Parece que en las pelis y las series lo de trabajar con luz está prohibido (siempre están en penumbra, que mola más), y aunque en realidad lo de la retroiluminación es útil para esas situaciones, yo no lo echo en falta porque 1) nunca lo he tenido y 2) nunca (o casi) miro al teclado cuando escribo. Así que me da igual que se ilumine o no. Pero entiendo que sea una característica valorada y que da un poquito de pena no tener teniendo en cuenta el coste del MacBook Air.

Un trackpad del tamaño de Alabama

Acostumbrado a los trackpads (el nombre que Apple le da a los touchpads) minimalistas de los portátiles de los fabricantes de PCs, contar con un trackpad multitáctil como el de Apple es otra de las claras mejoras a las que un usuario novel de estos portátiles se puede enfrentar. No solo eso: el mimo que Apple ha puesto en los controles táctiles se nota en su sistema operativo, con una serie de gestos integrados que permiten combinar uno, dos, tres y hasta cuatro dedos para distintas operaciones por defecto.

No soy mucho de touchpad/trackpad -me encantaba el Trackpoint (o "clítoris", sin segundas)- de los ThinkPad y de algunos HP (como mi citado Omnibook 500)- pero desde luego el trackpad del MacBook Air está en otra división. Su tacto es fantástico, su capacidad de respuesta es alucinante y lo de los gestos, si te acostumbras, es una cucada. Lo único que no me acaba de convencer es que el própio trackpad es un botón en sí mismo que hay que pulsar (no basta tocar) para acceder al clic del ratón. Aun así, mola que te mola.

La pantalla, un detalle al que pocos prestan atención

En mi lista de prioridades en la búsqueda del portátil perfecto estaba muy arriba la selección de un modelo con una pantalla de bastante calidad. El tamaño perfecto para mi era de 13 pulgadas, y la mayoría de portátiles del mercado de los PCs con ese tamaño de pantalla ofrecen una resolución de 1.366×768. El único más ambicioso en ese apartado era el Sony VAIO Z Series, cuya pantalla va de los 1.600 x 900 hasta los impresionantes 1.920×1.080 de sus pantallas HD en las que probablemente necesites gafas de culo de botella para ver algo.

Sin embargo, en los MacBook Air han logrado ganar unos preciosos píxeles tanto en la horizontal como en la vertical para dar más espacio al escritorio y las aplicaciones: 1.440×900, una resolución perfecta para usuarios que, como yo, acostumbran a trabajar con dos ventanas de navegador en paralelo (enfrentadas a cada lado de la pantalla) para escribir. Es como tener un portátil de 15 pulgadas, pero metido en uno de 13. Y no creáis que el tamaño de iconos o tipografías hace todo especialmente pequeño. Fantástico.

Eso no es todo. La calidad de la pantalla es sencillamente alucinante, tal y como demuestra un análisis en profundidad de AnandTech en el que tanto el MacBook Air de 13 como el de 11,6 pulgadas mostraron sus poderes: los paneles usados por Apple son los líderes en contraste, niveles de blanco, niveles de negro y, en menor medida, el llamado Delta E, que mide la precisión de reproducción de colores.

El único problema técnico de los paneles que Apple está integrando en sus MacBooks es el de la profundidad de color. Aunque los venden indicando que las pantallas son capaces de representar "millones" de colores, es una verdad a medias -como otras de Apple-. Los paneles tienen capacidad para representar 18 bits de profundidad de color. 2^18 = 262.144 colores simultáneamente. Este tema ya causó polémica hace un par de años, y puede que vuelva a provocar cierto debate.

En Apple juegan con el concepto del dithering, que hace que colores adyacentes hacen que aparezca el efecto de que hay otro color entre ellos. Aparte de eso, obviamente cuando conectas el MacBook Air a una pantalla externa (que sí soporta 24 bits de color) obtienes esa profundidad de color y el soporte para esos "millones de colores" que publicitan. ¿Qué implicaciones tiene esto? Bueno, en la práctica mayoría de los casos no demasiada: la pantalla se ve fantástica. Sin embargo, puede que no sea la mejor opción para fotógrafos profesionales que buscan la mejor reproducción posible del color en sus pantallas.

El tipo de pantalla es glossy ("brillante"), algo que a muchos usuarios no les convence. Lo malo es que Apple no da opción en este apartado -pero sí una empresa llamada TechRestore-, pero a mi me importa bien poco: me encanta ese brillo. Acostumbrado a las aburridas pantallas mate, las propiedades de la pantalla glossy da más "viveza" a todo lo que uno hace, y aunque puede que pagues las consecuencias si usas el MacBook Air a la luz del día, la opción vuelve a compensar en términos generales.

Notebook LCD Quality - Contrast

Notebook LCD Quality - White

Fuente: AnandTech.

Los nuevos MacBook Air prescinden en esta generación del sensor que ajustaba el brillo de la pantalla automáticamente, otra de las características que algunospueden echar en falta pero que según algunos análisis que he visto por ahí -como el de AnandTech- no echan mucho de menos. Controlar el brillo manualmente suele ser lo mejor para personalizar la experiencia de usuario, así que en ese aspecto la pérdida no es significativa.

El secreto está en el disco

Llegamos a uno de los puntos cruciales de que el MacBook Air funcione tan bien como lo hace. Se trata de su unidad SSD, una Toshiba THNSNC128GMDJ (eso en mi caso, es el modelo de 128 Gbytes). Estos dispositivos forman parte de la serie HG de Toshiba, de la que podéis conocer más detalles en este PDF, y que están disponibles en varios formatos: unidades de 2,5 pulgadas, de 1,8 pulgadas, módulos Micro SATA y, por fin, los módulos utilizados en los MacBook Air, llamados Blade X-gale y que son especialmente sorprendentes por varias razones.

El disco SSD, que tiene toda la pinta de un módulo de memoria RAM. Pues no.

La primera de ellas, que disponen de un conector personalizado (ni SATA ni Micro SATA) que obviamente leviene de perlas a Apple a la hora de "acotar posibilidades de expansión". La segunda: que tiene un formato extraplano, con los chips de memoria Flash NAND dispuestos a lo largo de un módulo de 108,9 mm de longitud, 24 mm de anchura y tan solo 2,2 mm de espesor (3,7mm en el caso del de 256 Gbytes): perfectos para los propósitos de reducción de tamaño de Apple.

La interfaz de conexión es SATA 2.6 (a 3 Gbps, nada de 6 Gbps), y su gran rendimiento está justificado por las cifras del fabricante, que indica que las tasas medias de lectura y escritura son de 220 Mbytes por segundo y 180 Mbytes por segundo respectivamente.

Iometer - 128KB Sequential Write

Iometer - 128KB Sequential Read

Fuente: AnandTech.

Las prestaciones de estas unidades fueron analizadas por parte de Anandtech en su artículo sobre los nuevos MacBook Air, y demostraron que el rendimiento real de estas unidades es muy decente. Puede que no sean las mejores unidades del mercado, pero desde luego hay pocos SSD que se les puedan comparar hoy en día. El otro punto a favor es el hecho de que, como dicen en AnandTech, OSX no da soporte a TRIM , una serie de comandos que le indican al sistema operativo qué bloques de datos no se usan y pueden ser eliminados para reutilizarse. A pesar de esa ausencia de soporte, Apple se las ha ingeniado para que la eficiencia y prestaciones de estas unidades estén garantizadas durante mucho tiempo.

This tells us two things. First, through normal use the drive should be able to recover its performance over time (assuming you give it enough spare area). And second, if there’s any idle garbage collection in Apple’s custom firmware for the Toshiba controller it should be able to keep the drive running at peak performance even without TRIM supported in the OS. I don’t have a good way of measuring whether or not there’s GC enabled on the drive in OS X, but I suspect Apple is (at least it appears to be doing so on the Mac Pro’s SSDs).

Pero es que aún hay más. Aparte de que la unidad más o menos buena (tirando a más), todos sabemos el mimo que Apple pone a la hora de sacarle todo el jugo a los componentes que usa. Solo ellos pueden hacerlo, porque tienen un sistema operativo para estas máquinas y un conjunto de componentes muy específico y muy limitado que tienen que soportar al 110%. Mientras que en Windows el soporte tiene que ser universal para miles de máquinas con millones de configuraciones -algo que causa los consabidos conflictos hardware- en Apple dichos conflictos no pueden aparecer: va contra la propia naturaleza de una filosofía que une hardware y software de una forma indisoluble y muy especial.

Nos guste eso o no -ya contaré mi experiencia con Linux en el MacBook Air- hay que reconocer que eso tiene un beneficio claro: todos los componentes del MacBook Air funcionan a tope. Y el SSD no es una excepción. De hecho, es un ejemplo perfecto de esa integración.

El escenario en el que más se demuestra dicha integración del hardware y el software es en ese mensaje que Apple ha querido transmitir presumiendo del arranque "Instant On", o instantáneo. Por supuesto que el MacBook Air no arranca instantáneamente. Tarda entre 15 y 20 segundos. Pero lo que sí es instantáneo -y alucinante- es la suspensión. Alucinante.

De hecho, cuando uno cierra la tapa del MacBook Air y el equipo queda en estado de suspensión, volver a abrirla no da tiempo casi a ver cómo el sistema recupera la sesión suspendida. Para cuando has abierto la tapa, tu MacBook Air ya te está esperando. Es la pera. En otros sistemas operativos el efecto no está tan logrado -de nuevo, eso toca en otro artículo- pero funciona muy bien. Pero en Mac OS X se demuestra esa gran integración.

De hecho, en Anandtech sospechan (con razón) que Apple ha implementado algún tipo de firmware muy especial y específico en conjunción con Toshiba para lograr dos cosas. Una, ese arranque instantáneo con los modos de suspensión. Y dos, el hecho de que podamos tener el equipo 30 días en standby. O lo que es lo mismo: cierras la tapa de tu MacBook Air, te vas a Punta Cana un mes sin él, vuelves, la abres y te encuentras con la sesión con la que estabas trabajando. Pin pan. Ese hipotético firmware debe hacer gala de algún tipo de modo de consumo ultrabajo que permite dejar el equipo -tras un tiempo de "suspensión normal" determinado- con un estado de suspensión aún más económico en consumo energético que lo que habíamos conocido hasta ahora.

La batería, casi para tirar cohetes

Las baterías de los portátiles son uno de los mayores reclamos para los usuarios en las últimas generaciones de estos productos. Hoy en día algunos netbooks prometen más de 10 horas de batería, y algunos portátiles ofrecen entre 8 y 10 horas con un uso "light" del portátil. Puede que el MacBook Air de 13 pulgadas no sea el más capaz de los portátiles en este apartado, pero está claro que sus dimensiones limitaban esa autonomía.

Aún así, el rendimiento de la batería del MacBook Air es sobresaliente: sacarle 7 horas en modo ligero -navegación ligerita, algo de música,- a este ultraportátil es una gran noticia, y aunque puede que no llegue a los números de otros modelos, habría que tener en cuenta también de qué tipo de portátiles estamos hablando.

first image

En PCWorld hicieron una comparativa de rendimiento y autonomía del MacBook Air respecto a algunos portátiles de su misma gama de precios, y por ejemplo en el tema batería el ASUS U33jc dehaba atrás a todos, mientras que el Portegé R700, el Dell Vostro 3300 y el HP Envy 14 aventajaban también al MacBook Air de 13 pulgadas. El rendimiento de los ultraportátiles de Apple tampoco era comparable, pero en PCWorld han sido lo bastante objetivos como para señalar que algunas comparaciones son odiosas:

Neither this comparison nor our previous one is meant to argue that the MacBook Air is inherently better or worse than Windows laptops. That’s for individual buyers to decide for themselves (and for readers to fight out in the comments). But this much seems clear from our testing: If you want a reasonable amount of performance in a small package and you don’t mind paying for it, the Air’s a good choice. If you’ve got around $1200 to spend and speed is your biggest priority, look to a Windows 7 machine instead.

Esa es precisamente el tipo de conclusión a la que uno debe llegar cuando analiza estos equipos y los compara con otras alternativas: todos tendrán sus pros y sus contras, y ahí tiene que estar el usuario para valorar lo que más necesita en un portátil o ultraportátil.

Light Web Browsing Battery Life

Flash Web Browsing Battery Life

Multitasking Battery Life

Fuente: AnandTech.

Durante esta semana le he metido mucha tralla al MacBook Air, y de hecho he seguido los sabios consejos del departamento de soporte de Apple para recalibrar la batería y hacer que su rendimiento sea el máximo posible. No he calculado tiempos exactos, pero desde luego 6 horas le he sacado al portátil, y eso dándole mucha caña. Así que aunque no estaría de más tener una batería de 12 horas, comprendo que el diseño del portátil impone ciertas restricciones. Probablemente los futuros MacBook Pro tengan unidades SSD como las del MacBook Air -se habla también de Light Peak– y mucha más batería (por sus dimensiones), así que si queréis equipos más capaces pero menos ligeros, esa será otra buena alternativa a la que tendrán que enfrentarse los HP, Dell, o Toshiba de turno.

Ni hace ruido ni se calienta

Los recientes informes que se han realizado respecto al impacto de tener el portátil apoyado en las piernas han hecho pensarse a más de uno si eso puede hacer peligrar algunas "funciones" de nuestro cuerpo. Yo no me creo demasiado las conclusiones -que en algunos casos yo creo que han sido exageradas– pero en cualquier caso nunca está de más saber que el equipo no se va a calentar más de lo debido, algo que ha sido causa de problemas mucho más serios.

Afortunadamente el MacBook Air es una maravilla en ese sentido: apenas se calienta, e incluso cuando le tenemos con una carga de trabajo importante, el impacto en la temperatura no es notable. Es uno de los portátiles más templaditos que he podido probar en ese sentido.

Lo mismo ocurre con el ruido, aunque no en todos los escenarios: mientras que en Mac OS X es casi imposible que el equipo active el ventilador, en Windows y Linux la cosa es distinta. Está claro que los controladores BootCamp aún no están muy pulidos en ese aspecto porque el ventilador sí se activa de cuando en cuando, aunque no sea algo molesto. En Linux -a falta de que apañe unas cosillas- sí que se nota esa ventilación casi permanente, y por tanto la cosa no es tan cómoda.

Desde luego si uno usa Mac OS X -e incluso Windows- está claro que tenemos ante nosotros un equipo fantástico para trabajar y para ponérselo en el sofá con la tele de fondo durante horas y horas. ¡No hay peligro!

Rendimiento: ¿hasta dónde pueden llegar los MacBook Air?

Cuando conocí la noticia de que los nuevos MacBook Air llevarían Intel Core 2 Duo como procesadores principales me eché las manos a la cabeza. ¿Cómo era posible que Apple siguiera apostando por micros con dos años de antiguedad? Los motivos, como pronto descubrí, eran muy razonables, y de hecho justifican totalmente la decisión de un fabricante que prefirió apostar por batería y no por rendimiento. La apuesta contraria está orientada, claro, a los MacBook Pro, así que Apple tiene cubiertas las espaldas en ese apartado.

No esperaba un equipo con una potencia arrolladora, pero entre las cosas que decidieron mi compra estuvo el hecho de que a pesar de los Intel Core 2 Duo, los MacBook Air son máquinas realmente capaces para un uso convencional del ordenador. Lo demuestran muchas comparativas que, cuidado, hay que diferenciar:

Comparativas de rendimiento con otros Macs

General OS Performance

Adobe Photoshop CS4 Performance

3D Rendering Performance - Cinebench R10

Video Encoding Performance - Quicktime X

Fuente: AnandTech

En esas comparativas queda claro que los nuevos MacBook Air son todo un paso adelante para la categoría. Mientras que los viejos modelos eran lentos y muy caros, esta nueva generación se sitúa en rendimientos que compiten en algunos apartados con los actuales MacBook Pro de 13 y 15 pulgadas, todo un logro.

Comparativas de rendimiento con otros portátiles con Windows

CoD4 FPS On High At 1024 x 768

WorldBench 6 Score

Fuente: PCWorld

El mencionado artículo de PCworld de antes hace una comparación más genérica y nos permite saber qué tal se comporta el MacBook Air cuando instalamos Windows, y deja claro que su rendimiento es decente, aunque no espectacular. Lo mismo afirman en Laptop Magazine, y claro está, ahí están los hechos. No son portátiles para un gamer o un usuario con grandes necesidades de potencia de cálculo. Pero para un usuario convencional, va sobrado. Doy fe.

Comparativas de rendimiento Linux-Mac OS X

Fuente: Phoronix

Las últimas comparativas de rendimiento que es interesante incluir son las que han realizado en Phoronix, que comparó Mac OS X con Ubuntu 10.10 en un MacBook Air de 13 pulgadas, y que ofrece dos puntos de vista: el de la batería, y el del rendimiento puro. Como era de esperar, en el tema de batería Mac OS X se lleva la palma gracias a esa integración hardware-software. Sin embargo, en el rendimiento puro la cosa iba a favor de Ubuntu en muchas pruebas, así que disponer de esta distro -o cualquier otra- en el MacBook Air resulta muy interesante.

Usando MacBook Air como portátil con Windows

Aunque tenga mucho respeto por Mac OS X -un sistema operativo que fue referente visual cuando apareció y que hoy en día mantiene sus bases de forma sólida- tengo que admitir que es posible que no utilice dicha plataforma la mayoría del tiempo. Al menos, no a corto plazo. Me gusta poder trastear con varios sistemas operativos al mismo tiempo, así que ya he instalado el típico trinomio formado por Mac OS X, Windows 7 y Ubuntu 10.10. Pero eso es harina de otro costal -la idea es hacer un tutorial próximamente-, porque lo que interesa ahora es contar la experiencia con Windows.

En Apple te dejan que instalen Windows 7. No lo ponían fácil hace tiempo, pero la aparición de Bootcamp simplificó mucho las cosas, y ahora es posible disfrutar de un sistema de arranque dual para que puedas aprovechar la potencia y prestaciones del equipo desde uno y otro sistema operativo indistintamente. Yo fue de las primeras cosas que hice, y aunque es probable que pruebe a arrancar bajo Mac OS X y luego instale una máquina virtual con Windows 7 en VMware Fusion o Parallels -en CultOfMac han hecho pruebas de rendimiento interesantes-, me gusta tener cada sistema operativo en su sitio.

En esa primera experiencia con Windows instalado en el MacBook Air debo decir que el manejo es casi totalmente transparente. La molestia más clara está, por supuesto, en el teclado: no hay tecla Windows, no hay Supr, no hay Home, Inicio ni Fin, y no hay Impr Pantalla. Reconozcámoslo: el teclado del MacBook Air es también puñetero para teclas y atajos de teclado a los que muchos nos habíamos acostumbrado.

Lo que más me revienta con diferencia es que no hay una tecla Supr (lo que ellos llaman Forward Delete), y que se puede simular pulsando fn+delete ("fn"+"<-"). Algo parecido ocurre con Inicio y Fin, o con Avance y Retroceso de Página, a las que podemos acceder con la tecla fn y los cursores de la parte inferior derecha del teclado. Hay otras combinaciones y correspondencias a las que nos tendremos que acostumbrar, aunque afortunadamente Apple ofrece una chuleta para tener más claro qué tenemos que hacer en cada caso.

Resumen de las molestias más importantes:

– El botón de maximizar no funciona como debe: cuando maximizas una ventana no te ocupa la pantalla entera, sino que se agranda a unas dimensiones "extrañas". Programitas como RightZoom permiten solucionarlo.

– No tenemos Windows Aero Snap: alinear las ventanas a la mitad izquierda o derecha de la pantalla es algo muy sencillo con Aero Snap, pero en Mac OS X no hay nada parecido de serie. Afortunadamente Cinch soluciona el problema.

– Mapeado de teclas: si no te haces con el teclado del MacBook Air para los atajos que utilizabas en Windows, siempre puedes personalizar tu mapa del teclado con herramientas como AutoHotkey, SharpKeys o mejor aún, Key Mapper. Y si quieres mapear el teclado en Mac OS X, tienes cosas como DoubleCommand.

– ¿Dónde está el botón derecho del ratón? El trackpad del MacBook Air tiene por defecto "un botón único", el izquierdo, asignado a la pulsación del trackpad -recordad, se pulsa, no se toca-, pero es posible configurar el botón derecho o emularlo en Mac OS X con varios métodos, como las propias preferencias del trackpad, en las que podemos configurar las esquinas inferiores del trackpad para que funcionen como botón izquierdo y derecho del ratón respectivamente. Por defecto el menú contextual de Mac OS X -el equivalente a lo que aparecería en Windows) aparece al pulsar el trackpad con dos dedos a la vez.

Hay algunas molestias más, pero por ejemplo en Lifehacker hace tiempo realizaron un buen compendio de todas ellas y dieron soluciones que podían ser muy útiles. Por cierto: Apple también da algunos consejos para los que migran al Mac con su "clase magistral", llamada Switch 101 y disponible online.

Parece que efectivamente hay algunas razones en contra de usar Windows en un MacBook Air, o de usar Windows en cualquier máquina de Apple, pero en realidad todo eso son pijadas. Cualquiera con un poquito de voluntad se puede acostumbrar a esos pequeños hándicaps, y es probable que en pocos días ni siquiera pienses demasiado en el atajo que tenías que utilizar en ese teclado. Por lo demás, todo funciona de fábula gracias a los drivers presentes en Bootcamp, así que el soporte de Windows 7 en el MacBook Air está garantizado.

Conclusiones

Después de este mega análisis está claro que estoy realmente encantado con el MacBook Air, un equipo con un coste elevado pero que realmente compensa para quienes buscan este tipo de soluciones. Está claro que no es para todo el mundo, pero creo que en mi caso se acerca mucho al concepto de portátil perfecto para mi -al menos por el momento- y estoy tranquilo a pesar de esa fuerte inversión económica.

Me gusta prácticamente todo del portátil, pero sobre todo valoro las prestaciones que da la unidad SSD, su ligereza y dimensiones, y esa pantalla gloriosa con la que escribir -la prueba es que este análisis lo he escrito en gran parte en el MacBook Air-. Puede que no sea el portátil más potente del mundo, pero su potencia es muy notable para mis necesidades actuales… y espero que aguante relativamente bien las futuras. Me olvidaba destacar de nuevo la calidad del teclado y del trackpad multitouch, que puede que provoque definitivamente que me olvide de conectar el miniratón al portátil.

¿Cosas que no me gustan del todo? Bueno, sin duda la que más me incomoda es la ausencia del puerto Ethernet, aunque para eso están los adaptadores de USB a Ethernet que me estoy planteando adquirir. Lo mismo con el puerto mini DisplayPort: no tengo donde conectarlo porque no tengo pantallas con ese soporte, pero hay adaptadores de mDP a DVI o HDMI, por ejemplo. La webcam FaceTime es quizá el apartado más flojo de los elementos hardware -me esperaba algo más de Apple en este terreno-, y es una lástima que no hayan incluido el teclado retroiluminado.

Pero son minucias. El MacBook Air de 13 pulgadas es una pasada. Y cada vez me gusta más. Parece que he acertado 😉

(Nota: este análisis se publicó originalmente en mi blog personal, Incognitosis)

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