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Grooveshark, el sucesor universal de Last.FM y Spotify

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Grooveshark

Evidentemente, hay muchos servicios para escuchar música por streaming de manera gratuita a lo largo y ancho de Internet, pero en un ejercicio de memoria colectiva, son dos los que han traspasado las fronteras de la casualidad o el usuario más técnico: Last.FM y Spotify.

Last.FM fue toda una revolución en su momento, y tal vez su interés siga latente en Estados Unidos, Reino Unido o Alemania, porque en el resto del mundo la cosa ha decaído mucho después de que se hiciese obligatorio el pago de 3 euros al mes, una cantidad más bien simbólica que no obstante no mejora un ápice la discriminación del servicio en cuanto a mercados geográficos.

Por su parte, la oferta de Spotify va a peor con cada nuevo anuncio de sus responsables, desde las restricciones de 10 horas de música al mes repletas de incesante publicidad, a solo poder escuchar una misma canción 5 veces como máximo. Por no hablar del último movimiento de la compañía sueca, que implica la obligatoriedad de tener una cuenta en Facebook para poder registrarse en su servicio (solo para nuevos usuarios).

En definitiva, tanto Last.FM como Spotify han terminado cayendo por su propio peso como «servicios universales», pero la red de redes está llena de alternativas de similar calidad, totalmente gratuitas y sin restricciones. El problema de encontrar el mejor servicio de ese tipo radica en saber qué es lo que busca el usuario: ¿radio a la carta y recomendaciones como en Last.FM, o música a la carta de verdad, con la posibilidad de escuchar discos completos o listas de reproducción al gusto -entre otras opciones- como en Spotify?

Siguiendo la evolución del consumo de música por streaming en los últimos años, la que bien se podría denominar como «radio 2.0» con Last.FM a la cabeza ha dado paso a una experiencia mucho más real de lo que significa «música a la carta» hoy en día, es el caso de Spotify. Afortunadamente, hay todavía un sitio que aúna lo mejor de ambas propuestas de manera accesible y gratuita: Grooveshark.

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Grooveshark solo se ofrece vía web con el requisito de Flash Player, aunque el servicio se basa principalmente en HTML5. A grandes rasgos es un reproductor y biblioteca musical en la nube que permite buscar, agregar los resultados a ‘Mi música’, la colección personal del usuario y crear listas de reproducción con la posibilidad de compartirlas con contactos del servicio. Además, ofrece también funciones de radio bien por géneros, bien basándose en el historial de escuchas del usuario, mezclando música que ya gusta con otra que podría hacerlo por su similitud, o lo que es lo mismo, recomendando a nuevos artistas afines a los gustos del usuario, que podrá decidir si son de su agrado o no con las opciones que surgen al pasar el cursor sobre cada tema.

La interfaz de Grooveshark es bastante sencilla de comprender y quitando su vista principal solo contiene un publicidad en el extremo derecho, además de una estrecha línea superior que recomienda escuchar al grupo que estén promocionando en ese momento. No hay cortes publicitarios intermitentes ni límite de escucha, excepto cuando se lleva mucho tiempo y solo para comprobar si el usuario sigue ahí. Para quitar la publicidad se puede pagar una cuota de 6 dólares al mes, u otra especial de 9 que incluye aplicaciones móviles para iPhone, Android, BlackBerry, Symbian y WebOS, sistemas desde los que se puede seguir accediendo igualmente vía navegador web, con las restricciones de espacio en pantalla esperables.

Si no se quiere pagar, sigue siendo interesante registrarse como usuario para conservar todos los cambios: colección musical, listas de reproducción, gustos musicales, etc. Quien ya sea usuario de Google o Facebook, tiene el acceso al servicio a dos pulsaciones de distancia. Además y como no podía ser de otra forma, es posible comentar los temas y compartir canciones y listas de reproducción con amigos del servicio o por Facebook, Twitter y otras redes sociales, también comprarlas.

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En cuanto a las arcas musicales de Grooveshark, no están del todo cuantificadas pero se suponen enormes, ya que son los propios usuarios quienes se encargan de subir la música al servicio, por lo que es difícil no encontrar algo que sea mínimamente conocido. Este es el punto fuerte de Grooveshark, pero también una de sus cruces: demasiados álbumes y canciones repetidas a los que sin embargo puede faltar un tema o dos, o estar desordenados, con el nombre mal escrito, etc. En este aspecto recuerda a YouTube, hay demasiado de todo, pero falta organización y que los usuarios se apliquen un poco más a la hora de completar correctamente la información de la música que suben.

En definitiva, todos aquellos que se quedaron a dos velas con Last.FM y que tienen la misma sensación con Sopotify, deberían probar Grooveshark. No es perfecto, pero sí lo mejor que hay ahí fuera, por ahora.

Enfocado en las nuevas tecnologías empresariales y de usuario final. Especializado en Linux y software de código abierto. Dirijo MuyLinux y escribo en MC, MCPRO y MuySeguridad, entre otros.

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