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Análisis de Dishonored 2

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Cuatro años después de Dishonored,  Bethesda y Arkane Studios  vuelven a la carga con la segunda parte de un título que dejó un gran sabor de boca. Dishonored 2 cumple con esa máxima de que «si algo funciona, no lo toques» y entrega un título en el que calca la filosofía del juego original, pero que amplía con nuevos modos de juego y un escenario que da al jugador libertad máxima para decidir qué hacer y cómo hacerlo ya que como veremos a continuación, en Dishonored 2 no hay una única forma de «hacer bien las cosas». Pero empecemos por el principio.

Los hechos que se narran en Dishonored 2 tienen lugar quince años después del juego original. Y arrancan una intro magistral. La ya no tan pequeña Emily Kaldwin  gobierna desde hace años en Dunwall, mientras que Corvo Attano, padre Emily y principal valedor de la emperatriz ocupa el título de «Guardian del Reino». Sin embargo los ánimos no están precisamente tranquilos y en Dunwall  reina un clima de agitación socia, a causa de determinadas muertes que sospechosamente apuntan a la corona. Todo acaba de empeorar con la inesperada visita de Delilah Copperspoon siniestro personaje que afirma ser hermana de la madre de Emily y por lo tanto la auténtica heredera al trono.

La visita de Delilah trae consigo un golpe de estado que plantea al jugador la primera gran decisión: continuar el juego encarnando a Emily (lo que dará lugar a una aventura en la que se premia el sigilo y saber moverse entre las sombras) o vestirse de Corvo (en cuyo caso disfrutaremos de un juego en el que se premia la acción). A partir de aquí, la acción se traslada a Karnaca territorio con ese toque mediterráneo que nos es tan familiar y en el que deberemos cumplir todo tipo de misiones para acceder a la información necesaria para desenmascarar a Delilah y retomar nuestro legítimo trono.

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Gráficos, arte y sonido

Como en la primera entrega, Dishonored 2 huye del fotorealismo que se ha impuesto en muchos juegos para entregar paisajes, edificios y personajes inspirados en artistas que van desde William Turner  a Theodore Gericault, paletas cromáticas propias del romanticismo de Friederich y la sensación de movernos en escenarios que combinan la mejor luz impresionista, con los códigos del cómic o la novela gráfica. En definitiva, lo que ha conseguido Sebastien Mitton, artista y director de arte de este juego, es un auténtico espectáculo para los sentidos.

Sentidos en plural, porque en Dishonored 2 y de forma más acentuada que en la primera parte del juego, el sonido cobra un especial protagonismo. Pasos que suenan en el piso de arriba, conversaciones que se escuchan casi susurradas detrás de una puerta, diálogos que sólo escucharemos si tenemos la suficiente paciencia para no movernos de nuestro escondite…

El sonido no rebosa sólo en calidad o cantidad, sino que como en pocos juegos, es vital para seguir el desarrollo de la historia y adelantarnos a los acontecimientos. Como en el caso de todos los libros y documentos que recogeremos a lo largo del juego, el sonido sin que realmente afecte directamente al desarrollo de la misión principal, sí que puede ponernos sobre aviso o en la pista de misiones secundarias y es ahí donde encontramos parte de la belleza de este título: algunas misiones o objetivos sólo se nos descubrirán si estamos en el lugar oportuno y en el momento preciso para «escucharlas».

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Misiones y desarrollo del juego

Pero sin lugar a dudas y donde más se nota la evolución que ha experimentado el título es en sus misiones y distintos niveles de juego. Cada misión, cada objetivo a conseguir propone escenarios llenos de sentido, como si fuéramos nosotros, los propios jugadores los que recorremos las calles de Karnaka. Dishonored 2 es un juego que dice adiós por completo a los «niveles pasilleros», a las calles que se repiten y a las «misiones laberínticas».

Y apuesta en cambio por una ciudad viva, una ciudad de verdad. Como en una ciudad coherente y como casi siempre en la vida real, hay más de una forma de hacer las cosas. Así que si nos atascamos en una misión, puede efectivamente que se nos haya pasado algo por alto, pero también puede que nos interese intentarlo de nuevo utilizando un enfoque completamente diferente.

Al mismo tiempo y porque es coherente, cada escenario es profuso en detalles. Algunos vitales para el desarrollo de la misión otros, los más, elementos que podremos pasar completamente por alto pero a los que si prestamos suficiente atención, pueden traducirse en formas más sencillas de alcanzar nuestros objetivos o en secretos revelados sobre el mundo en el que nos movemos.

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Todo lo anterior se cristaliza en el «caos» que el juego introduce en el desarrollo de la misión. Al principio de cada nivel el sistema da de forma aleatoria a cada uno de los personajes con los que cruzaremos, uno de los siguientes estatus: neutrales, culpables y asesinos. Si por algún motivo matamos a un personaje neutral, aumentará la cantidad de caos que encontraremos en el nivel y nos será más complicado superarlo, mientras que si acertamos y eliminamos únicamente a las personas que suponen una amenaza para nuestra seguridad, deberíamos poder proceder con menos problemas.

De la misma forma, se ha cuidado con mimo la IA de los enemigos a los que nos enfrentamos. Lejos de mantener roles prefijados, son capaces de detectar nuestra presencia con relativa facilidad, incluso en los niveles teóricamente más sencillos. Dishonored 2 en este sentido, incluso cuando ajustamos el nivel de dificultad a «Normal» no es precisamente un juego fácil de superar y el desafío a nuestras habilidades se mantiene de forma constante.

Finalmente, tenemos que tener en cuenta que mientras algunas misiones se desarrollarán de forma lineal, otras plantean lidiar con objetivos que en sí mismos pueden parecer contradictorios y un tercer grupo que se desarrollan en distintos momentos del continuo espacio-tiempo, de modo que deberemos comprender lo que ocurrió en un momento determinado para poder «resolver» el momento actual. ¿Alguien habló de libertad?

Poderes especiales

Como en la primera parte del juego, en Dishonored 2 también tendremos acceso a poderes especiales. Dichos poderes podrán ser aceptados o rechazados y por ejemplo si decidimos no aceptar ningún tipo de poder especial, el juego se adaptará en consecuencia.

La gran novedad en este caso es un renovado «árbol de habilidades» en el que podremos escoger el camino que queremos seguir a medida que avanzamos en el transcurso de la historia. Las decisiones que tomemos también afectan a los poderes que podremos obtener y en cierta medida, algunos poderes son incompatibles con otros por lo que una vez más, en este juego como en pocos, las decisiones que tomemos marcarán nuestro futuro.

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Si bien determinados poderes estarán disponibles para ambos personajes, otros son exclusivos, como la posibilidad que tiene Corvo de congelar el tiempo o la capacidad de Emily de atraer a sus enemigos desde largas distancias. Como en el caso del combate cuerpo a cuerpo, el uso de poderes tiene una curva de aprendizaje ligeramente superior a la que nos encontramos en otros títulos y no resulta infrecuente que en determinados escenarios tengamos que recurrir a los tutoriales que nos sugieren. Y tal vez sea este punto, la dificultad de llevar a cabo determinadas acciones o movimientos, las que le restan un ápice de jugabilidad a un juego que puede intimidar si no tenemos paciencia.

Con todos estos mimbres, Dishonored 2 se ha ganado a pulso ser calificado uno de los grandes juegos del año. Un juego que se disfruta a múltiples niveles desde el primer momento, que regala libertad a raudales y en el que cada detalle ha sido tratado con esmero. Un imprescindible en vuestra biblioteca y al que sólo le podríamos reprochar una dificultad un tanto por encima de la media y que puede alejar al jugador más casual.

Plataforma utilizada: Xbox One S

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Notas finales

9Nota

Gráficos y arte10

Historia9

Jugabilidad9

Sonido9

Dificultad8

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