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Los robots siguen «perdiendo la vida» en el reactor de Fukushima

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El tsunami que azotó la costa este de Japón en 2011 propició una de las mayores catástrofes nucleares de la historia, ya que como sabemos inició una serie de explosiones y de accidentes que desembocaron en un escape de radiación que afectó a toda la zona de la ciudad de Fukushima, y que obligó a los expertos a buscar ayuda en los robots para poder iniciar labores de exploración.

Hoy Fukushima ha quedado casi como una ciudad fantasma, en la que sólo unos pocos valientes que se han atrevido a volver a sus casas rompen el tétrico silencio que impera en la misma. En su mayoría no tienen otro lugar al que ir y se niegan a perderlo todo por un enemigo que «no pueden ver».

Hablamos de la radiación, un asesino silencioso que se ha extendido más allá de los 30 kilómetros del área de exclusión que fijó inicialmente el gobierno japonés, debido al efecto de arrastre que han ejercido tanto el viento como la lluvia.

La situación es muy complicada, ya que la fuga de combustible radioactivo ha sido importante y los robots no pueden aguantar más de unas horas en sus tareas de exploración por los devastadores efectos que la radiación produce en sus circuitos.

Ya os hablamos sobre el tema en esta noticia, y hoy se ha vuelto a confirmar que un segundo robot explorador de la Tokyo Electric Power Company ha dejado de funcionar. Dicho robot tenía por objetivo investigar una zona del reactor 2 en la que se sospecha que se ha derramado el combustible nuclear fundido.

Cuando se encontraba a tres metros de su objetivo uno de los cinturones de arrastre del robot dejó de funcionar, por lo que no pudo terminar su misión y acabó siendo «consumido» por la radiación.

Desde luego Japón tiene un problema muy gordo entre manos y no tenemos nada claro cómo van a poder resolverlo si ni siquiera los robots aguantan los niveles de radiación de los niveles inferiores del reactor.

De momento tienen la suerte de que el aislamiento de la zona de contención aguanta, pero no deben dormirse, ya que si se produjera otro tsunami de grandes proporciones y aquella se rompiese se produciría una fuga de combustible que podría tener consecuencias muy graves.

Más información: The Verge.

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