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Mountain Onyx 15, análisis

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La firma española, vieja conocida en el laboratorio de MC, mantiene su apuesta por los portátiles destinados a usuarios avanzados y profesionales que intentan buscar el delicado equilibrio entre potencia, portabilidad y autonomía. Hemos tenido la oportunidad de probar el nuevo Mountain Onyx 15 durante unos días y estas son nuestras impresiones.

Sin cambio alguno a nivel externo (el chasis es idéntico al de revisiones anteriores) la nueva propuesta de Mountain se presenta como una plataforma ideal para usuarios que buscan un portátil capaz de rivalizar en potencia con los sobremesa, que les permita jugar a cualquier título en la mejor calidad posible y que sea capaz de trabajar con varios programas pesados al mismo tiempo con total fluidez. Todo ello manteniendo algunas de las ventajas de un equipo portátil, como la posibilidad de transportarlo de forma sencilla y tener cierta autonomía cuando es necesaria.

Nosotros hemos probado la configuración básica (podéis consultarla aquí) pero, como ocurre con todos los equipos de la casa, el usuario puede personalizarla en función de sus necesidades. Así, un profesional del vídeo encontrará útil la posibilidad de montar hasta 32 Gbytes de RAM mientras que otros perfiles verán más práctico montar un disco duro adicional al SSD incluido de hasta dos terabytes de capacidad.

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Antes de continuar, echemos un vistazo a la hoja de especificaciones de nuestro modelo de pruebas:

  • Procesador Intel Core i7-7700HQ
  • Pantalla 15,6″ LED Full HD
  • 8 Gbytes de RAM DDR4 2133MHz
  • 240 Gbytes SSD M.2
  • Intel HD 630
  • NVIDIA GTX 1050 2 GB DDR5
  • Dimensiones 378 x 267 x 26,9 mm. Peso 2,6 Kg.
  • 2 x USB 3.1, 1 x USB 3.0, 1 x USB 2.0, lector tarjetas, HDMI, 2 x Mini DisplayPort, RJ45.
  • Ethernet Gigabit, WiFi 802.11 ac, Bluetooth 4.0
  • Hasta 4 horas de autonomía
  • Teclado retroiluminado, trackpad multitáctil.
  • 4 años de garantía.

Como es habitual, Mountain entrega el equipo en un kit que incluye el adaptador a corriente (todavía voluminoso, pero bastante más compacto del que encontrábamos hace unos años), documentación y una pequeña guía rápida que servirá de gran ayuda a los noveles. Si no lo especificamos, el sistema se entrega sin sistema operativo. En nuestro caso realizamos las pruebas con la última revisión de Windows 10 Home 64 bits.

El Mountain Onyx 15 no es precisamente ligero, pero ofrece un diseño discreto y una construcción muy cuidada. La estética se aleja de los cánones actuales del gaming, y no veremos serigrafías ni luces espectaculares más allá del discreto azul del teclado. Sí, es un equipo fantástico para jugar, pero pasará desapercibido en un entorno profesional.

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Como cabía esperar echando un vistazo a su hoja de especificaciones, el sistema vuela. La combinación de uno de los mejores procesadores de Intel con 8 Gbytes de RAM (que los más extremos pueden subir a 16, pero que serán suficientes para la mayoría) y un SSD de calidad son garantía de fluidez a la hora de ejecutar cualquier aplicación.

En lo relativo a gráficos, el sistema combina la integrada en el procesador (más que suficiente para mover ventanas y reproducir contenido multimedia) con una solución de NVIDIA de última generación, la GTX 1050 con 2 Gbytes de memoria GDDR5 dedicados. La siguiente gráfica resume los resultados que hemos obtenido ejecutando juegos, tomando el valor medio de tres pruebas y con las configuraciones por defecto de los títulos.

Captura

Los resultados son estupendos; estamos ante un portátil capaz de ejecutar casi cualquier título del mercado en alta calidad y por encima de los 30 FPS. Solo en modos ultra, mucho más exigentes a nivel de filtros y texturas, se pone en aprietos a la GPU de Nvidia. El rendimiento de esta gráfica es prácticamente idéntico al de su equivalente de sobremesa y el resto de componentes del equipo están a su altura, evitando los temidos cuellos de botella que provocan algunas configuracione orientadas a confundir al usuario.

A su favor, el panel de 15,6 pulgadas y una resolución de «solo» 1080p ayudan a que la combinación funcione todavía mejor. El apartado sonoro, sin grandes lujos, cumple y el tacto del teclado sigue siendo tan bueno como el de iteraciones anteriores. Quizás los más aficionados al gaming echen de menos un punto más de personalización o una estética más agresiva, pero en términos de funcionamiento nosotros no hemos echado de menos el teclado externo.

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Títulos de última hornada como Prey se pueden disfrutar en este equipo.

En términos de ruido y calor el equipo se comporta bastante bien, mejor tras aplicar las últimas actualizaciones disponibles. Es evidente que se calienta y que el ventilador se hace notar cuando lo llevamos a un escenario extremo, pero la ventilación está bien diseñada y la arquitectura interior pensada para aguantar largas sesiones de trabajo y juego sin problemas. Un consejo, aunque lo utilicéis conectando una pantalla externa, es importante mantener el panel en vertical para que la refrigeración sea correcta.

Dejamos para el final el apartado de la autonomía porque poco hay que analizar: la batería de seis celdas integradas puede aguantar el tipo entre 3 y 4 horas de uso normal (es complicado superar la hora y media jugando), un sacrificio esperado teniendo en cuenta que hablamos de una solución de alto rendimiento y, por tanto, de elevado consumo energético.

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Conclusiones

Mountain nos vuelve a convencer con un equipo prácticamente redondo, con una configuración bien pensada y una calidad de materiales a la altura de lo esperado. El precio (desde 1.429 euros) está por encima de mercado respecto a soluciones con una configuración similar de fabricantes como MSI o ASUS (con mucho más volumen y, por tanto, con más margen para ajustar) pero también debemos tener en cuenta la calidad de construcción, los procesos de testeo y los cuatro años de garantía que ofrece Mountain. Los más jugones quizás puedan bajar hasta un Core i5 para obtener un rendimiento similar por menos dinero, mientras que los perfiles más profesionales apreciarán las posibilidades de personalización de esta propuesta.

En el lado negativo, lo mismo que podemos achacar a cualquier equipo de esta categoría; es más portable que portátil y la miniaturización de componentes lleva consigo un aumento del precio. No tiene sentido comparar esta propuesta con un sobremesa equivalente porque solo debería optar por una solución portátil aquel que valore la posibilidad de mover el equipo de forma sencilla, aunque sea de vez en cuando.

En definitiva, una gran opción para aquellos que busquen un equipo potente, bien construido y con hardware más que suficiente para no preocuparse por los requisitos técnicos durante una larga temporada.

Notas finales

8Nota

Diseño y construcción8

Rendimiento10

Autonomía6

Calidad/Precio9

Me encargo de traer innovación y nuevo negocio al grupo TPNET. Además colaboro en varios de nuestros sitios como MC y MCPRO.

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