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Diez películas clásicas que imaginaron un futuro de Inteligencia Artificial

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Desde Julio Verne y su «Viaje a la luna» los seres humanos hemos hecho lo posible por anticiparnos al futuro. Por imaginar hasta dónde pueden llevarnos las nuevas fronteras del conocimiento y hasta qué punto podemos progresar. En el cine, la ciencia ficción han anticipado dispositivos como los teléfonos y los relojes inteligentes, los vehículos autónomos, las pantallas táctiles o la realidad aumentada.

También por supuesto lleva décadas hablándonos de inteligencia artificial. De ordenadores super inteligentes capaces de relacionarse con nosotros, ponerse a nuestro servicio o tramar malvados planes para aniquilarnos. Hoy en MCPRO echamos la vista atrás y recopilamos diez películas clásicas que ya anticipaban el futuro de la IA.

Metrópolis (1927)

Ninguna historia del cine que se precie pasa por alto la»Metrópolis» de Frizt Lang, película cumbre del expresionismo alemán. La cinta nos sitúa precisamente en Metrópolis, una megalópolis que Lang sitúa en un futuro y distópico año 2026.

En ésta, las clases sociales está bien diferenciadas: por un lado, obreros que malviven en guetos subterráneos de los que no pueden salir; por el otro una clase intelectual que los maltrata. En estas condiciones, se forma el caldo de cultivo perfecto para una revolución, que curiosamente estalla cuando uno de los robots inteligentes de la ciudad comienza a arengar a los obreros para que luchen por sus derechos.

2001: Una odisea en el espacio (1968)

«2001: Una odisea en el espacio» pertenece a esa clase de películas que muchos han afirmado ver, pero que en realidad solo recuerdan por el «Así habló Zaratustra» (Richard Strauss) que suena de fondo en la que es una de esas escenas que han pasado a formar parte de nuestro imaginario colectivo.

Y es que pese a que fue convenientemente homenajeado en un capítulo de Los Simpsons, no son tantos los que se acuerdan de Hal 9000, terrible ordenador de a bordo de la nave espacial, dotado no solo de inteligencia artificial, sino también unas emociones y sentimientos…que van mucho más allá del preocuparse por el bienestar de los tripulantes que le acompañan en la nave.

Colossus: el proyecto prohibido (1970)

El temor a una inminente catástrofe nuclear y en la que los seres humanos no puedan hacer nada por evitarla se refleja en una cinta grabada en uno de los periodos más tensos de la guerra fría. Colossus nos cuenta cómo el doctor Charles A. Forbin ha creado un superordenador con el fin de constrolar todas la armas nucleares estadounidenses. Sin embargo, cuando comienza a funcionar la máquina, inmediatamente contacta con su similar soviético.

Ambos ordenadores insisten en ser unidos y, tras hacer unos arreglos para preservar información confidencial, ambos países aceptan. Sin embargo, esta unión acaba creando un nuevo problema: ambos ordenadores amenazan con soltar los misiles nucleares si alguno de los dos es desactivado.

West Word: almas de metal (1973)

Mucho antes de que HBO decidiese llevar este proyecto a la pequeña pantalla, Michael Crichton (sí, el mismo de Parque Jurásico) contó en la grande la historia de ese parque de atracciones para adultos dirigido por Delos y en el que los invitados humanos pueden tener todo tipo de relaciones con sus habitantes androides.

Aunque por supuesto ni los efectos especiales ni la calidad de los androides es la misma que lo que más de cuarenta años más tarde propondría el canal de pago, el espíritu de la historia es el mismo…con un reparto que incluye grandes nombres como los de Yul Brynner o James Brolin.

Guía del autoestopista galáctico (1981)

Basa en el libro de Douglas Adams, la «Guía del autoestopista galáctico» tiene el honor de ser una de las películas de ciencia ficción más divertidas de todos los tiempos.

En esta, el terrícola Arthur Dent, está pasando el peor día de su vida. Su casa va a ser demolida, descubre que su mejor amigo es un alienígena y para colmo, el planeta Tierra está a punto de ser devastado para dar paso a un bypass hiperespacio. La única posibilidad de Arthur para sobrevivir es hacer autostop y parar a una nave espacial que pasa.
En la historia, Dent descubre que el sentido de la vida, el universo y todo lo demás es buscado por un superordenador llamado «Pensamiento Profundo», que conduce a los protagonistas a una aventura en la que deberán buscar la pregunta que hay que formular.

Blade Runner (1982)

«Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia».

Este monólogo, uno de los más famosos de la historia del cine, lo pronuncia el replicante Roy Batty antes de morir, mientras que Harrison Ford cae en la cuenta de que tal vez la historia sea muy diferente a la que le han contado. Él es un blade runner y en un Los Ángeles oscuro y decadente se ocupa del retiro de replicantes ilegales.

La historia de los blade runners, la Tyrell Corporation e incluso la del investigador Rick Deckard continúan en la secuela Blade Runner 2049 (2017). Philip K. Dick («¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?») estaría muy orgulloso.

Juegos de guerra (1983)

Si hay una película que ha quedado en la retina de los «frikis» nacidos antes de 1980 probablemente es «Juegos de guerra».

Y no tanto por la calidad de la cinta, sino por hacerles creer que un hacker adolescente sería capaz de provocar un conflicto nuclear entre Estados Unidos y la Unión Soviética al «jugar» con el programa de IA que controla el despliegue y el lanzamiento de misiles.

Si una lección aprendieron en Estados Unidos tras ver la película es que confiar ciegamente en la tecnología no es lo más sensato y es que como ya contase Stanley Kubrick en «¿Teléfono rojo? Volamos a Moscú» (1964) una guerra nuclear no hay que tomársela a broma.

Sueños eléctricos (1984)

«Sueños eléctricos» se adelantó en más de treinta años a «Her» a la hora de hablarnos de amor entre hombres y máquinas. En esta alocada comedia romántica, se nos cuenta la historia de Miles, un atractivo arquitecto soltero enamorado de su vecina.

Un día, mientras trabaja en la construcción de un invento para detectar y frenar terremotos, le provoca a su ordenador una fuerte combustión. Tras el accidente, la máquina toma conciencia de sí misma, configurándose como una IA con sentimientos. Y aunque al principio todo va «razonablemente bien», los problemas salen a la luz cuando este extraño ser eléctrico se enamora de la misma mujer que el protagonista.

Terminator (1984)

No son muchas las secuelas que superan la calidad del título original, aunque pocos dudarán de que «El Padrino II», «El imperio contraataca» y la segunda parte de este Terminator original son claros ejemplos. A pesar de ello la Terminator de 1984 no es una mala película y la premisa era desde luego bastante original para la época.

Es el año 2029 y las máquinas dominan el mundo, pero hay un eslabón perdido: John Connor. Éste se ha convertido en el líder de todos los seres humanos que luchan para acabar con ellas. Para evitarlo, las máquinas deciden enviar al pasado un robot tan inteligente como letal: Terminator.

Cortocircuito (1986)

Sin ser una obra maestra del cine, a su manera Cortocircuito consiguió ganarse el estatus de película del culto (o siendo más modestos, película familiar de culto) en los años 80. La historia desde luego no puede ser más «ochentera». Un prototipo de robot militar llamado «Número 5», toma conciencia de sí mismo cuando le cae un rayo encima.

En ese momento experimenta una intensa sed de conocimientos que le hacen huir de la instalación en la que se encuentra para refugiarse en casa de los Speck, donde pasa gran parte de su tiempo viviendo locas aventuras y leyendo enciclopedias.

 

 

 

 

Periodista tecnológico con más de una década de experiencia en el sector. Editor de MuyComputerPro y coordinador de MuySeguridad, la publicación de seguridad informática de referencia.

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