Análisis
Nuestras pruebas
Lo más interesante de Dragon a estas alturas es hacerse una idea de su rendimiento tanto en valor absoluto como comparado con el de Intel Core i7 920.
En este punto, merece la pena hablar un poco de la memoria, pues aun se trata de tecnología DDR2. Para conseguir el máximo de rendimiento hemos probado con un kit de OCZ de la gama Reaper compuesto por sendos módulos de 2 Gbytes. De todos modos, configurar la BIOS para que no hubiera problemas de estabilidad fue complicado, sobre todo porque a pesar de configurar fácilmente el multiplicador para disponer de una velocidad de 1.066 MHz, y subir el voltaje hasta los 2,1 V nominales de estos módulos, el sistema no se mostró estable, con algunos pantallazos azules como respuesta.
Por su parte, a pesar de que en teoría el multiplicador está desbloqueado, el software Easy Tune 6 de Gbyte no dejaba modificar el valor por software. En la BIOS sí que se puede cambiar este y otros muchos parámetros de funcionamiento, pero sería deseable que se pudieran realizar los cambios sobre la interfaz de software de Gbyte. Al menos para el caso que nos ocupa, donde las pruebas se llevan a cabo sobre una placa base de este fabricante.
La herramienta que sí permite realizar ajustes avanzados sobre los parámetros del sistema es AMD OverDrive, una extraordinaria aplicación imprescindible para los entusiastas. De todos modos, a pesar de que en un principio se hablaba de la posibilidad de aumentar la frecuencia hasta cerca de los 4 GHz sin demasiadas complicaciones, en la práctica los resultados no han sido demasiado positivos con el sample que teníamos en nuestras manos.
Lo cierto es que tras varias pruebas, lo máximo que se pudo conseguir a partir de la configuración usada en las pruebas fue 3,6 GHz con un aumento del voltaje de 0,3V. Con esta configuración los resultados de las pruebas mejoraron sustancialmente, aunque también la disipación de potencia que pasó de unos 150 W para un sistema sin tarjeta gráfica discreta, hasta 299 W con el mismo sistema “overclockeado”.
En la presentación oficial de AMD en Milán, las cifras que se barajaban para este procesador eran de 4 GHz, que a la vista de los resultados obtenidos es un tanto optimista. Con refrigeración líquida sí se podrían conseguir mejores resutados, sobre todo teniendo en cuenta que la disipación parece aumentar exponencialmente con la frecuencia y el voltaje, por lo que los ventiladores por aire acaban saturándose. De todos modos, parece bastante factible alcanzar 3,4 – 3,5 GHz a partir del modelo Phenom II X4 940 sólo con aire y un buen ventilador. Con 3,6 GHz se podían pasar benchmarks, pero tras un tiempo de funcionamiento a máximo rendimiento la probabilidad de obtener un pantallazo azul aumenta, hasta que casi invariablemente se produce.
Hybrid CrossFire
Otro apartado donde no pudimos obtener un resultado convincente es el de los gráficos combinados en forma de Hybrid CrossFire X. La idea es buena: hacer que los gráficos integrados y la tarjeta gráfica discreta puedan trabajar al unísono, de modo que cuando no se necesite la potencia 3D se use sólo la integrada, y cuando se lance un juego se active toda la potencia de la tarjeta Radeon HD. Pero ni con la tarjeta Radeon HD4870 X2 ni con una Radeon HD 4870 simple se pudo activar este modo híbrido así que no podemos emitir una valoración al respecto.
Temperatura y estabilidad
La temperatura del procesador parecía estar perfectamente bajo control en su velocidad nominal, con medidas máximas de algo más de 40º en los tubos del heatpipe del ventilador OCZ Vendetta usando para las pruebas. Lo cierto es que es envidiable la facilidad con la que se instalan los ventiladores en los sistemas AMD, comparado con los Intel. Y con un chipset con gráficos integrados como el 790GX, se pueden conseguir equipos extraordinarios sin apenas usar componentes adicionales por un precio sensacional.
Además, se trata de configuraciones muy estables, salvo que se empiece a toquetear en la BIOS. Si ese es el caso, puedes obtener configuraciones poco optimizadas. Sin ir más lejos, incluso usando memoria de buena calidad pudimos hacer que el sistema fuera estable con la memoria a la velocidad de 1.066 MHz frente a los 800 MHz “nominales” de AMD. En la BIOS todo estaba correcto, con el voltaje a 2,1 V indicado, así como valores para la temporización en modo óptimo de acuerdo con el SPD, pero invariablemente, tarde o temprano, se obtenía un pantallazo azul. Con la frecuencia a 800 MHz, sin embargo, la estabilidad deja de ser un problema.
Cool & Quiet
Una buena noticia es que Cool & Quiet finalmente parece funcionar bien y sin que impacte negativamente en el rendimiento. Lo cierto es que casi todas las pruebas las realizamos con el multiplicado fijado manualmente en 15x para conseguir la velocidad nominal de 3 GHz, pero tras habilitar C&Q los resultados obtenidos fueron parejos, con la ventaja de tener un sistema funcionando a una velocidad reducida cuando no se necesita el máximo rendimiento.
Batería de pruebas
Esta es la configuración que montamos en nuestro laboratorio para efectuar los test de rendimiento.
Placa Base: GigaByte GA-MA790GP
Procesador: AMD Phenom III X4 940, 3,0 GHz, 6 MB caché L3,
Disco duro: Seagate Barracuda 7200.11, 1,5 GB
Memoria: 2 x 2 GB OCZ DDR2 1.066, 2,1V
Ventilador: OCZ Vendetta 2
Tarjeta gráfica: ATI Radeon HD4870X2, Zotac GeForce 280 GTX
Sistema operativo: Windows Vista Ultimate, 32 bits
Monitor: Samsung T240HD, 24’’
A continuación las capturas de los resultados obtenidos (clic en cada imagen para ampliar)
Contenido del especial:
1. Primer contacto con AMD Dragon
2. Nuestras pruebas
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