El mangoneo de las tarjetas de Caja Madrid se camufló como «error informático»

Los escándalos de corrupción política y de aprovechamiento del cargo público en beneficio propio son incontables en España. El último, lo investiga la Audiencia Nacional y el fiscal anticorrupción y se refiere al uso en Caja Madrid (presuntamente delictivo, fraudulento y totalmente inmoral) de «tarjetas de crédito fantasma» para gastos personales (ajenos a la actividad de la entidad) en restaurantes, viajes, comida, ropa, hoteles y metálico en cajeros automáticos.

Al menos 86 consejeros y directivos de Caja Madrid estafaron presuntamente 15,2 millones de euros. Por supuesto, el dinero era opaco para Hacienda y su contabilidad se llevaba aparte y «a mano» por algunas secretarias de los directivos. El «atraco» al herario público duró -al menos- una década e incluso continuó en plena crisis económica cuando el gobierno nos instaba a apretarnos el cinturón porque había que rescatar a la banca.

Una de las curiosidades de esta verguenza nos llega de las fórmulas para taparla y habla de «cuentas correspondientes a errores del servidor informático».

Qué morro te estarás preguntando, aunque conviene saber que este tipo de cuentas de errores son comunes en los sistemas financieros de los grandes bancos y sirven para cuadrar el balance tras pequeñas incidencias producidas ocasionalmente.

«Pequeñas incidencias producidas ocasionalmente…». Eso debían pensar los implicados en este nuevo escándalo (políticos de todo pelaje, empresarios, sindicalistas, miembros casa del rey) acusados de delito societario, apropiación indebida y una desverguenza más que añadir a una larga lista ¿Tiene arreglo este país?