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Una sociedad moderna pero frágil, el problema de los apagones y el miedo a estar «offline»

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Casi no nos hemos dado cuenta, pero en las últimas dos décadas hemos vivido una importante transición que nos ha convertido en una sociedad muy moderna, tanto que, en muchos aspectos, hemos avanzado incluso más de lo que nos habríamos podido imaginar hace apenas unos años. Sí, es cierto que todavía hay metas que no hemos podido alcanzar, pero el hecho de que cualquier persona pueda estar conectada con Internet, y con el mundo, desde cualquier lugar utilizando un dispositivo que cabe en su bolsillo me parece un logro tan importante que al final me atrevo a perdonar el resto de cosas pendientes.

Es comprensible, ese avance ha sido uno de los pilares clave de la sociedad en la que vivimos. Gracias a ello podemos ver y hablar con nuestros seres queridos sin importar dónde estén, también podemos pasar una consulta médica, comprar esas cosas que necesitamos para nuestro hogar, formarnos profesional e intelectualmente, socializar, trabajar, disfrutar de ratos de ocio y buscar nuevas formas de ganar dinero.

Impresionante, sin duda, pero detrás de esa modernidad hay una gran fragilidad, y para muestra un botón. Hace apenas unos días la teleoperadora japonesa KDDI Corporation sufrió un apagón masivo que dejó a 40 millones de personas totalmente desconectadas. Imagina la situación, te levantas por la mañana, coges tu smartphone para ver si tienes mensajes y para consultar el correo electrónico, pero estás offline y no puedes hacer ni una cosa ni otra. Tampoco puedes navegar por Internet, y obviamente tanto tus redes sociales como tus contenidos multimedia favoritos son inaccesibles.

sociedad moderna smartphones

Esa fue la experiencia que vivieron 40 millones de japoneses, y la que podrían llegar a vivir más de 7.000 millones de personas si se produjera un apagón mundial. ¿Te imaginas la situación? Si esto llegara a ocurrir esa sociedad tan moderna que hemos creado podría llegar a sufrir daños importantes, y dependiendo de la duración del apagón ciertos sectores, empresas y mercados podrían llegar a colapsar.

No quiero se catastrofista, las posibilidades de que eso ocurra son bastante pequeñas, pero lo que le ha ocurrido a la teleoperadora KDDI Corporation, y las desventuras que han sufrido sus 40 millones de clientes, es un recordatorio más de lo frágil que es en realidad nuestra sociedad, a pesar de toda esa modernidad pomposa que derrocha día a día.

Como anécdota, quiero terminar recordando que KDDI recomendó a sus clientes volver a la era analógica y cableada, ya que les dijo textualmente que utilizaran teléfonos fijos o cabinas públicas. Es curioso, ya que los primeros llevan años siendo eliminados en muchos hogares, e incluso en algunas empresas, y estas últimas llevan años en peligro de extinción.

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