Conecta con nosotros

A Fondo

¿Cómo funciona una IA generativa?

Publicado

el

¿Cómo funciona una IA generativa?

En los últimos años, parece prácticamente imposible no haber oído hablar de la IA generativa, especialmente de herramientas como ChatGPT o DALL·E. Estas tecnologías, capaces de responder preguntas, redactar textos o crear imágenes, han pasado de ser un tema reservado a entusiastas de la tecnología a convertirse en algo cotidiano. Hoy las vemos resolviendo dudas en entornos laborales, ayudando a estudiantes con tareas o, incluso, protagonizando titulares sensacionalistas que intentan atribuirles capacidades casi humanas.

Sin embargo, detrás de esta popularidad también hay confusión. ¿Es cierto que “piensan”? ¿Son conscientes de lo que dicen? ¿Podrían llegar a sustituir a los humanos en ciertas tareas? Estas preguntas, aunque inevitables, surgen de una percepción distorsionada de cómo funcionan realmente estas IA. En este artículo, vamos a desentrañar el misterio detrás de las IA generativas, explicando de forma sencilla y directa qué son, cómo trabajan y cuáles son sus límites.

¿Cómo funciona una IA generativa?

¿Qué es una IA generativa?

La IA generativa es un tipo de inteligencia artificial diseñada para crear contenido nuevo y original a partir de datos existentes. En lugar de limitarse a analizar información o clasificarla, como hacen otros tipos de IA, esta tecnología es capaz de generar texto, imágenes, música o incluso código de programación, según las indicaciones que reciba.

Lo que la hace especial es su capacidad para imitar la creatividad humana de una forma entre razonablemente y sorprendentemente convincente, en función de múltiples variables. Esto es posible gracias a modelos de lenguaje que han sido entrenados con cantidades masivas de datos para identificar patrones y probabilidades. Cuando escribes una pregunta o solicitud en un servicio basado en este tipo de IA, el sistema realiza un proceso conocido como inferencia, en el que utiliza esos patrones aprendidos para calcular cuál es la respuesta más coherente y relevante según el contexto.

Sin embargo, es importante tener claro que estas IA no «piensan» ni tienen consciencia. No saben lo que están escribiendo ni tienen intenciones propias. Lo que hacen es predecir, palabra por palabra, lo que debería venir después basándose en todo lo que han aprendido durante su entrenamiento. Este proceso de inferencia las convierte en herramientas increíblemente útiles, pero también en sistemas que a menudo parecen más inteligentes de lo que realmente son.

Aunque la IA generativa es la que ha logrado más relevancia en el presente, no es ni mucho menos la única que está presente en nuestro día a día. Existen otros tipos de IA con enfoques y aplicaciones distintas, aquí tienes algunos de los más comunes:

  • IA de clasificación: Identifica patrones para organizar datos en categorías, como los filtros de spam en el correo electrónico.
  • IA predictiva: Analiza datos históricos para prever futuros resultados, por ejemplo, en sistemas de predicción meteorológica.
  • IA de recomendación: Sugiere contenidos o productos en función de tus preferencias, como en Netflix o Amazon.
  • IA de reconocimiento: Procesa información sensorial, como imágenes o sonidos, para identificar objetos o palabras (reconocimiento facial o asistentes de voz).
  • IA de control: Se utiliza en sistemas autónomos como robots industriales o coches sin conductor, donde deben tomar decisiones en tiempo real.

Estas tecnologías tienen objetivos muy concretos y suelen trabajar en tareas específicas, a diferencia de la IA generativa, que destaca por su capacidad para crear contenido desde cero.

¿Cómo funciona una IA generativa?

El motor de todo: cómo funciona una IA generativa

Para entender cómo trabaja una IA generativa, debemos imaginarla como una herramienta de predicción avanzada. Su funcionamiento se basa en redes neuronales artificiales, sistemas inspirados en las conexiones del cerebro humano, pero que, en realidad, son modelos matemáticos diseñados para procesar y analizar grandes cantidades de datos.

El proceso comienza con el entrenamiento. Durante esta etapa, la IA se alimenta de cantidades masivas de texto, imágenes o cualquier otro tipo de contenido, según el objetivo. Estos datos no se almacenan literalmente, sino que el sistema extrae patrones estadísticos para aprender cómo se relacionan las palabras, frases o elementos visuales entre sí. Por ejemplo, en el caso de un modelo como ChatGPT, el entrenamiento le permite entender que, tras la frase “¿Cómo estás?”, lo más probable es que venga una respuesta del tipo “Bien, ¿y tú?”.

Una vez entrenada, entra en juego la inferencia. Cuando un usuario le hace una pregunta o da una orden, la IA no busca una respuesta en una base de datos, como haría un buscador, sino que analiza lo que le has dicho y genera una respuesta palabra por palabra. Cada término se elige basándose en la probabilidad de que encaje en el contexto de lo que ha escrito previamente. Este proceso, aunque increíblemente rápido, es puramente estadístico y no implica comprensión real.

Un ejemplo práctico ayuda a visualizarlo: si le pides a una IA generativa que redacte una carta de disculpa, el sistema no entiende el concepto de disculparse ni evalúa tus emociones. Lo que hace es utilizar los patrones aprendidos para construir una carta que estadísticamente se parezca a miles de textos similares que vio durante su entrenamiento. Este enfoque la convierte en una herramienta poderosa para generar contenido original, pero también explica por qué a veces puede dar respuestas incorrectas o incoherentes.

¿Cómo funciona una IA generativa?

¿Qué pasa cuando le haces una pregunta?

El verdadero poder de una IA generativa se revela en el instante en que interactúas con ella. Cuando introduces una pregunta o una solicitud, el sistema inicia un proceso fascinante que se lleva a cabo en fracciones de segundo.

Todo comienza con la entrada del texto: la IA analiza lo que has escrito para identificar el contexto, las palabras clave y las posibles intenciones detrás de tu mensaje. Esto no significa que “entienda” lo que quieres en un sentido humano, sino que utiliza modelos matemáticos para descomponer tu mensaje en patrones lingüísticos.

A partir de ahí, entra en juego el modelo entrenado, que realiza el proceso de inferencia que ya he mencionado anteriormente. Basándose en los patrones aprendidos, la IA evalúa qué palabras tienen más probabilidades de encajar como respuesta. Este proceso ocurre palabra por palabra: después de generar la primera palabra, recalcula el contexto para predecir la siguiente, y así sucesivamente, hasta formar una respuesta completa.

Un detalle importante es que la longitud y el estilo de la respuesta dependen en gran medida de los datos de entrenamiento y los parámetros que se le han establecido. Por ejemplo, si le pides algo breve, intentará ajustarse, pero si no especificas, puede extenderse tanto como los patrones aprendidos lo permitan. Además, si vuelves a hacer la misma pregunta, la IA puede ofrecer una respuesta diferente. Esto se debe a que, aunque el sistema sigue patrones estadísticos, existe un grado de aleatoriedad controlada en las elecciones para que el contenido no sea siempre idéntico.

En esencia, cada vez que le haces una pregunta, la IA no busca una “verdad” ni recupera información literal, sino que genera una nueva respuesta en tiempo real, ajustada a lo que considera más adecuado según los datos que ha procesado previamente.

¿Cómo funciona una IA generativa?

¿Por qué a veces comete errores?

Aunque una IA generativa puede parecer precisa y confiable, no es infalible. De hecho, uno de sus mayores desafíos es que, a pesar de su capacidad para generar contenido coherente, puede cometer errores, a veces de forma sorprendentemente sencilla.

Uno de los problemas más comunes en estos sistemas son las conocidas como alucinaciones, un fenómeno en el que la IA genera información completamente inventada, pero lo hace de forma que suena coherente y real. Esto ocurre porque el sistema no entiende el contenido que produce; simplemente predice qué palabras encajan mejor según los patrones aprendidos durante su entrenamiento. Si te interesa profundizar en este tema, puedes leer más en nuestro artículo sobre qué son las alucinaciones de los modelos de IA.

Además, la calidad de las respuestas depende directamente de los datos con los que fue entrenada. Si esos datos contienen errores, sesgos culturales o estereotipos, la IA puede reproducirlos e incluso amplificarlos. Por ejemplo, una IA entrenada principalmente con textos en inglés podría interpretar ciertas expresiones idiomáticas de otro idioma de forma incorrecta.

Otro factor es el contexto limitado. Aunque las IA generativas como ChatGPT pueden analizar lo que se les dice en el momento, no tienen memoria real (a menos que se configure explícitamente) ni acceso a información actualizada fuera de su entrenamiento. Esto significa que si le preguntas algo sobre un evento reciente o algo muy específico, puede responder con información obsoleta o inventada.

Por último, la aleatoriedad controlada que le permite generar respuestas únicas también puede contribuir a los errores. Aunque añade variedad y creatividad, este mecanismo puede hacer que las respuestas se desvíen ligeramente de lo que esperabas, especialmente en preguntas complejas o ambiguas.

Así, como conclusión en esta aproximación a las causas de los fallos en las respuestas de estos modelos, los errores de una IA generativa no son fallos en su diseño, sino una consecuencia natural de cómo funciona: un sistema realmente avanzado, pero que opera sin comprensión ni intención.

¿Cómo funciona una IA generativa?

Los límites y desafíos de la IA generativa

Aunque las IA generativas son una de las tecnologías más impresionantes de la actualidad, tienen límites claros y plantean desafíos importantes que no podemos ignorar.

Uno de sus principales problemas es la dependencia de los datos de entrenamiento. Como vimos anteriormente, estas IA generan contenido basándose en los patrones aprendidos, pero si esos datos contienen sesgos, prejuicios o errores, el modelo los reflejará. Por ejemplo, una IA entrenada principalmente con textos de una cultura o idioma específicos podría ofrecer respuestas menos precisas o incluso discriminatorias en contextos diferentes.

Otro desafío importante es la falta de comprensión real. Aunque la IA puede generar respuestas muy elaboradas, no entiende el contenido ni las implicaciones de lo que produce. Esto puede llevar a respuestas que, aunque parezcan correctas, sean inexactas o inapropiadas, especialmente en temas delicados como salud, política o justicia.

Además, existe el riesgo de la desinformación. Al ser capaz de generar textos que parecen creíbles, una IA generativa puede ser usada para crear contenido falso de manera masiva, como noticias manipuladas o comentarios automatizados en redes sociales. Este potencial para amplificar la desinformación ha encendido alarmas sobre el impacto ético y social de estas tecnologías.

Por último, está el desafío de la percepción pública. Muchas personas ven a estas IA como entidades inteligentes o conscientes, lo que puede llevar a una confianza excesiva en sus respuestas o, en el caso opuesto, a temores infundados sobre su capacidad para sustituir a los humanos. En ambos casos, es crucial educar al público sobre cómo funcionan realmente estas herramientas y sus limitaciones.

¿Cómo funciona una IA generativa?

¿Qué nos depara el futuro?

El futuro de las IA generativas es prometedor, pero también plantea preguntas cruciales sobre su impacto en la sociedad. Estas herramientas seguirán evolucionando para ser más precisas, rápidas y versátiles, abriendo nuevas posibilidades en campos como la educación, la medicina, el diseño o el entretenimiento. Por ejemplo, podríamos ver sistemas capaces de personalizar la enseñanza para cada estudiante o crear diseños arquitectónicos únicos en tiempo real.

Sin embargo, junto con estos avances, también surgen retos éticos y prácticos. Uno de los grandes debates gira en torno al impacto laboral: ¿cómo afectará la automatización de tareas creativas a profesiones que hasta ahora parecían exclusivamente humanas? Aunque estas herramientas pueden aumentar la productividad, también podrían desplazar a trabajadores en sectores como el periodismo, el diseño gráfico o la programación.

Además, está la cuestión del control. A medida que las IA generativas se integran más en nuestras vidas, será fundamental establecer regulaciones claras para evitar usos indebidos, como la creación de noticias falsas, deepfakes o campañas de manipulación en redes sociales. Garantizar la transparencia y la responsabilidad en su desarrollo será clave para minimizar riesgos.

A pesar de todo, la IA generativa tiene el potencial de ser una fuerza transformadora si se usa de forma ética y responsable. Como sociedad, debemos aprovechar sus beneficios mientras nos aseguramos de que no perpetúe desigualdades ni comprometa valores fundamentales. Quizá, en lugar de temer su capacidad para sustituirnos, deberíamos centrarnos en cómo estas herramientas pueden ayudarnos a ser más creativos, eficientes y empáticos en nuestro día a día.

 

Más información

Si me dieran una cana por cada contenido que he escrito relacionado con la tecnología... pues sí, tendría las canas que tengo. Por lo demás, música, fotografía, café, un eReader a reventar y una isla desierta. ¿Te vienes?

Lo más leído