Análisis
Conclusiones finales
Hemos revisado la tecnología, hemos profundizado en las diferencias entre las nuevas gráficas de AMD ATI y hemos pasado intensivas pruebas. ¿Con cuál nos quedamos? ¿Vale la pena invertir en la HD 4870?
Antes de entrar de lleno en nuestras conclusiones, nos gustaría comentar un aspecto bastante interesante que aún no hemos mencionado referente a los controladores Catalyst, que durante el periodo de pruebas tuvimos que actualizar un par de veces, mientras AMD ATI nos hacía llegar la última versión. La cuestión es que en cuanto al apartado multimedia, por el momento los controladores Catalyst no contemplan de forma nativa el audio 7.1 en Windows Vista, aunque sí en XP. De todos modos, se pueden utilizar controladores de Realtek a la espera de que AMD extienda su soporte de audio 7.1 a Windows Vista. Sin lugar a dudas se trata de una buena noticia, junto con la aceleración multimedia en la reproducción de contenidos de alta definición codificados tanto con VC1 como con H.264. Otras características como el contraste dinámico o la reducción de artefactos asociados con la reproducción de vídeo no son realmente novedosas, pero refuerzan la vocación todoterreno de estas tarjetas. Queda pendiente analizar el comportamiento en escenarios de codificación de vídeo, con un potencial muy atractivo, pero que hasta que no sea ratificado con pruebas tangibles no deja de ser más que eso: una mera especulación.
Conclusiones finales
Para terminar, sólo nos queda concluir con que los nuevos productos de AMD / ATI basados en el chip RV770 se caracterizan sobre todo por ofrecer un buen equilibrio entre precio, rendimiento y «logística», entendida como la necesidad de disponer de un equipo de gama alta para poder instalarlas. Sobre todo los modelos HD4850 muestran una sensatez casi demoledora merced a un rendimiento muy elevado comparado con los productos de generaciones anteriores tanto de AMD como de nVIDIA, un diseño que ocupa una única ranura (al menos en el modelo de referencia así es), con una única toma de alimentación de 6 pines y con una tecnología aceleradora de vídeo y multimedia perfecta para disfrutar de contenidos audiovisuales con total solvencia. Su única pega es la elevada temperatura que alcanza, aunque aún queda la esperanza de ver modelos particularizados para cada fabricante, con mejores sistemas de refrigeración aptos para su integración en equipos de dimensiones compactas o para el salón.
La tarjeta HD 4870 es más solvente en situaciones complejas que la HD 4850, gracias a su exclusiva memoria GDDR5 y un procesador gráfico algo mejor que el de la 4850 en cuanto a velocidad de reloj. Estas situaciones complicadas se refieren a resoluciones elevadas o al presencia de shaders complejos, aunque a cambio necesita dos conectores de alimentación y utiliza un diseño de doble ranura. El rendimiento es consistentemente mayor que el del modelo HD4850, pero no excesivamente y sólo se nota con claridad a medida que se sube la resolución por encima de las que pueden ofrecer las pantallas convencionales de 19 o 20 o 22 pulgadas. Con 24 o 30 pulgadas sí que se podrían utilizar esas resoluciones extremas y para usuarios con estas pantallas.
En algunas tiendas on-line ya hay precios para estas tarjetas, con valores tan comedidos como 150 euros, aprovechados al máximo y con el potencial de aplicaciones a medio plazo que aprovechen su tecnología para acelerar tareas como la codificación de vídeo o el cálculo de la física en juegos y aplicaciones. En el caso de los modelos HD 4870, su interés está limitado a quienes puedan aprovechar ese «plus» de rendimiento en configuraciones avanzadas con sistemas multitarjeta como Crossfire, aunque está por ver si este chip se aprovecha para confeccionar otra tarjeta del tipo HD 3870 X2, pero con la familia HD 4870. De momento, con la introducción de la HD 4850 nVIDIA ha tenido que mover ficha y presentar el modelo 9800 GTX+. Sus argumentos diferenciadores, y en especial CUDA, aún no están todo lo finalizados como debieran para dar valor a sus productos por encima del rendimiento en juegos. Pure Video de nVIDIA es similar a UVD2 de AMD, aunque sin la ventaja competitiva de integrar un códec de audio en la propia tarjeta para poder sacar audio y vídeo directamente desde la conexión HDMI (usando el dongle DVI – HDMI que incluyen estas tarjetas en su repertorio de accesorios).
En cualquier caso, es demoledora la mejora en rendimiento respecto a la generación anterior, y sin necesidad de sobredimensionar el chip ni aspectos como la alimentación. Sobre todo el modelo HD 4850 se presenta como la propuesta más sensata del momento para equipos de sobremesa. El modelo HD 4870 es mejor, aunque recomendado sólo para usuarios más expertos, con un presupuesto más abultado y con un equipo preparado para una tarjeta que requiere dos conectores de 6 pines para recibir alimentación. Las configuraciones Crossfire son posibles, desde luego, y abren un camino sencillo y sensato para la ampliación sin más que instalar una segunda HD 4850 (por ejemplo).
Tabla de contenidos:
1.- Introducción
3.- Pruebas, gráficas y resultados
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