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10 años de iMac
El popular ordenador que supuso el renacer de Apple ya lleva con nosotros nada menos que 10 años, en los que tanto su diseño como sus prestaciones han ido cambiando, y mucho. El exitoso y atractivo iMac es todo un símbolo para Apple. Desde que apareciera un 15 de agosto de 1998 se ha convertido en una referencia no sólo para los maqueros, sino para toda la industria, que ha tratado de copiar ese fantástico concepto.
El popular ordenador que supuso el renacer de Apple ya lleva con nosotros nada menos que 10 años, en los que tanto su diseño como sus prestaciones han ido cambiando, y mucho. El exitoso y atractivo iMac es todo un símbolo para Apple. Desde que apareciera un 15 de agosto de 1998 se ha convertido en una referencia no sólo para los maqueros, sino para toda la industria, que ha tratado de copiar ese fantástico concepto.
En realidad el iMac no fue el primer ordenador de Apple en utilizar el concepto de incluir todos los componentes en el monitor: el Macintosh original de 1984 y el Power Mac G3 de principios de 1998 también hacían uso de esa idea, e incluso el poco conocido «Macintosh 20 aniversario» que se presentó en 1997 conjugaba ese concepto con un diseño realmente espectacular para la época, aunque eso sí, al prohibitivo precio de 7.499 dólares de aquel año.
Sin embargo, el verdadero referente de Apple que ha usado este concepto apareció el 15 de agosto de 1998, con un acabado final al que llamaron «Bondi Blue» y que por ejemplo dejó de incluir la tradicional unidad de disquete para apostar definitivamente por la interfaz USB y el lector de CDs. El diseño industrial de Jonathan Ive fue siendo reutilizado posteriormente en nuevas gamas que mejoraban las configuraciones hardware y que aportaban nuevos colores y diseños muy particulares como los famosos «Flower Power» de 2001 y la gama del 200 con los colores Indigo, Ruby, Sage, Graphite y Snow.
En 2002 llegaría «la lámpara«, el iMac G4 que revolucionó de nuevo el diseño de estas máquinas y que incluía una curiosa base semiesférica en la que se incluían todos los componentes, y en la que se apoyaban las pantallas planas TFT de 15, 17 y 20 pulgadas disponibles para este modelo, que abandonaba definitivamente el uso de monitores CRT.
Algo más tarde, en 2004, apareció el iMac G5, que de nuevo daba un salto importante en el diseño: esta vez las pantallas planas eran también las encargadas de incluir todos los elementos del ordenador. Los iMac que se han visto desde esa fecha han seguido esta idea, y la concepción de utilizar componentes de ordenadores portátiles encerrados en una pantalla plana ha sido todo un éxito.
El último de los iMacs que hemos podido disfrutar es el diseño de 2007, con un acabado más delgado y materiales como el aluminio y el cristal como protagonistas. Tanto estos modelos como los que aparecieron en 2006 ya incluían procesadores de Intel y se asentaban en la conocida plataforma x86, un anuncio increíble que Steve Jobs realizó a principios de 2006 y que dejaría de lado definitivamente la plataforma PowerPC que había sido compañera inserparable de Apple durante toda su historia.
No sabemos qué nos deparará el futuro, pero lo que está claro es que el iMac se ha convertido en una referencia obligada en el mercado, y su éxito y popularidad probablemente no dejen de crecer en muchos años. Feliz cumpleaños, iMac.
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