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Análisis

Ubuntu 8.10 Intrepid Ibex

Las novedades de Ubuntu 8.04 son más sutiles que en anteriores revisiones, pero hay componentes que contribuyen a que Intrepid Ibex sea una versión más redonda que su antecesora, Ubuntu 8.04. Eso sí: la nueva edición no está exenta de sus propios problemas, y uno de los principales reside en el hecho de que precisamente no se aprecian cambios que justifiquen una actualización.

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vedades en la última edición de Ubuntu son más sutiles que en anteriores revisiones, pero sin duda hay componentes importantes que contribuyen a que Intrepid Ibex sea una versión más redonda que su antecesora, Ubuntu 8.04. Eso sí: la nueva edición no está exenta de sus propios problemas, y uno de los principales reside en el hecho de que precisamente no se aprecian cambios que justifiquen una actualización.

 

Muchos esperábamos con expectación esta nueva edición de Ubuntu tras la pasada 8.04 Hardy Heron. Precisamente esa versión me dejó una sensación agridulce que ya reflejé en aquel análisis que publicamos en MuyComputer, y que afortunadamente mejoró gracias a la publicación de la versión 8.04.1, la primera revisión «mayor» de esa edición LTS, que dispone de un soporte de 5 años. En cambio, esta 8.10 dispone de un periodo de soporte de 18 meses, lo que la pone al nivel de otras ediciones pasadas de Ubuntu que siguen ofreciendo nuevos parches durante ese tiempo y que después, para bien o para mal, dejan de ser soportadas por Canonical de forma oficial.

 

 

Mucho se ha hablado de las mejoras que se esperaban en esta nueva versión y lo cierto es que nuestro análisis ha reflejado que la mayor parte de ellas no son especialmente relevantes para el usuario final. De hecho, algunas están muy dirigidas más al futuro de Ubuntu y de GNU/Linux en general que a que podamos sacar partido de ellas inmediatamente, pero sin duda esa es una buena aportación de los desarrolladores de Canonical. En general nos hemos encontrado con un desarrollo muy sólido, pero que uno casi ve con aburrimiento: las mejoras no son demasiado atractivas tanto a nivel práctico como de usabilidad, y es que como decimos, Intrepid Ibex es una solución más redonda que Hardy Heron, pero que es una mera evolución de la misma, sin aportar grandes sorpresas.

 

Y ahora, comencemos por el principio.

 

La instalación

 

Precisamente este es uno de los puntos en los que Canonical no ha prestado mucha atención: todo parece ser igual que antes, salvo por dos diferencias mínimas. En primer lugar, el sistema nos presenta un esquema de particiones que visualmente es más atractivo: el mapa de particiones aparece con colores vivos y más información sobre las mismas, pero eso no cambia el hecho de que por defecto las sugerencias que Ubuntu nos suele proporcionar son algo «peligrosas».

 

 

Si ya trabajamos con particiones Windows, Ubuntu probablemente propondrá un nuevo esquema de particiones para su instalación que implicará el redimensionamiento de nuestras particiones Windows, y este tipo de acciones deben ser realizadas con mucho cuidado, ya que podríamos equivocarnos y perder datos cruciales de particiones de datos.

 

Por lo tanto, siempre es mejor elegir el particionamiento manual, en el cual podemos establecer qué particiones redimensionar, borrar o crear en ese disco duro en el que queremos instalar Ubuntu, y esto es una máxima para básicamente cualquier usuario que quiera trabajar con Windows y Linux indistintamente. Obviamente si solo vamos a usar Ubuntu podemos borrar a destajo, pero esa situación no es la habitual en la mayoría de casos.

 

La segunda novedad en el proceso de instalación consiste en la aparición de una casilla que permite activar el inicio de sesión automático, sin tener que introducir usuario y contraseña, algo muy útil para PCs y portátiles en los que solo vamos a trabajar nosotros. Obviamente, eso impone un riesgo de seguridad, ya que si otra persona enciende el ordenador, tendrá acceso directo a nuestro escritorio cuando arranque el PC.

 

El resto del proceso es, como comentábamos idéntico al de las pasadas ediciones de Ubuntu. Después de introducir algunos datos adicionales la distribución comenzará a instalarse automáticamente, un proceso que según la máquina puede tardar más o menos y que en nuestro caso se completó en apenas 15 minutos, un tiempo realmente notable. Al acabar nos encontraremos con un escritorio con los tradicionales tonos marrones.

 

 

Hay que destacar que aparte de las dos mejoras mínimas citadas durante la instalación, también hay que señalar la aparición de una nueva opción en el menú Sistema->Administración, que se llama Create a USB startup disk. Mediante ella podremos crear un pendrive Linux de arranque que nos permitirá llevarnos Ubuntu a cualquier parte, y que funciona como un LiveCD. Es decir, podremos instalar la distribución desde esa llave de memoria USB sin problemas, o trabajar con ella como si se tratase de una distro convencional de Ubuntu en formato LiveCD.

 

Además de eso, en Ubuntu 8.10 se mantiene la excelente idea de seguir ofreciendo Wubi como método de instalación. Como ya comentábamos en el análisis de Ubuntu 8.04, Wubi permite instalar Ubuntu en nuestro PC con Windows y desde Windows, sin riesgo de poder destruir datos de nuestras particiones Windows, y con un nivel de funcionalidad y prestaciones notables.

 

Novedades internas

 

Hace unos días ya adelantábamos las 10 principales mejoras que se han señalado como las más importantes en Ubuntu 8.10, y aunque no estábamos seguros de qué valor tendrían una vez nos pusiéramos realmente a trabajar con Ubuntu 8.10 nos hemos encontrado con que tal y como nos temíamos en muchos casos esas mejoras no afectarán de forma dramática a nuestro trabajo o disfrute diario de la distribución. Eso sí, algunos usuarios se beneficiarán de esos cambios.

 

 

Un buen ejemplo es la integración de X.Org 7.4, el nuevo y esperado servidor de ventanas que entre otras cosas añade soporte para un buen número de periféricos hardware (gráficas, teclados, ratones, tabletas gráficas, webcams), y sobre todo para el estándar RandR 1.2. Las aplicaciones prácticas: la posibilidad de conectar básicamente cualquier dispositivo en caliente (por ejemplo, periféricos USB, además de proyectores o pantallas adicionales) y que el sistema lo reconozca y se aproveche de él sin problemas. Las mejoras son especialmente destacables para los usuarios de configuraciones con dos pantallas (o más, suponemos) en sus PCs, ya que el nuevo servidor trabaja mucho mejor en este tipo de escenarios que antes era más problemático poner a punto.

 

 

Eso sí, la llegada del nuevo X.Org ha provocado algunos problemas de compatibilidad con los drivers propietarios existentes tanto por parte de NVIDIA como de ATI. Afortunadamente en ambos casos es posible solucionar el problema, ya que el gestor de hardware (llamado Jockey, y accesible desde Sistema->Administración->Controladores de hardware) detecta ya esas situaciones y permite descargar los controladores adecuados y actualizados (y que siguen siendo propietarios, obviamente) para poder seguir disfrutando de los juegos en 3D y de los efectos de escritorio proporcionados por Compiz Fusion.

 

Junto a X.Org 7.4 nos encontramos con el nuevo kernel 2.6.27, en el que la atención se ha centrado en temas de soporte hardware: por ejemplo, la nueva gestión de controladores (que ahora se instalan en un directorio fijo) permitirá que tanto usuarios como desarrolladores accedan más fácilmente a estos recursos. Además se ha incluido soporte para más hardware, sobre todo en el caso de las webcams.

 

A esos dos componentes internos se les une DKMS, un sistema de compilación dinámica de componentes que hará que cada vez que actualicemos el núcleo de nuestra instalación Linux en Ubuntu se compilen los módulos y drivers necesarios para que todo vaya como la seda una vez reiniciemos la máquina. Muchos os habréis encontrado con situaciones en las que tras actualizar el kernel cierto dispositivo (las gráficas de NVIDIA o ATI eran protagonistas aquí) no funcionaban ya que los controladores estaban compilados para una versión previa del núcleo. Pues bien, esto ya no volverá a pasar, y se trata de una mejora importante sobre todo de cara a la comodidad de los usuarios a la hora de actualizar sus sistemas. Aquí tenéis una presentación que os ayudará a comprender mejor el objetivo de este importante componente.

 

¿Se ha vuelto Ubuntu aburrida?

 

Esos cambios internos son sin duda relevantes para la buena salud de nuestra distribución, pero ¿qué hay de las mejoras prácticas? Cuando uno arranca por primera vez Ubuntu 8.10 Intrepid Ibex se encuenta con un escritorio muy, muy parecido al que ya nos presentaba la distribución en anteriores ediciones. El fondo de escritorio es llamativo, pero si no te gustan los marrones probablemente no te dure mucho, como ocurre con el resto de las preferencias visuales de Ubuntu, que apenas han cambiado desde hace años.

 

 

El tema visual utilizado por defecto se denomina Human Murrine, y es una evolución del antiguo Murrine que hace uso de marrones y naranjas como tonos predominantes, y que aun siendo cómodo para la vista sigue sin convencernos. Sobre todo teniendo en cuenta que los proyectos e ideas para modificar la interfaz gráfica de usuario de Ubuntu ya son muy conocidos. En el wiki de Ubuntu existe un apartado llamado Artwork en el que hay sugerencias sobre nuevas posibilidades y mockups (borradores de lo que podría llegar a ser este apartado) en futuras versiones, pero los desarrolladores de Canonical no han hecho demasiado caso de esas ideas.

 

 

Temas como Dust, Kin Dust, New Wave, Wall-Light o  algunos mockups adicionales que encontramos en DeviantArt han servido para mostrar lo que Ubuntu podría llegar a ser en el apartado gráfico, y que aún no es. Afortunadamente algunos están disponibles de serie mediante la instalación del paquete community-themes, que incluye Dust, Kin y New Wave, algo que aliviará a los más impacientes (aunque los módulos de personalización para Firefox, por ejemplo, van aparte), y a partir de los cuales luego podremos ir personalizando aún más nuestra distribución.

 

 

Eso sí: Ubuntu proporciona el tema llamado DarkRoom, que precisamente es aquel tema visual mucho más oscuro que estaba activado por defecto en las primeras versiones Alpha de Ubuntu 8.10 y que no tuvo demasiado éxito.

 

 

Sea como fuere, algo que sí tenemos que destacar de la interfaz de usuario en Ubuntu 8.10 es la presencia de GNOME 2.24, la última revisión de este fantástico entorno de escritorio que aporta numerosas mejoras, de las que ya hablamos en un detallado análisis previo en MuyComputer. Os animamos a que reviséis aquel reportaje para encontrar más información sobre las nuevas posibilidades de Nautilus (que incluye soporte para pestañas) o el nuevo framework de aplicaciones VOiP que se hace realidad con Empathy y su aplicación práctica, Telepathy, una especie de «Skype à la Linux» con el que realizar llamadas y videoconferencias de forma relativamente sencilla.

 

 

Por supuesto, uno de los grandes protagonistas a nivel visual es Compiz Fusion, que llega a su versión 0.7.8 en Ubuntu 8.10 y que proporciona una serie de mejoras que afectan esencialmente a la presencia de más efectos visuales. No obstante, en Ubuntu 8.10 por fin han comprendido la importancia de este componente y han hecho mucho más sencillas algunas opciones de configuración. Anteriormente, por ejemplo, establecer el número de escritorios virtuales (para poder disfrutar del efecto Cubo, por ejemplo), era un poco confuso, ya que al cambiar esa preferencia en las preferencias de los espacios de trabajo de Ubuntu la cosa no «enlazaba» con Compiz Fusion, pero ahora esas preferencias se autodetectan entre ambos sistemas y hacen que el soporte de Compiz Fusion en Ubuntu 8.10 sea destacable.

 

 

Obviamente necesitaremos el soporte 3D en nuestros controladores gráficos para poder habilitar los efectos extra en el menú de Sistema->Prefrencias->Apriencia->Efectos visuales,  tras lo cual, eso sí, es conveniente instalar los controles de Compiz Fusion mediante el comando ‘sudo apt-get install compizconfig-settings-manager’). También podemos instalar el gestor simplificado de las preferencias de Compiz Fusion, Simple-CCSM (‘sudo apt-get install simple-ccsm’) y el útil Fusion Icon (‘sudo apt-get install fusion-icon) que se sitúa en la parte superior derecha de la barra de menú de Ubuntu y que nos permite cambiar de gestor de ventanas o de decorador de ventanas fácil y rápidamente.

 

Un mundo de aplicaciones

 

Es curioso el giro que han dado los acontecimientos: si en Ubuntu 8.04 nos quejábamos de que algunas herramientas no estaban lo suficientemente maduras, en Ubuntu 8.10 pasa casi lo contrario. En aquella ocasión los desarrolladores incluían una versión beta de Firefox 3 como navegador por defecto, una decisión algo arriesgada. En esta ocasión Ubuntu incluye Firefox 3.0.3, la última edición de este desarrollo, que pone a nuestro alcance lo mejor de la solución de Mozilla Foundation.

 

 

Sin embargo, muchos esperaban que Ubuntu 8.10 integrase la recién aparecida OpenOffice.org 3.0, la nueva suite ofimática, pero en lugar de eso la distro incluye por defecto la versión 2.4.1, ya veterana y que los usuarios conocen sobradamente. No es complicado cambiar a OpenOffice 3.0 (basta añadir el repositorio adecuado insertando la línea ‘deb http://ppa.launchpad.net/openoffice-pkgs/ubuntu intrepid main’ en /etc/apt/sources.list), pero la decisión es curiosa, aunque parece deberse a que los desarrolladores de Ubuntu utilizan el fork de OpenOffice.org llamado Go-oo y que a estas alturas aún no había publicado su versión 3.0.

 

Lo que sí parece resuelto es el nuevo sistema de sonido Pulse Audio, que funciona a la perfección. En este sentido hay que destacar que Ubuntu 8.10 permite ahora aplicar «temas de audio», es decir, un conjunto de preferencias que se aplican para cambiar los sonidos predefinidos por el sistema. La idea lleva ya tiempo en marcha en Freedesktop.org, y aunque ho hay demasiados disponibles, es una idea interesante y que es compatible con GNOME.

 

 

Además de eso contamos con nuevas versiones para un buen número de componentes ya conocidos por todos: Pidgin llega a la versión 2.5.2, Brasero a la 0.8.x (con soporte para grabación de DVD-Vídeo, aunque eso sí, sin poder generar menús), F-Spot 0.5.x,  Rythmbox 0.11.6, Transmission 1.3.x (el cliente BitTorrent, que ofrece más opciones para controlar su funcionamiento) y, sobre todo, GIMP, el procesador de imágenes que alcanza su versión 2.6 con una interfaz renovada.

 

Algunas mejoras sí son interesantes

 

A esas aplicaciones que han evolucionado se suman algunas novedades que son algo más interesantes y sobre las cuales destaca con luz propia Network Manager 0.7, una versión del gestor de conexiones que entre otras cosas está especialmente orientado a usuarios móviles ya que da soporte por defecto a las conexiones 3G.

 

 

En nuestras pruebas con un Huawei E220 comprobamos que efectivamente el sistema reconoce de forma inmediata el módem 3G USB y que permite a partir de ahí configurar una conexión (APN, usuario, contraseña y PIN de la tarjeta SIM si es necesario) para poder acceder a este tipo de servicio, y aunque en algunos casos algunos usuarios han tenido ciertos problemas con esta utilidad, a nosotros nos ha funcionado de maravilla.

 

 

Otra inclusión importante es la de la cuenta de usuario invitado por defecto: este tipo de característica permite que, por ejemplo, podamos dejarle a alguien el ordenador durante un rato, bloqueando nuestra sesión primero y luego dándole acceso a una cuenta de invitado con privilegios restringidos pero que puede utilizarse para navegar por Internet, redactar documentos ofimáticos o reproducir música y vídeos sin problemas.

 

 

Además de eso, en Ubuntu 8.10 existe ahora un directorio cifrado y privado en nuestro directorio raíz que puede ser activado fácilmente escribiendo la sentencia ‘sudo aptitude install ecryptfs-utils’ y luego la sentencia ‘ecryptfs-setup-private’, con lo que accederemos a la creación de dicha carpeta protegida de la mirada de curiosos.

 

 

La utilidad de búsqueda de escritorio de Ubuntu sigue siendo Tracker, una solución que ha ido ganando adeptos en los últimos tiempos y que ha demostrado su buen comportamiento en pasadas ediciones. Curiosamente, Tracker sigue presente en Ubuntu 8.10, pero no indexa nada porque de serie no hay absolutamente ninguna carpeta señalada por defecto para que se indexen sus contenidos. Es fácil configurar carpetas que indexar (comando ‘tracker-preferences’), pero si queréis deshabilitar el servicio (que como cualquier otro buscador de escritorio, consume ciertos recursos) podéis seguir esta guía para evaluar su posible desactivación.

 

 

El instalador de aplicaciones que encontramos en el menú de «Inicio» de Ubuntu también da más opciones y un catálogo más amplio de utilidades, pero está claro que el método predilecto de los usuarios de la distribución sigue siendo la utilización del comando apt o, en su defecto, de su frontend gráfico, Synaptic, que llegá con una mejora simpática: la inclusión de una caja de búsqueda rápida que permite introducir términos de búsqueda de paquetes y encontrarlos más cómodamente (aunque no funcione de forma totalmente correcta, tal y como indican en Launchpad).

 

 

El manejo de los repositorios sigue siendo el tradicional, aunque los Universe y Multiverse están desactivados por defecto y lo mismo ocurre con los repositorios «de terceras partes», que tendremos que activar desde el menú Sistema->Administración->Orígenes del software. En Ubuntu nos recuerdan que ha habido inclusiones importantes en los repositorios, tales como Java OpenJDK 1.6 de Sun, Apache Tomcat 6, SpamAssassin o ClamAV. Precisamente en el tema de la ejecución de Java en el sistema o en el navegador (si no sois desarrolladores) es mucho más recomendable instalar el paquete icedtea6-plugin.

 

Y continuando con este tema, Flash Player 10 acaba de ser publicado hace escasas semanas por Adobe y es la primera vez que el lanzamiento se realiza simultáneamente para Windows, Mac OS X y Linux, lo que demuestra el interés de Adobe en estas plataformas. Por esa razón es recomendable descargar el paquete de sus servidores e instalarlo (previa desinstalación de cualquier versión previa de Flash mediante el comando ‘sudo apt-get remove flashplugin-nonfree’) para tener el soporte más completo para esta tecnología.

 

 

Otro de los repositorios casi imprescindibles para completar la instalación de Ubuntu tampoco está incluido por defecto es Medibuntu: este famoso recurso nos permite instalar aplicaciones multimedia que completan la oferta nativa presentada por Ubuntu, y que sobre todo solucionan temas de compatibilidad de códecs. Es cierto que Ubuntu nos pregunta si queremos instalar nuevos códecs (incluidos algunos códecs de pago) cuando detecta un contenido multimedia no soportado por defecto, pero los usuarios normalmente prefieren ahorrarse preguntas, instalar los códecs que saben que les van a funcionar, y tener este apartado solucionado. Es lo que ofrece Medibuntu y lo que podemos conseguir siguiendo guías como esta en la que se indican los pasos a seguir para completar el proceso.

 

Conclusiones

 

Como habéis podido comprobar, Ubuntu 8.10 Intrepid Ibex aporta un buen número de novedades, pero en realidad no parece que ninguna de ellas sea especialmente crítica. Si ya contábais con una instalación de Ubuntu 8.04 o incluso de una versión anterior que habéis ido actualizando de forma tradicional con los paquetes recomendados según vuestros repositorios, no os recomendaría la actualización. Al menos, no a no ser que necesitéis a toda costa contar con opciones como las que ofrecen Network Manager 0.7 para las conexiones 3G o X.Org 7.4 para conectar dispositivos en caliente y disfrutar de sistemas multipantalla. Aún así, estas mejoras se pueden conseguir de forma manual en vuestras distribuciones convencionales con algo más de esfuerzo.

 

 

Para todos los demás, los que queráis cambiar de aires y probar cosas nuevas, Ubuntu 8.10 ofrece sin duda un excelente punto de partida (no exento de problemas, como los propios responsables señalan en una extensa y detallada lista que deberíais consultar antes de proceder a la instalación)  que demuestra que el trabajo con Linux es cada vez más sencillo y rápido, y que vuelve a confirmar a esta distribución como una de las favoritas de los usuarios por su buen planteamiento y su buena evolución, que no podemos decir que sea increíble pero que al menos sí es sostenible. Y ya se sabe, las cosas tienen que ir pasito a pasito. ¿No creéis?

 

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