Análisis
Especial tecnología SSD
Los discos SSD son cada vez más populares y muchos usuarios se preguntan cuáles son las ventajas reales de esta nueva tecnología. Nuestro laboratorio técnico se ha puesto manos a la obra y ha elaborado un completo informe donde repasamos multitud de aspectos sobre este nuevo sistema de almacenamiento acerca de su funcionamiento, prestaciones, ventajas reales y qué podemos esperar de ellos en el futuro.
Los discos SSD son cada vez más populares y muchos usuarios se preguntan cuáles son las ventajas reales de esta nueva tecnología. Nuestro laboratorio técnico se ha puesto manos a la obra y ha elaborado un completo informe donde repasamos multitud de aspectos sobre este nuevo sistema de almacenamiento acerca de su funcionamiento, prestaciones, ventajas reales y qué podemos esperar de ellos en el futuro.
Los discos de estado sólido se encuentran aún en los albores de su existencia como solución de almacenamiento y aún no están definidas muchas de sus atribuciones. En el segmento empresarial su papel está más claro, aunque siempre relacionados con un aumento del rendimiento o la fiabilidad a cualquier precio.
En el mercado de consumo, o incluso en el empresarial como solución personal de almacenamiento para portátiles o equipos de sobremesa, la variable precio es más relevante, al no haber un retorno claro de la inversión realizada. Se busca más rendimiento o más fiabilidad, aunque no siempre es posible ni justificable pagar más de 600 € por un disco de 80 Gbytes, por ejemplo. Además, para un uso personal, las capacidades de almacenamiento elevadas son un factor muy valioso y determinante a la hora de elegir un disco para el equipo.
Así pues, las decisiones de compra/inversión en el segmento de consumo y en el doméstico o personal están basadas en argumentos muy distintos. Sin ir más lejos, antes de la llegada de los discos SSD, las empresas con sistemas de bases de datos on-line llegaban hasta el extremo de comprar discos magnéticos de 15.000 rpm. SCSI en los que sólo se habilitaba la zona exterior, donde la tasa de transferencia es sustancialmente mayor. De este modo, se decidía sacrificar capacidad de almacenamiento en aras de una mayor velocidad. Y a cambio se configuraban RAIDs con más unidades para mantener la capacidad y también aumentar el rendimiento y la seguridad combinados.
En los sistemas personales, este tipo de decisiones están fuera de lugar, aunque salvando las distancias, la mejora del rendimiento y la fiabilidad son argumentos que ya están detrás de la adquisición de discos de estado sólido en el contexto de la informática personal. O detrás de la compra de equipos con discos de estado sólido preinstalados.
Las señas de identidad de la tecnología SSD
Pero, ¿qué hace que un disco de estado sólido sea más rápido y más fiable, o más caro y con menos capacidad? Aparentemente, vistos desde afuera, se trata de unidades de 2,5 pulgadas en su mayor parte, con dimensiones iguales a las de los discos convencionales con tecnología magnética.
Pero internamente carecen de partes móviles como en la tecnología magnética. La información se almacena en celdas de memoria en vez de la clásica superficie magnética con partículas polarizadas y recorrida por un cabezal magnético “flotando” sobre los platos giratorios con velocidades de rotación de 4.200, 5.400, 5.900, 7.200, 10.000 o incluso 15.000 rpm.
De todos modos, sólo por el mero hecho de cambiar la tecnología magnética por la de células de memoria transistorizadas no se puede garantizar que el resultado sea óptimo. Los discos magnéticos han mejorado mucho y los modelos más recientes con tecnologías de almacenamiento perpendicular son capaces de superar tasas de transferencia secuenciales de más de 100 MB/s en lectura y escritura.
El problema de los discos duros no es el acceso secuencial ni mucho menos: el reto son los accesos aleatorios. Imagina que escuchas una cinta de casete de principio a fin. Y haces lo mismo con un CD y luego con un iPod. Para un uso secuencial las diferencias en rendimiento no existen: todos los sistemas se comportan igual. Ahora vete saltando de canción en canción, escuchando sólo unos segundos de cada tema, por ejemplo. Con la cinta, directamente olvídate, con el CD podrás obtener un resultado medio decente pero notablemente peor que el obtenido con el iPod.
Los discos duros magnéticos son algo así como los CDs, donde el tiempo invertido en encontrar el punto donde está la información buscada es significativamente grande comparado con el tiempo de escucha. El iPod es algo así como el equivalente a los discos SSD, donde no hay partes móviles y se va al punto de la reproducción exacto de un modo esencialmente instantáneo.
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