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Análisis

Kingston SSDNow V40

Kingston se ha tomado muy en serio el mercado de los discos de estado sólido (SSD) como una prolongación de su comercialmente exitosa y dilatada experiencia en el mundo de la memoria. RAM primero y flash después, tanto llaves USB como tarjetas de memoria y ahora discos SSD. Analizamos una de sus últimas propuestas destinadas a empresas y particulares que quieren mejorar el rendimiento de cualquier sistema con interfaz SATA.

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Kingston se ha tomado muy en serio el mercado de los discos de estado sólido (SSD) como una prolongación de su comercialmente exitosa y dilatada experiencia en el mundo de la memoria. RAM primero y flash después, tanto llaves USB como tarjetas de memoria y ahora discos SSD. Analizamos una de sus últimas propuestas destinadas a empresas y particulares que quieren mejorar el rendimiento de cualquier sistema con interfaz SATA.

Hace unos días publicamos un informe sobre tecnología SSD que sirve como introducción para evaluar cómo ha resuelto Kingston este nuevo producto dentro de su catálogo de soluciones de estado sólido.

El disco que analizamos se posiciona como una solución con un precio al alcance de cualquier economía, e incluso compitiendo con productos USB Flash. De todos modos, se posiciona preferentemente como producto “de aceleración” interno en equipos de sobremesa y portátiles. Como solución externa, precisaría de una interfaz eSATA para poder beneficiarse de las ventajas de su elevado rendimiento, como veremos en unos momentos.

En su interior este disco esconde esencialmente tecnología Intel junto con 32 Mbytes de memoria Micron a 133 MHz que sirve de apoyo para el controlador Intel PC29AS21BA0. La memoria propiamente dicha es también de Intel, 29F64G08CAMDI, con la nueva tecnología de 34 nm., distribuida en cinco módulos, con lo que tenemos que cada uno tiene una densidad de 8 Gbytes. Hay huecos para instalar otros cinco en la parte superior del PCB y otros 10 en la inferior, lo cual hace un total de 160 Gbytes para esta gama de discos.

El controlador de Intel está preparado para trabajar con 10 canales en paralelo, que sería equivalente a repartir las operaciones de escritura y lectura entre los diez módulos de memoria NAND, pero en este modelo de 40 Gbytes sólo hay cinco disponibles. Tiene sentido a la vista de la moderada velocidad de escritura, de algo más de 40 MB/s, aunque a cambio presenta un elevado rendimiento en el apartado de operaciones de entrada/salida (IOPS).

A modo de resumen de características, aquí están las más destacadas:

– Kingston SSDNow V40 Accelerator Drive.

– Velocidad Secuencial: hasta 170 MB/s en lectura y 40 MB/s en escritura.

– Formato: 2,5 pulgadas.

– Tecnología: NAND de 32 nm.

-Partes móviles: no tiene.

– Interfaz: SATA, 3 Gbps.

– Compatibilidad S.M.A.R.T.: Sí.

– Garantía: 3 años, soporte 24/7.

– Capacidad: 40 Gbytes.

– Consumo: 0,15W, 0,06W en reposo.

– Tiempo de vida: 1 millón de horas (5 años con una tasa de escritura diaria de 20 Gbytes).

– Aplicaciones: disco para acelerar el sistema operativo, pero no como sistema de almacenamiento de datos.

– Software: Acronis True Image para realizar la clonación del disco.

Este disco se vende tanto como solución convencional (el disco y ya está), como en kit para actualizar el ordenador de sobremesa. En este último caso se incluye un adaptador de 2,5 pulgadas a 3,5 pulgadas y el software de clonación Acronis True Image para pasar los archivos del sistema al disco SSD de modo que no haya que reinstalar desde cero, aunque en la práctica no estará de más partir de una instalación limpia para maximizar el espacio. Si se dejan los 8 Gbytes libres recomendados, tras instalar Windows 7 Ultimate el espacio libre no es realmente holgado.

¿Son suficientes 40 Gbytes?

Según se mire. Desde luego que sólo 40 Gbytes no, pero una solución combinada en la que este disco conviva con otro de tecnología magnética no es descabellada. 40 Gbytes es una capacidad modesta si se compara con los discos de 1,5 Tbytes o 2 Tbytes. Pero por otro lado, Kingston no pretende convertir a este disco en la solución universal para todos. En los casos en los que se haga un uso poco ambicioso del equipo, usar 40 Gbytes como disco de sistema es una propuesta realizable. A poco que se haga un uso avanzado del sistema estos 40 Gbytes serán un cuello de botella, y en cualquier escenario hay que observar ciertas normas como paso previo a la instalación de esta solución SSD. Normas que también es conveniente aplicar en discos SSD de mayor capacidad, todo sea dicho.

Es recomendable desactivar todas las opciones que tengan que ver con cachés e indexación: en los discos SSD no es necesario y además, en el caso de este modelo SSDNow V 40 Gbytes se ahorra un espacio en disco vital. Si se tiene en cuenta que es recomendable dejar entre un 15 % y un 20 % de espacio libre en la unidad, y que cualquier acceso superfluo significa reducir la vida útil y entorpecer a los algoritmos de recuperación del espacio ocupado, estas tácticas se justifican inmediatamente.

Tampoco está de más modificar las variables del sistema para “mover” las carpetas de descargas, los programas o los documentos del usuario al disco magnético de más capacidad.

Discos muy “RAIDy”

Si este disco por sí solo es interesante para el segmento mainstream, sin más que añadir otra unidad y configurar el modo RAID 0, se conseguirá aumentar la capacidad de la unidad hasta 80 Gbytes, y además duplicar teóricamente el rendimiento de la unidad. En la práctica, un RAID 0 no supone un rendimiento 2x en todos los apartados, pero se tendrá una solución excelente en términos de rendimiento y capacidad con un precio muy interesante.

Pruebas de rendimiento

Para comprobar si realmente este disco estaba a la altura de los esperado, se trabajó con una configuración basada en el chipset Intel X58 junto con el procesador Intel Core i7 965 sobre la placa base ASUS Rampage II Extreme. Como memoria, se trabajó con 12 Gbytes de memoria Kingston a una velocidad de 1.066 MHz por motivos de estabilidad y compatibilidad de modo que se pudiera instalar un disco RAM con facilidad y garantías.

Como disco magnético se trabajó con una unidad Seagate Barracuda 7200.12 de 500 Gbytes y un único plato, y como disco SSD se trabajó con la unidad de prueba SSDNow V 40 Gbytes Accelerator. Se comprobó que el software de clonación funcionaba correctamente, pero para la instalación definitiva se partió de cero con un disco Windows 7 Ultimate. Como referencia, baste decir que la instalación de Windows 7 se completó en poco más de 12 minutos.

PCMark Vantage y PCMark 2005

Dos pruebas que ofrecen una información detallada del comportamiento de un disco SSD son las relacionadas con el disco duro dentro de las suites PCMark Vantage y PCMark 2005. En las gráficas se puede ver cómo el disco SSD está por encima del disco magnético, aunque mucho más arriba está el disco RAM. En todas las pruebas se muestra contundente y sin fisuras.

HDTach 3.0

Esta aplicación proporciona datos sobre las velocidades de transferencia en lectura y escritura. Así como el tiempo de acceso, que también está muy por debajo en los discos SSD si se compara con los de la lenta tecnología magnética. Tiempos de décima de milisegundo, frente a decenas de milisegundos lo dicen todo.

Intel IOMeter

El resultado es bueno, muy bueno, salvo por el apartado de la velocidad de escritura de “sólo” 40 MB/s, aunque en la práctica está por encima en algunos megas. Lo mismo ocurre con la lectura, donde las pruebas arrojan resultados más altos que los publicados en las especificaciones. Además, la merma en el rendimiento tras haber “degradado” la unidad (copiando archivos hasta alcanzar el límite de almacenamiento disponible, por ejemplo) no es grave y se puede convivir con ellas hasta que TRIM se haga realidad en el SO o en los controladores y permita una gestión óptima de la “recolección de basura”.

Esperamos probar pronto el modo RAID con dos unidades para ver hasta qué punto se mejora una solución con un precio rompedor, una capacidad “delicada” y un poder de aceleración significativo para las tareas cotidianas en el PC. Para los portátiles no es recomendable al no tener la opción de instalar un segundo disco duro de más capacidad.

El futuro de los discos SSD

Tal y como se decía al principio, los discos SSD están aún dando sus primeros pasos como soluciones de almacenamiento. La interfaz SATA, por ejemplo, está pensada más para comunicarse con discos magnéticos que con discos SSD, que están más cerca de la memoria RAM que de los discos duros en lo que a “interioridades” se refiere. En las pruebas se ha configurado un disco RAM para mostrar las cifras obtenidas a partir de la tecnología dinámica DRAM, abrumadoramente superior a la estática de los discos SSD, pero es cuestión de tiempo que aumenten su velocidad.

A poco que se popularicen las soluciones RAID, la velocidad de las unidades superará la de la propia interfaz SATA que entra ahora en la generación SATA 6 Gbps. Al final, de lo que se trata es de que los datos y los programas estén disponibles para la memoria del sistema, por lo que no sería descabellado pensar en futuros controladores de memoria que además de “hablar” con la RAM, pudieran comunicarse a nivel electrónico con la controladora de los discos SSD.

Otros posibles productos son unidades en las que convivan al mismo tiempo las tecnologías magnéticas y SSD, sobre todo de interés para equipos portátiles donde no hay hueco para dos unidades de almacenamiento (en general).

Kingston también habla de posibles “bundles” en los que se vendan estas unidades SSDNow V 40 Gbytes junto con kits de memoria HyperX. A la vista del rendimiento obtenido en las unidades de disco “montadas” en RAM, no estaría mal disponer de una cantidad de memoria elevada entre 8 y 12 Gbytes para asignar 6 o 4 Gbytes como unidad de altísimo rendimiento para trabajar con archivos temporales o como unidades Readyboost para caché del sistema.

En cuanto a tecnología, los controladores aún tienen que mejorar. Indilinx, JMicron, Samsung o Intel son los proveedores más frecuentes de controladores en la actualidad, pero habrá más. Quizás se pueda hablar de controladores programables que puedan modificar sus algoritmos de forma dinámica según el tipo de uso que se le quiera dar a la unidad. Si se trabaja sobre todo con accesos secuenciales, el controlador tendría un comportamiento dado, y si se pasa a trabajar con archivos pequeños, otro. O incluso se podría hacer que desde el propio disco SSD la controladora “gobernara” los discos RAM en memoria DDR3 para trabajar de un modo más eficiente con ellos y a nivel de hardware sin necesidad de instalar soluciones de software.

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