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¿Qué es la holoportación?

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¿Qué es la holoportación?

Si hay una serie de televisión que, durante décadas, ha hecho soñar con el futuro a múltiples generaciones, cabe poca discusión sobre qué título merece la medalla de oro en ese sentido: Star Trek. Ideada por el genial y un tanto excéntrico Eugene ‘Gene’ Roddenberry, debutó con la serie clásica (la única entonces, claro) en 1966, es decir, en unos tiempos en los que la carrera espacial vivía sus mejores tiempos, de manera simultánea a no pocos avances en relación con la informática y otras muchas tecnologías.

Parte de las tecnologías futuristas mostradas por la serie en los años 60 son, en la actualidad, parte de nuestro día a día, pero otras, más de medio siglo después, siguen estando muy lejos de nuestro alcance. La principal, sin duda, es el motor de curvatura, elemento clave para la exploración espacial tal y como la plantea la serie, pero probablemente la más deseada por muchos no sea esa. La frase más «recordada» de la serie (y entrecomillo lo de recordada porque, curiosamente, nunca llegó a pronunciarse) es Beam me up, Scotty, con la que los miembros de una expedición pedían al ingeniero jefe de la Enterprise que los teletransportara de vuelta a la NCC-1701. Así, sí, hablamos del teletransporte.

El teletransporte o, para ser más exactos, el teletransporte de átomos, y más aún, de estructuras compuestas por los mismos, todavía no se atisba ni a corto ni a medio plazo, y son bastantes las voces cualificadas que plantean que nunca será posible. Personalmente, opino que estos últimos son unos aguafiestas, pero por otra parte tengo bastante claro que es algo que, de lograrse, será tan a largo plazo que yo no llegaré a verlo, y apostaría a que tú tampoco (vaya, ahora el aguafiestas soy yo).

Así, a alta de teletransporte, en lo que sí que podemos confiar es en la holoportación. No el lo mismo, ya lo sé, pero no poder comerme un buen solomillo de buey de Kobe (no ya wagyu, hablo de que tenga su certificado de origen de Kobe) no hace que disfrute menos de un buen corte de ternera gallega, de la sierra del Guadarrana o de alguna suculenta especialidad argentina. Si no se pueden teletransportar mis átomos, al menos que se holotransporte mi presencia.

¿Qué es la holoportación?

¿Qué es la holoportación?

Es probable que, solo con su nombre, o en todo caso con su nombre y los párrafos anteriores, ya te hayas hecho una idea, más aún teniendo en cuenta que no es una tecnología excesivamente novedosa. Ya te hablamos de ella en 2016 y, dado su potencial, la investigaciones al respecto no se han detenido desde entonces. Y 2022 está resultando ser un año singularmente importante en este sentido, con pruebas exitosas que extienden su alcance.

De una manera resumida, la holoportación plantea la reproducción holográfica en tiempo real y de manera remota de una señal capturada con una cámara especialmente diseñada para tal fin en un extremo, y un sistema óptico capaz de reconstruir, de manera holográfica, la imagen capturada por la cámara. Si los dos (o más) interlocutores cuentan con ambos elementos, podrán interactuar entre sí como si ambos estuvieran en el mismo lugar. Y sí, dicho así puede sonar como algo sencillo, pero en realidad hablamos de una técnica y de un proceso particularmente complejos.

¿Y por qué digo que este 2022 es un gran año para la holoportación? Pues porque con pocos meses de diferencia se han producido dos hitos muy interesantes. El primero tuvo lugar el pasado mes de abril, cuando la NASA usó la cámara Hololens Konnect de Microsoft con un software personalizado desarrollado por AEXA Aerospace para proyectar hologramas de un grupo de persona a la Estación Espacial Internacional.

Con esa prueba, la agencia espacial estadounidense empezaba a experimentar con una tecnología que, en un futuro, podría emplearse en el contexto de misiones a la Luna, a Marte y otros lugares para comunicarse con los astronautas para transmitir información crítica y disminuir la sensación de aislamiento en el espacio. También permitirá la comunicación bidireccional, lo que permitirá a los astronautas holoportarse a la Tierra y comunicarse con sus seres queridos y otras personas.

Por otra parte, hoy hemos sabido de otra prueba exitosa y que, además, en este caso ha sido bidireccional y entre dos países. Como podemos ver en este vídeo, investigadores de la Western University en Ontario, Canadá, establecieron una conexión bidireccional exitosa con Alabama, Estados Unidos. Los responsables de la misma consideran que se trata de la primera holoportación bidireccional internacional que se ha producido.

Talking Heads

La holoportación es, a día de hoy, la técnica más avanzada para que una persona pueda «teletransportarse», pero no es la única, claro. En realidad, quién sabe si también inspirados por el teletransporte de Star Trek, la Advanced Research Projects Agency (ARPA) puso en marcha a mitades de los setenta un proyecto de investigación, con el fin de encontrar algún sistema seguro para permitir que, en caso de emergencia, el presidente de Estados Unidos, el vicepresidente, el secretario de Estado, el presidente del Tribunal Supremo y el portavoz de la Casa Blanca pudieran permanecer reunidos aún encontrándose  en emplazamientos diferentes.

ARPA, posteriormente DARPA al añadir Defense a su nombre anterior, ya había diseñado y puesto en marcha en 1969 una red telemática inteligente, capaz de reconducir automáticamente el tráfico de los datos si algún segmento de la misma quedaba inoperativo. En la primera fase de su despliegue conectó la Universidad de California, los Ángeles y el Instituto de Investigaciones de Stanford, pero no tardaron en ir sumándose nuevos nodos. El nombre de dicha red era ARPANET y, como seguramente ya sabes, fue la espina dorsal de Internet hasta 1990, tras finalizar la transición al modelo de protocolos TCP/IP, iniciada en 1983.

Nicholas Negroponte  recuerda, en ​Being Digital, que fue contratado para el proyecto del sistema de teleconferencia remota y que, para dotar de mayor realismo a esa «telepresencia» en la que debían trabajar, idearon construir unas replicas de las cabezas de cada una de aquellas personas. Ésta contaría con una máscara traslúcida de tamaño real y con la forma de la cara de la persona. En dicha máscara se proyectarían imágenes de las personas y, además, la cabeza podría realizar algunos movimientos básicos. Cada una de las cinco personas mencionadas anteriormente contaría con un «set» de cuatro cabezas parlantes y el sistema de captura necesaria para hacer llegar su señal a los otros cuatro.

Finalmente el proyecto no fue aprobado, pero los actuales avances en teleportación me resultan una prueba clara de que Negroponte y su equipo avanzaron en la línea adecuada, dando los primeros pasos en el concepto de telepresencia.

Si me dieran una cana por cada contenido que he escrito relacionado con la tecnología... pues sí, tendría las canas que tengo. Por lo demás, música, fotografía, café, un eReader a reventar y una isla desierta. ¿Te vienes?

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