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Una conexión a Internet rápida puede convertirse en una conexión lenta, te explicamos por qué

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Tienes una conexión a Internet rápida. Sobre el papel, tu conexión es capaz de ofrecer velocidades de 900 Mbps en bajada y 800 Mbps en subida, pero cuando empiezas a navegar por Internet descubres horrorizado que tu conexión va muy lenta. Haces una prueba de velocidad y todo parece normal, así que no entiendes qué es lo que está ocurriendo.

Puede que más de uno de nuestros lectores se haya encontrado con esta situación en más de una ocasión, y la verdad es que es, por desgracia, algo que puede ocurrir con más frecuencia de lo que sería deseable. Una conexión rápida a Internet puede convertirse en una conexión lenta, y por razones muy diversas que hoy vamos a repasar con vosotros en este artículo.

Afortunadamente, la mayoría de los problemas que hacen que una conexión a Internet rápida se vuelva lenta suelen ser fáciles de identificar, y de resolver. Para que este artículo os resulte de utilidad, no solo vamos a repasar esos problemas, sino que también os daremos una solución real a cada uno de ellos. Como siempre, si al final tenéis cualquier duda podéis dejarla en los comentarios.

Un router mal colocado puede ralentizar tu conexión a Internet

Y de manera notable, tanto que es posible que en las zonas más alejadas llegues a quedarte sin conexión. Esto tiene una explicación, y es que las ondas de radio que emite el Wi-Fi tienen un alcance limitado, y además pueden verse afectadas por las interferencias y los obstáculos.

Por ello, una conexión muy rápida puede acabar siendo muy lenta si colocamos el router en una posición muy alejada, rodeado de obstáculos o de fuentes de interferencia. En estos casos, algo tan sencillo como moverlo un poco y colocarlo en una posición mejor puede marcar una diferencia enorme. Colocar mal el router es uno de los errores más frecuentes.

Solución: basta con mover el router a una posición ligeramente elevada, menos alejada y libre de obstáculos y fuentes de interferencias.

Cuidado con el estándar Wi-Fi, y con el cable y la tarjeta de red

En los tiempos que corren no es normal utilizar estándares Wi-Fi obsoletos, y tampoco contar con tarjetas de red antiguas o cables de bajo rendimiento, pero son tres cosas que debemos tener en cuenta porque pueden acabar afectando de forma notable al rendimiento de nuestra conexión a Internet.

Si activas la compatibilidad con el estándar Wi-Fi 3 o con uno anterior la velocidad de tu conexión a Internet se reducirá a niveles inaceptables, y si utilizas una tarjeta de red o un cable limitados a 100 Mbps estarás aprovechando solo una novena parte de la velocidad real de tu conexión.

Solución: evita el uso de protocolos Wi-Fi antiguos, y de componentes y cables obsoletos, ya que reducirán el rendimiento de tu conexión a Internet.

Un intruso o una infección de malware pueden hacer que la conexión más rápida se convierta en una «tortuga»

La seguridad es muy importante en cualquier conexión a Internet, y en este sentido es fundamental que sigamos una serie de pautas básicas para evitar problemas. El sentido común a la hora de navegar por Internet es fundamental, y el uso de soluciones antivirus nos ayudará a evitar disgustos.

Sufrir una infección por malware puede afectar enormemente al rendimiento de nuestra conexión a Internet, e incluso cabe la posibilidad de que nos impida navegar por determinadas páginas web. Por otro lado, si un intruso logra romper la seguridad de nuestro Wi-Fi y se cuela en nuestra red también podría acabar consumiendo todo el ancho de banda de la misma, lo que hará que nuestra conexión vaya a pedales.

Solución: ten cuidado a la hora de navegar y de descargar cosas, instala software de seguridad y protección antimalware, mantén tus equipos y dispositivos actualizados y utiliza una contraseña fuerte para tu red Wi-Fi. Si descubres que tienes un intruso cambia la contraseña para echarlo.

Latencia elevada y problemas de servicio y servidores

La latencia también puede hacer que incluso la conexión más rápida del mundo se convierta en la más lenta. Con este término nos referimos al tiempo que pasa entre que se completa la comunicación bidireccional entre nuestro PC y un servidor de Internet. Si esta es muy lenta, la conexión se verá muy afectada.

Piensa, por ejemplo, en lo que pasaría si quisieras abrir una página web pero se produce una latencia enorme de varios segundos, dicha acción tardaría mucho tiempo en completarse. Los problemas en el servicio que puedan sufrir tu proveedor de Internet o los servidores a los que intentas conectarte también pueden tener un grave impacto.

Solución: es posible reducir la latencia minimizando el número de dispositivos conectados y las aplicaciones o procesos que consumen ancho de banda en segundo plano, pero si el problema es ajeno a nosotros no podremos hacer nada más que esperar a que se resuelva.

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