A Fondo
Wearables para el cerebro, la próxima frontera
La categoría de dispositivos inteligentes portátiles para «vestir» o «ponerse» va a dar otro salto de nivel con los wearables para el cerebro. Los relojes y pulseras cuantificadoras destinadas a la actividad deportiva, salud y sueño son y seguirán siendo mayoritarios en el segmento, y se ampliarán con otros factores de forma como los anillos. Pero habrá mucho más en el futuro de la mano de la neurotecnología.
Aunque estas técnicas suelen asociarse con implantes cerebrales o similares, estos wearables para el cerebro refieren dispositivos médicos terapéuticos que aplican estimulación cerebral desde fuera del cuerpo (a través de la piel y el cráneo), sin recurrir a ningún proceso físicamente invasivo y como tratamiento para una variedad de problemas de salud crónicos.
Wearables para el cerebro
TechCrunch ha publicado un especial que nos ayuda a entender qué son estos dispositivos y por qué podríamos necesitarlos. Pensemos en dispositivos portátiles que se colocan sobre la cabeza y que permiten al usuario autoadministrarse tratamientos para afecciones psicológicas como la depresión, el dolor menstrual, el síndrome premenstrual y en general aplicaciones objetivo como la ansiedad, el insomnio o el trastorno de estrés postraumático.
Los investigadores dicen que también es posible su uso para trastornos metabólicos (cada vez más extendidos) como la obesidad y la diabetes tipo II, que podrían tratarse utilizando este tipo de neurotecnología portátil.
Todas estas aplicaciones forman parte de la hoja de ruta de algunas startup que han estado desarrollando su tecnologías de estimulación cerebral no invasiva durante la última década. El mercado para estas tecnologías médicas sigue siendo muy pequeño, pero parece estar al borde de un período de crecimiento acelerado en los próximos años, ya que los esfuerzos a largo plazo para comercializar la I+D están listos y se traducirán en toda una nueva generación de productos. Siempre que se sucedan las aprobaciones regulatorias necesarias que como podrás entender en estos campos son más exigentes y se superen ciertos compromisos técnicos que tampoco son menores.
Tratamientos más efectivos
Una de las grandes promesas de la neurotecnología no invasiva es que podría ofrecer un tratamiento alternativo para afecciones como la depresión (una auténtica epidemia en el mundo actual), que no siempre responden bien a los medicamentos. Pero, ¿cómo puede un dispositivo electrónico tener un efecto terapéutico en el cerebro humano? La teoría básica es que estimular la actividad cerebral de forma dirigida puede influir en cómo se siente una persona al cambiar las señales eléctricas que utilizan las células cerebrales para comunicarse entre sí.
«Las células cerebrales se comunican mediante sustancias electroquímicas», explica la Dra. Camilla Nord, profesora adjunta de la Universidad de Cambridge y directora del Laboratorio de Neurociencia de la Salud Mental de la universidad en su último libro sobre ciencia de la salud mental (The Balanced Brain). «Por lo tanto, una forma de cambiar la actividad en el cerebro y con ello los pensamientos o el estado de ánimo de una persona es modificando la química. Eso es lo que hacen los medicamentos como los antidepresivos y los antipsicóticos».
Otra manera de cambiarlo es modificando sus señales eléctricas, y eso, de distintas maneras, es lo que hace la estimulación cerebral. Si bien los productos farmacéuticos son una vía más establecida para influir en el estado de ánimo y la salud mental, tomar medicamentos tiene muchas desventajas, desde los costes hasta la dificultad de dejar de tomarlos una vez que comienzan los tratamientos y con una gran cantidad de posibles efectos secundarios.
Para los no iniciados, la idea de aplicar electricidad al cerebro puede resultar un poco aterradora. Sin embargo, al preguntársele sobre los posibles riesgos, Nord afirma que la cantidad de neuroestimulación que se utiliza en los dispositivos comerciales es tan leve que no debería ser motivo de preocupación en términos de seguridad, por su baja estimulación eléctrica cerebral y el uso de breves períodos de tiempo, como se recomiendan.
Complejidad técnica y regulatoria
La neurotecnología tiene un potencial tan grande como su complejidad, tanto técnica como la de aprobación por los reguladores de mercado. Primero técnica, por la variedad de tecnologías que se pueden utilizar para influir en la actividad del cerebro. En términos generales, esto incluye la estimulación magnética transcraneal (TMS), la estimulación con corriente eléctrica (CES) e incluso, según indican las investigaciones, las ecografías (TUS).
Hasta ahora, la mayor parte de la actividad comercial se ha centrado en una forma de estimulación eléctrica transcraneal (ECT) denominada estimulación eléctrica transcraneal (tDCS). Pero se están explorando otros enfoques eléctricos. Las aplicaciones de estimulación cerebral no invasiva también están aumentando, pero las principales áreas de interés hasta ahora son la salud mental y los problemas neurológicos.
No será sencillo. La estimulación cerebral tiene una historia larga, pero no siempre ilustre. Los dispositivos más antiguos que no contaron con el respaldo de la ciencia explican parte del escepticismo persistente sobre la terapia neurotecnológica no invasiva. En los últimos años, los reguladores han estado buscando endurecer sus reglas para aprobar la neuroestimulación eléctrica para ciertas aplicaciones.
El proceso de aprobación de estos wearables para el cerebro puede durar muchos años. Hasta ahora, el regulador más potente del mundo (la FDA estadounidense) ha aprobado algunos dispositivos para tratar la ansiedad y el insomnio, pero el organismo aún no ha aprobado ningún dispositivo CES para la depresión. Se puede decir con seguridad que el primer wearable para el cerebro destinado a combatir la depresión que obtenga la aprobación de la FDA podrá reivindicar un importante aumento de credibilidad.
Evaluar los costes
Las nuevas reglas (más seguras, modernas y realistas) para la aprobación de dispositivos médicos neurotecnológicos preparan a la categoría para un reinicio de reputación, siempre que las empresas emergentes puedan cumplir con los estándares actualizados. Sin embargo, obtener la aprobación regulatoria no es el final del camino.
Los sistemas de suministro de atención médica también evalúan los tratamientos novedosos centrándose en los costes, lo que significa que deben poder demostrar una buena relación calidad-precio. Una vez más, los diferentes mercados y sistemas de atención médica pueden abordar estas evaluaciones de costo-beneficio de manera muy diferente, lo que aumenta el trabajo administrativo para las empresas emergentes que desean vender en múltiples mercados.
En países con servicios nacionales de salud financiados por fondos públicos (España, Reino Unido, Francia…) que cuentan con organismos también públicos para evaluar tanto la eficacia clínica como la relación coste-eficacia de los posibles tratamientos, puede ser más sencillo, mientras que en países como en Estados Unidos el proceso de evaluación de costes está mucho más fragmentado como resultado del papel más importante que desempeña la sanidad privada.
Neurotecnología de consumo
Para finalizar, decir que hay otro conjunto de wearables que estimulan el cerebro y que se encuentran fuera de la categoría de tecnología médica, en un espacio más amplio, pero más difuso de dispositivos de bienestar a medio camino entre los wearables para el cerebro que se encuadran en ciencia médica y los wearables generales como una modesta pulsera de actividad física.
Este grupo de dispositivos son productos de ‘estilo de vida’, comercializados y vendidos directamente a los consumidores, generalmente con algún tipo de entrenamiento o seguimiento cerebral. Pero sin una supervisión regulatoria de los supuestos beneficios, es más difícil comprender y verificar el impacto.
Hay ejemplos como una diadema (investigación original de Philips) que detecta ondas cerebrales mediante EEG usando música y otras imágenes dentro de la aplicación para ofrecer un programa de seguimiento y entrenamiento de concentración orientado a deportistas y atletas profesionales. El segundo ejemplo son unos auriculares inteligentes premium que se comercializarán como una herramienta de seguimiento de la atención (y entrenamiento de la concentración) para trabajadores de la información que quieran optimizar su productividad.
El entrenamiento cerebral en sí no es una idea nueva, por supuesto y también lo hemos visto en el segmento del entretenimiento. Durante años se han promocionado y vendido juegos que afirman aumentar la agilidad mental, pero esas aplicaciones no tienen la mejor reputación y hay pocas pruebas de su utilidad vaya más allá de que sirvan para mejorar la capacidad de los usuarios para jugar a ese tipo de juegos.
Simples jomparados con los wearables para el cerebro a los que nos hemos querido acercar en este artículo y que forman parte de esa ciencia médica que puede mejorar nuestra calidad de vida con la ayuda imprescindible de la tecnología como en otros muchos campos.
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