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Disney+ y todo lo que está mal en el mundo del streaming

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Disney+ y todo lo que está mal en el mundo del streaming

Empezaré esta noticia diciendo que soy suscriptor de Disney+ desde que este servicio de streaming se estrenó en nuestro país. Razones no faltaban para ello, con un catálogo en el que podemos encontrar desde toda la enorme cantidad de contenidos del universo de Star Wars hasta las generalmente destacables creaciones de Pixar. Y, como placer culpable, otra de las razones que me empujaron a contratar este servicio fue poder disfrutar, bajo demanda, de la serie documental «Mayday, catástrofes aéreas» de National Geographic. Sí, todos tenemos nuestros placeres culpables.

El caso es que, a día de hoy, tengo prácticamente decidido que éste será muy último año de suscripción al servicio (sí, siempre que puedo opto por las suscripciones anuales). Y lo cierto es que en cierta medida lo lamento, porque su oferta de contenidos me sigue pareciendo de lo más interesante, y veo que el ritmo de renovación y actualización de su catálogo es absolutamente defendible. No tengo problemas con el catálogo (aunque sí con algunas cancelaciones, como la de The Acolyte).

Mi problema con Disney+ es que, como digo, soy suscriptor desde el primer día del servicio en España, y con esto quiero decir que he vivido la evolución de su precio, un crecimiento que se traduce en que, en cinco años, cuando me correspondería pagar la cuota anual de renovación, tendría que pagar el doble (más un céntimo de euro) de lo que pagué en 2020. Mi primer pago fue de 69,99 euros por un año, mientras que el que me correspondería pagar el año que viene sería de 139,99 euros. Su precio se ha duplicado en cinco años. Una barbaridad se mire como se mire.

Disney+ y todo lo que está mal en el mundo del streaming

Hoy hablo de Disney+ porque es la reflexión que tengo en mente desde hace unos días, pero no digo ni remotamente que sea el único caso. De hecho, el anuncio de la subida de precios de Disney se produjo tan solo un día después de que Netflix también anunciara otra subida más, la semana pasada. Y si hoy me centro en hablar de mis planes de no renovar mi suscripción a Disney+, lo hago como extensión de lo que ya conté en su momento, cuando decidí darme de baja en Netflix.

Las plataformas de cine y series en streaming han sido, durante los últimos años, un ejemplo perfecto de una gestión absolutamente nefasta, que se ha traducido en… voy a decir que fastidiar para no emplear alguna otra palabra bastante más contundente, a sus usuarios, a aquellas personas que, en su momento, vieron en estos servicios una propuesta de lo más conveniente para poder ver legal y cómodamente películas y series.

De un tiempo a esta parte se habla de un resurgir en las descargar peer to peer de cine y series, algo que no ocurre con la música, y eso que también hemos vivido alguna subida de precio de los servicios de música en streaming. Una enorme dispersión de los contenidos, precios que suben como la espuma y funciones que son restadas de las cuentas normales, para reservarse exclusivamente a las premium, han logrado que el cansancio empiece a azotar, a azotarnos, a los usuarios, que volvemos a fijar la mirada en las descargas de Internet.

 

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Si me dieran una cana por cada contenido que he escrito relacionado con la tecnología... pues sí, tendría las canas que tengo. Por lo demás, música, fotografía, café, un eReader a reventar y una isla desierta. ¿Te vienes?

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