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Música y videojuegos, un paseo histórico por los 8 y 16 bits

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Hablar de música y videojuegos es hacer referencia a todo un género propio que ha tenido una enorme evolución con el paso de los años, hasta convertirse en algo que ha conseguido romper fronteras y atraer a una enorme cantidad de usuarios.

Sí, la música de los videojuegos tiene un papel que va más allá de la simple ambientación, tiene entidad propia, aunque siendo justos debemos puntualizar que en sus orígenes era algo que de forma independiente, esto es, aislada del juego, sólo llegó a tener un negocio real en Japón.

Hoy, sin embargo, su atractivo ha superado barreras y prejuicios y ha conseguido una gran base de fans que no dudan en escuchar la música de sus juegos favoritos en sus ratos de ocio, o incluso para realizar diversas actividades diarias, ya sea trabajar, estudiar o hacer deporte.

Siempre ha sido importante, pero su popularidad se disparó sobre todo con el uso de canciones reales en sistemas relativamente modernos. En este sentido podemos decir que el punto de inflexión se produjo con la llegada de Dreamcast y PS2, aunque PS1 fue toda una precursora.

Con todo los más viejos del lugar no podemos evitar recordar con cariño aquel sonido «de chip» que nos brindaban los primeros sistemas de ocho bits, con canciones que hoy en día suenan de maravilla en diferentes reinterpretaciones con instrumentos reales.

No hay duda, la historia de la música en los videojuegos es muy rica, y por ello hemos querido llevaros a dar un paso por ella a través de algunas de las canciones más populares que han quedado como auténticas joyas imperecederas.

Sin más entramos en materia, y como siempre os invitamos a comentar y a que nos contéis en los comentarios qué canciones de qué juegos han sido vuestras favoritas.

La música chip y los 8 bits, el inicio de algo grande

Inicialmente la aproximación musical al mundo del videojuego fue muy limitada, basta conectar y escuchar el sonido de una Atari 2600 para darse cuenta de ello.

En la mayoría de los casos se prescindía de utilizar «bandas sonoras» en sentido estricto y se apostaba únicamente por los efectos de sonido, algo que fue cambiando en gran medida a partir de los años 80.

En este sentido la gran revolución vino gracias a la Famicom de Nintendo, que asomó en Japón en 1983 y era capaz de reproducir hasta 6 canales de sonido, superando en gran medida las limitaciones iniciales que enfrentó la llegada de la música a los videojuegos.

Podemos considerar ese momento como el inicio de la «Edad de Oro» de lo que se conoce como «chiptune», algo que se ha mantenido hasta hoy con una gran base de fans y seguidores aficionados sobre todo a la cultura retro dentro del mundo del videojuego.

Otras consolas como Master System también nos dejaron auténticas joyas, aunque no todos los jugadores más jóvenes son capaces de asimilar su tipo sonido, que algunos consideran como «arcáico», chillón e incluso cargante. Qué podemos decir, cuestión de gustos, aunque es evidente que la nostalgia pesa, y mucho.

Antes de saltar a la siguiente etapa os dejamos con algunas de las canciones más emblemáticas de esta generación.

Llegan los 16 bits y el muestreo digital

La llegada de las consolas de 16 bits supuso un cambio muy grande en lo que respecta a calidad de sonido, aunque debemos tener en cuenta que cuando hacemos referencia a ellas no implica directamente que fuesen capaces de reproducir sonido de 16 bits, sino que aludimos a su procesador principal o CPU.

Uno de los sistemas más populares de esta generación fue la Mega Drive de SEGA, la primera de 16 bits en conseguir una gran popularidad en todo el mundo y si no me falla la memoria también es la consola más vendida de dicha firma en toda su historia.

Marcó una evolución importante en cuanto a calidad gráfica y amplió las posibilidades en juegos gracias a la mayor potencia que le daba sobre todo su procesador Motorola 68000, aunque apostaba por una aproximación híbrida en lo que respecta a calidad de sonido.

Así, disponía de diez canales en total con uno para muestras PCM en estéreo, superior a los 6 canales en mono de la NES. Dicho canal PCM se usaba a menudo para muestras de percusión, pero el sonido seguía siendo de 8 bits.

Era un avance claro, pero mantenía limitaciones que sólo los más grandes consiguieron superar tirando del sintetizador FM, entre los que merece una especial mención el genial Yuzo Koshiro.

Posteriormente la llegada de accesorios como el Mega-CD abrió las puertas a una mejora enorme, gracias a la inclusión de más canales PCM y a la posibilidad de reproducir sonido directamente del CD, pero no tuvo éxito, como sabemos.

Super Nintendo llegó después e hizo gala de una superioridad técnica clara a la de Mega Drive, salvando la abismal distancia que existía entre ambas a nivel de CPU.

Dicha superioridad se plasmó claramente en el sonido, ya que «el Cerebro de la Bestia» que presentó Nintendo contaba con un chip de sonido DSP desarrollado por Sony junto al SPC700, sumando ocho canales de sonido muestreado de hasta 16 bits en estéreo a 32 kHz.

Las diferencias frente a Mega Drive fueron claras y en algunos casos llegaron a ser abismales, aunque recuerdo perfectamente que algunos juegos de Super Nintendo tenían un tono demasiado orquestal que llegaba a empañar en algunos casos el conjunto final.

Antes de terminar os dejamos con una pequeña selección de algunos de los temas más emblemáticos de ambas consolas.

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