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Las direcciones IPv4 se han terminado en Europa. ¿Y ahora qué?

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Ayer, a las 15:35 de la tarde, el Centro de Coordinación de Redes IP Europeas (conocido por sus siglas RIPE NCC) realizó la última asignación /22 IPv4 a las direcciones que quedan disponibles. Tras anunciar el pasado mes de octubre que solo quedaban un millón de direcciones IPv4 por asignar y avisar repetidamente de la necesidad de dar el salto a IPv6, ayer se vieron obligados a anunciar que el principio del fin de IPv4 ha llegado.

A pesar de la escasez de IPs que ha provocado el crecimiento a escala geométrica que experimenta Internet, el RIPE había conseguido distribuir miles de nuevas direcciones asignando bloques /22 (1024 direcciones cada uno). Estos son los que están agotados desde ayer, quedando disponibles bloques mucho más pequeños, de /24 (256 direcciones) a /32 (que indica una única dirección IP).

La labor del RIPE ahora es recuperar direcciones IPv4 que ya no se usan, ya sea por proyectos cerrados o por redes y empresas de hosting que devuelven paquetes de direcciones que ya no van a necesitar. Estas se asignarán a la lista de espera que está activa, pero es prácticamente imposible que puedan abastecer a las millones de peticiones que se esperan.

La necesidad de dar el salto a IPv6

Por ello, la implementación del IPv6 a gran escala es ya una necesidad si no queremos ver limitado el crecimiento de la red por falta de direcciones físicas. Como muchos lectores ya saben, cada dispositivo conectado a Internet cuenta con un número que lo identifica, lo que conocemos como dirección IP. El IPv4 se diseñó para gestionar 4.300 millones de direcciones, lo que hace unos años parecía un margen más que suficiente para las necesidades de Internet.

Aquellos que diseñaron las bases de la red no pudieron preveer la explosión de fenómenos como los smartphones o la Internet de las Cosas, así que se acordó adoptar el IPv6 como una versión más avanzada del protocolo, capaz de albergar 340 sextillones de direcciones. El problema es que la adopción es todavía escasa. A nivel global apenas alcanza el 30% y, en España, no supera el 3,2% del total de direcciones. Podéis consultar datos de Google sobre estas métricas desde esta web.

La principal consecuencia a corto plazo de que tardemos más de lo esperado en saltar a IPv6 es que el coste de tener una IP fija se encarezca notablemente. Por si fuera poco, ya hay un modelo de negocio basado en la escasez de direcciones, el de los «IP brokers» que han comprado miles de direcciones que ahora quieren vender al mejor postor.

Más información | Comunicado oficial RIPE

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