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Análisis

Volkswagen T-Roc R 2022, marcas

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It’s just another manic Monday Manic Monday (The Bangles, 1986)

«Zǔfù, ¡Buenos días!». Uno de sus nietos que venía a visitarle el jueves por la mañana montado en su bicicleta. Xiao saludó con una tenue sonrisa desde el sillón que tenía instalado en el porche de su casa asomado al minúsculo jardín. Escuchaba cómo su nieto se disponía a preparar el té para los dos. En realidad todos le llamaban Zǔfù, abuelo. No solamente sus parientes sino también sus vecinos. Hacía muchos años que no usaba su nombre y había dejado de contar los años a los 94. Algunos decían que había superado los 100 pero a él no le interesaban los cumpleaños. Sobre todo desde que perdió por el camino a su compañera Wen. Compañera de fe en la revolución, de lucha primero, de trabajo después, de desilusiones, de espanto por algunos errores cometidos tras tantas esperanzas, pero también de orgullo por lo que se había conseguido. El nieto salió de la pequeña casa con una bandeja con el té. Como siempre se sentó con él para charlar y preguntarle por la revolución. «Demasiadas cosas» le dijo igual que solía hace cuando alguno de sus nietos aún con la chispa rebelde por prender le preguntaban por los tiempos de la revolución cultural. «No recuerdo» también le dijo, aunque muchas cosas las recordaba demasiado bien. Pero por un lado el puro cansancio de haber vivido tanto y por el otro no querer alterar con sus recuerdos la visión del mundo de alguien que daba sus primeros pasos en su ingenuo proyecto de cambiar el mundo.

Tomaron el té en silencio, Xiao con el pulso firme a pesar de los años. No en vano durante veinticinco años había sido relojero y en muchas ocasiones codeándose con los peligros del capitalismo al reparar relojes suizos y alemanes de los comerciantes de la ciudad. Los traían a su taller a escondidas, como si fueran armas de contrabando. Y a pesar de las convicciones de Xiao él los reparaba con cuidado pero sobre todo con veneración y respeto a las manos, los ojos y las mentes que habían ideado y colocado con tanta precisión y pasión por el detalle todos esos engranajes. Wen le ayudaba secándole el sudor y alumbrando con la linterna cuando necesitaba ver con detalle. Con los años a Xiao le hicieron gracia las series y películas americanas en las que salían cirujanos a los que les secaban el sudor. Ni que fueran relojes, pensaba. Entonces Xiao trabajosamente tendió a su sobrino una cajita de madera. Dentro éste descubrió un gato mecánico. Una de las maravillas a las que Xiao había dedicado los últimos años recogiendo metales por las calles y en los almacenes. Pequeños juguetes para sus nietos y biznietos que se movían al darles cuerda. Ya no le interesaban los relojes porque no le importaba ya el paso del tiempo. A pesar de haber pasado ya los 20 y tener smartphone su nieto quedó maravillado «Gracias Zǔfù, eres un Móshù shī, ¡un verdadero mago!» Xiao sonrió y cerró los ojos. Se durmió y ya no se tomó la molestia de despertar.

Una de las especialidades de Volkswagen es la de dotar a las gamas de sus modelos más tranquilos y prácticos de versiones con una fuerte personalidad deportiva y mecánicas acordes. Desde los primeros GTI a las versiones R estas personalidades alternativas han hecho las delicias de los aficionados a las emociones fuertes gracias a características de conducción que hacen de estos modelos verdaderos juguetes. Y aunque parezca que los SUV son menos indicados para aplicar esta fórmula, lo cierto es que el fabricante alemán también utiliza su experimentada mezcla de ingredientes con estos modelos para convertir unos familiares versátiles en verdaderos deportivos.

Modelo analizado Volkswagen T-Roc
Motor y acabado R 2.0 TSI 300 CV 4MOTION DSGG
Potencia 300 CV
Velocidad máxima 250 Kmh
Aceleración o-100 4,8 s
Largo/ancho/alto 4234/1819/1573 mm
Potencia máxima RPM 300 CV
Par máximo Nm/RPM 400 Nm
Caja de cambios Automática 7 marchas
Web https://www.volkswagen.es/
Precio 51.965 euros

Dentro de la gama de los SUV el T-Roc es uno de los más exitosos de Volkswagen, basado en la plataforma del Golf ofrece espacio y versatilidad en la combatida franja de los todocaminos de tamaño medio que se mueven de forma desenvuelta en ciudad pero también permiten realizar viajes familiares sin apreturas y con espacio de sobra para el equipaje. Tuvimos la ocasión de probar la versión de 190 caballos de la generación anterior con la que ya nos divertimos bastante, pero con esta de 300 caballos de la gama actualizada del T-Roc la promesa de diversión aumenta considerablemente…

Pocos cambios

En realidad el aspecto exterior de este nuevo T-Roc solamente ha sufrido algunos retoques con respecto al modelo que se mantiene desde 2017. En la parte frontal el primer vistazo no revela cambios significativos ya que las formas de los elementos son prácticamente iguales, pero al observar con detenimiento cambia la toma de aire, las luces antiniebla ya no se encuentran en la parte del faldón y en el modelo R que hemos probado tambien se han incorporado más adornos y molduras en plástico negro imitando nuevas tomas de aire para darle un aire más agresivo. Por supuesto además del logotipo de la marca luce la letra R que distingue a esta versión.

En el lateral las cosas no cambian prácticamente pero en nuestro modelo podemos apreciar que se han incorporado llantas de 19 pulgadas con la letra R que las identidican como únicas para esta versión y pinzas de freno de color azul que le dan un toque deportivo muy acusado. Por lo demás encontramos las mismas molduras en plástico negro que recorren toda la parte inferior del coche tal y como lo hacían en la generación anterior y con los mismos cristales tintados para la parte de atrás y barras para el techo.

En la parte de atrás pasa un poco como en la parte delantera ya que la impronta visual es prácticamente la misma pero hay elementos que cambian de forma y materiales como las molduras de plástico negro del parachoques. En esta versión, además, encontramos una doble salida de escape en la parte inferior con dos tubos que asoman por la derecha e izquierda para un total de cuatro que han sido instalados por la marca Akrapovic que como veremos se ocupan también de darle una personalidad sonora única a este T-Roc R. Debajo del logo de la marca una vez más encontramos la letra R.

Nuevo interior

En el interior y con respecto al T-Roc de 2017 encontramos algunos cambios más importantes. Lo primero que salta a la vista el el protagonismo de los grandes paneles de plástico en color azul y de material de buena calidad. Además ahora en la parte superior del salpicadero se ha utilizado un material plástico de tacto más agradable y suave que en la versión anterior lo que da una impresión de calidad superior gracias también a la buena impresión que causan las costuras simuladas en los bordes de las planchas.

Por otro lado la pantalla de información y entretenimiento ya no se encuentra encajada en el salpicadero sino que sobresale por la parte superior del mismo en una posición algo más alta y más adecuada para no perder de vista la carretera si se manejan sus opciones. La pantalla del modelo que hemos probado es de 9,2 pulgadas mientras que para la parte de la instrumentación ésta se sustituye como en otros modelos de la marca por una pantalla de 10 pulgadas. El volante es de tipo deportivo y con la clásica forma achatada en la parte inferior y el detalle de la letra R en el radio central.

Uno de los cambios que se adaptan a los nuevos diseños de los interiores de otros modelos de la gama es la incorporación de mandos táctiles para la climatización. De esta forma en vez de disponer botones y diales, se ha colocado una franja de sensores debajo de los difusores de climatización centrales en un bloque rodeado por la moldura azul que recorre todo el habitáculo. Como nos ocurre en ocasiones con este tipo de soluciones tienen buen funcionamiento y un aspecto moderno, pero dificultan el que podamos accionar los controles sin fijarnos en lo que estamos haciendo.

Por encima de los mencionados mandos de la climatización encontramos, aquí sí, una serie de botones de accionamiento físico para activar las luces de emergencia, el sistema start and stop, el control de tracción y el sistema de aparcado automático mediante sensores y cámaras. En la parte inferior, debajo de los controles de climatización, encontramos el hueco portaobjetos destinado al teléfono móvil que dispone de conectores de tipo USB-C para la carga y para el funcionamiento de los sistemas Android Auto y Apple Car Play, aunque en esta versión del sistema de información y entretenimiento la conexión también se puede hacer inalámbrica.

Los asientos también son especiales para esta versión y como es de esperar tienen un diseño adaptado a la conducción deportiva. Se encuentran tapizados en una combinación de cuero sintético y tela con un dibujo en forma de rombos con el color azul como protagonista. Sujetan muy bien lateralmente, cosa que resulta muy útil a la hora de conducir a buena velocidad por terrenos virados. En la parte de los pedales se han incorporado unos realizados en acero con diseño también adaptado a la conducción deportiva.

Túnel central

En el túnel central encontramos el selector de la caja de cambios que se agradece que sea una palanca tradicional pero a la quie sin embargo no se la ha modificado para que tenga un aspecto más deportivo. En este túnel sí que encontramos las mencionadas molduras de color azul que identifican las versiones deportivas de la marca. Más atrás tenemos el selector de modos de conducción que en el caso de la versión R al seleccionar la modalidad Drive podremos elegir un modo adicional llamado Race que predispone el coche para el máximo de las prestaciones. Más atrás el túnel luce un portaobjetos y los selectores de funcionamiento del freno de mano sobre un material plástico de mucha menor calidad.

En la parte trasera se mantiene la habitabilidad que distingue a su antecesor ya que el espacio para los pasajeros en la parte de atrás es la misma y el hueco de la puerta y la apertura de la misma es idéntica. Permite acoger sin problemas a dos adultos y a un tercero en una plaza central bastante más sacrificada sobre todo por el túnel de transmisión. Con respecto a un Volkswagen Golf con el que comparte plataforma la gran ventaja es la altura del coche que permite un acceso mucho más cómodo y el que nos sentamos a una altura superior, pero el espacio es el mismo, aunque algo mayor en altura.

El maletero se mantiene exactamente con la misma capacidad de 392 litros, suficiente para pequeños viajes y tareas domésticas como la compra sin problemas. No es de los más capaces pero tampoco el objetivo es el de competir en versatilidad de uso. Al abatir totalmente la fila de asientos trasera podemos conseguir una capacidad mucho mayor y alcanzar los 1.237 litros, un espacio de carga que sí que nos permite realizar tareas de transporte algo más ambiciosas con este deportivo con disfraz de SUV.

300 suaves caballos

Llega el momento de la prueba dinámica, que en este tipo de versiones es sinceramente todo un placer. Las credenciales del T-Roc R son notables con un motor de 4 cilindros de 300 caballos que aguanta su potencia máxima hasta las 6.500 revoluciones y rinde unos muy serios 400 Nm de par que se empiezan a sentir a partir de las 2.000 revoluciones, una cifra que como veremos hace mucho por el comportamiento y la personalidad del coche. Para domar esta potencia el tradicional cambio DSG de 7 velocidades y el sistema de tracción integral 4Motion son excelentes compañeros.

Aunque la tentación es enseguida poner nervioso al T-Roc R y llevarle a encabritarse seleccionando el modo Race y pisando a fondo, lo cierto es que lo progresiva entrega de potencia gracias a esos 400 Nm de par de los que podemos disponer desde muy bajas revoluciones invitan a una conducción dinámica pero no tan exasperada. Podemos dosificar con tacto el pedal del acelerador y lograr muy buenas medias de velocidad gracias a que este Volkswagen parece estar siempre dispuesto a salir con brio pero sin excesiva violencia.

Gran motor

Es una sensación de «motor grande» muy agradable que camufla perfectamente el funcionamiento del turbocompresor que no se deja notar en ningún momento y proporciona una instintiva percepción de control que a su vez nos de mucha seguridad al volante gracias a que la combinación del chásis y la tracción integral nos deja siempre enfilados en los railes de la trayectoria correcta. El cambio como siempre es excelente y como siempre podría ser algo mejor para conducción deportiva porque no «lee» algunas veces las situaciones y sube o baja de marchas en ocasiones cuando no tocaría por el tipo de conducción que estamos haciendo.

Sin embargo en combinación con la mencionada suavidad del motor convierte al T-Roc R en un deportivo «para todos los públicos» ya que es posible una conducción dinámica sin tener demasiada experiencia. En este sentido hemos notado que es un coche más asequible que, por ejemplo, el Golf GTI y anunque menos rápido tampoco hay una grandísima diferencia. Quizás los más puristas le pongan un pero al funcionamiento del cambio y a las sensaciones que devuelve la dirección, pero lo cierto es que se puede conducir con (mucha) alegría y con (mucha) seguridad.

Sobre el papel las cifras de aceleración son muy buenas, con 4,8 segundos para pasar de 0 a 100 respecto a los 6,2 que por ejemplo tarda el Golf GTI de 245 caballos. Y sin embargo el Golf en este caso se siente como más «rebelde e indomable» cuando con el T-Roc quizás estemos conduciendo más rápido pero no tengamos la sensación de estar ni siquiera rozando los límites. Este apartado, el de las sensaciones, es muy importante tenerlo en cuenta cuando valoremos la compra de este modelo. La participación del excelente sonido que se obtiene de los escapes opcionales que monta la versión que probamos es una buenísima guinda para este Volkswagen, por cierto.

Conclusiones

Nos encontramos por un lado con una actualización que podríamos definir como cosmética del T-Roc, un coche que desde 2017 abandera la gama de SUV de Volkswagen en su gama media cada vez menos a la sombra de sus hermanos mayores el Tiguan y el Tuareg, con un tamaño cada vez más cerca de las necesidades de la familia y el conductor medio y con unos cambios muy acertados sobre todo en lo que respecta al equipamiento y a la renovación del interior del modelo.

Por otro lado hemos querido probar la versión R por la que teníamos curiosidad hace mucho tiempo para comprobar si el fabricante alemán sigue acertando con los ingredientes para las versiones más dinámicas de sus modelos. Lo que nos hemos encontrado es toda una sorpresa porque lejos de ser un jovencito inconformista nos hemos encontrado con un deportivo con personalidad y aplomo con el que se puede correr y divertirse pero con una percepción de un comportamiento que en ningún momento abandona la compostura.

Valoración final
7.6 NOTA
NOS GUSTA
Comportamiento deportivo
Sensación de control
Habitabilidad
A MEJORAR
Aún algunos acabados mejorables
RESUMEN
El T-Roc R de Volkswagen es toda una sorpresa. Nos esperábamos un SUV algo más salvaje pero es un deportivo asequible y muy rápido con un buen confort y habitabilidad. Pocas pegas (consumo pero no muy alto para un deportivo) y muuuucha diversión.
Prestaciones9.5
Diseño7.5
Consumo6
Confort7
Sistema de infoentretenimiento8

 

 

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