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Apple Watch y la importancia de los cuantificadores

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Apple Watch y la importancia de los cuantificadores

Hace ya muchas generaciones que Apple decidió poner el foco del Apple Watch en las funciones relacionadas con la salud y el deporte. Fue un movimiento muy inteligente, pues hasta ese momento nadie terminaba de tener del todo clara la utilidad de los relojes inteligentes, que se empleaban para revisar notificaciones del móvil, en algunos casos hacer un uso limitado de las apps del mismo y poco más, algo que hacía difícil de justificar la inversión necesaria para hacerse con uno de ellos.

Desde entonces, hemos ido viendo cómo iba sumando nuevos sensores y nuevas funciones relacionadas con los mismos, desde el electrocardiograma que debutó en el Apple Watch Series 4 con WatchOS 5.2 hasta el oxímetro del Series 6, o los planes de futuro con los que Apple pretende que su reloj se pueda emplear también como medidor constante y no intrusivo del nivel de glucosa en sangre, algo que todavía tardará en llegar pero que avanza a buen ritmo.

De la mano de estos sensores, han llegado las funciones que permiten emplear las mediciones efectuadas por los mismos para detectar señales potencialmente peligrosas y, de este modo, prevenir al usuario de manera tan temprana como sea posible. Este tipo de información, proporcionada en el momento adecuado, puede marcar la diferencia entre un susto y una desgracia, por lo que cualquier avance en este sentido es una excelente noticia que debe ser recibida con los brazos abiertos.

El Apple Watch está «entrenado» para detectar determinadas señales asociadas a problemas concretos, pero lo más interesante es que hay otras, no definidas previamente, que también son una señal de alerta. El último ejemplo de ello lo encontramos en Apple Insider, que nos habla de que un Apple Watch ayudó a diagnosticar algo para lo que no ha sido diseñado. Y es muy probable que, gracias a ello, su propietario pueda contarlo.

Apple Watch y la importancia de los cuantificadores

Según dicha publicación, el Apple Watch de Ken Counihan, un hombre de Cleveland, le informó de que su frecuencia respiratoria era inusualmente elevada, con alrededor de 18 respiraciones por segundo frente a su promedio habitual, que era de 14. Dicha señal, sumada a las presiones de su familia, hicieron que fuera al médico, que teniendo en cuenta las mediciones del reloj decidió realizarle una placa, con la que verificó que sufría un principio de bronquitis.

Cuando todavía se encontraba en el tratamiento para la bronquitis, una noche el Apple Watch detectó que su nivel de oxígeno en sangre (saturación) estaba descendiendo de un valor habitual, alrededor de 95, hasta valores alrededor de 85. Esto hizo que repitiera visita al médico, en esta ocasión a urgencias, donde descubrieron que tenía coágulos de sangre en sus pulmones. A consecuencia de este descubrimiento, empezó a medicarse con anticoagulantes y su salud ha mejorado considerablemente.

El personal médico que atendió a Counihan aquella noche pudo, gracias a los datos recopilados por el Apple Watch, apuntar en la dirección correcta, lo que se tradujo en un diagnóstico rápido, lo que marcó la diferencia. Y es que según le dijo su propio médico, si no hubiera buscado ayuda, tenía un 60% de probabilidades de no haber sobrevivido a la noche, por lo que las consecuencias habrían podido ser nefastas.

Los cuantificadores, ya sean relojes como el Apple Watch o pulseras, se han convertido en un instrumento al servicio de la salud que, bien empleados, pueden alertarnos de manera temprana sobre muchas posibles amenazas, más incluso de aquellas para las que ya han sido adiestrados y, gracias a la aparición de casos de este tipo, los responsables de estos dispositivos cuantificadores pueden enriquecer todavía más sus funciones de identificación de problemas a partir de los datos, en un círculo virtuoso que nos beneficia a todos.

Si me dieran una cana por cada contenido que he escrito relacionado con la tecnología... pues sí, tendría las canas que tengo. Por lo demás, música, fotografía, café, un eReader a reventar y una isla desierta. ¿Te vienes?

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