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Coronavirus: la segunda vacuna es clave para la salud pública

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Coronavirus: la segunda vacuna es clave para la salud pública

Aunque hace unos meses parecía algo muy lejano, la vacuna (bueno, en realidad las vacunas) para el coronavirus ya ha llegado, y ahora es el momento de agilizar su producción y distribución. Pfizer y BioNtech, Moderna, AstraZeneca y otras tantas, tanto las ya aprobadas como las que podrían estarlo en breve, nos prometen un 2021 lleno de pinchazos que, salvo que se tuerzan mucho las cosas, podrían hacer que 2022 sea un muy buen año, en lo referido a la guerra contra el maldito coronavirus.

Un elemento clave de las vacunas que han llegado hasta ahora, eso sí, es su dosificación, dos dosis que deben estar separadas en el tiempo entre tres y cuatro semanas. No es novedad ni es sorpresa, desde hace muchos meses los investigadores y laboratorios ya informaron de que la dosificación correcta era esta, y los ensayos clínicos se han llevado a cabo en base a ese planteamiento. Dicho de otra manera, la efectividad que han mostrado frente al coronavirus se ha medido con dos dosis.

Digo esto porque existe una corriente de opinión, creciente, que propone retrasar las segundas dosis de la vacuna a quienes ya han recibido la primera, con el fin de ampliar la cantidad de personas que han recibido la primera y, por lo tanto, ya cuentan con un cierto nivel de inmunización frente al coronavirus. «Pan para hoy y hambre para mañana», como dice el refranero popular. Solo que en este caso hay que cambiar hambre por gran problema de salud pública.

Es cierto que la primera dosis ya proporciona una cierta respuesta inmunitaria contra el coronavirus, y también que la OMS ha afirmado que el intervalo entre dosis puede llegar a extenderse desde los 21 hasta los 42 días, información que en algunos casos ha sido suficiente para que algunos países se planteen retrasar las segundas vacunaciones para incrementar la cantidad de personas que han recibido la primera, pero estos puntos no son tan sencillos como parece.

Coronavirus: la segunda vacuna es clave para la salud pública

Que una sola dosis sea algo efectiva, no significa que sea suficiente, especialmente para los colectivos de riesgo. Algo de protección puede ser suficiente para determinadas personas, generalmente las que gozan de un mejor estado de salud, pero ya hemos conocido algún caso de personas que han fallecido tras haber recibido la primera dosis. Obviamente no tenemos la certeza de que habrían sobrevivido de haber recibido también la segunda, pero lo que queda claro es que, al menos para esas personas, una sola dosis no fue suficiente.

Por otra parte, cuando la OMS habla de un retraso de hasta 42 días no lo plantea como una medida que se pueda normalizar, sino como una ampliación excepcional en situaciones en las que la segunda vacuna contra el coronavirus no se pueda aplicar en el plazo indicado por su fabricante. Sea por problemas de logística, personales de la persona que espera la segunda dosis, etcétera. Que se pueda extender no significa que deba hacerse si se puede evitar.

Vacunas, coronavirus, antibióticos y superbacterias

Al empezar a leer sobre los planes de algunos países de retrasar las segundas vacunaciones frente al coronavirus, recordé un texto que leí hace unas semanas en The Conversation. Está firmado por Raúl Rivas González, catedrático de microbiología de la Universidad de Salamanca, y comienza con una cita de Alexander Fleming que no conocía y que me dejó la piel de gallina:

Llegará un día en que cualquier persona pueda comprar la penicilina en las tiendas. Entonces existirá el peligro de que un hombre ignorante pueda fácilmente tomar una dosis insuficiente, y que al exponer a sus microbios a cantidades no letales del fármaco los haga resistentes”.

Aunque menos aireada que la del coronavirus, vivimos otra emergencia sanitaria, que nos afecta desde hace años y que supone una importante amenaza para la salud: las superbacterias. Recomiendo encarecidamente la lectura del texto de Rivas González, en el que se explica perfectamente (es un texto para todo el mundo, no un ensayo académico solo apto para profesionales) cómo las bacterias, en buena parte debido al uso inadecuado de los antibióticos, han logrado desarrollar resistencia a los mismos.

Coronavirus: la segunda vacuna es clave para la salud pública

El consumo inadecuado de los antibióticos, con tratamientos que no se completan como ya planteaba Fleming en 1945, ha sido una de las razones de que las bacterias hayan sido capaces de desarrollar resistencia a los tratamientos que, en su momento, eran efectivos para combatirlas… ¿y qué ocurre si trasladamos ese mismo esquema a la vacuna contra el coronavirus? ¿Qué ocurre si el patógeno se enfrenta a un sistema inmune capaz de combatirlo solo a medias? El riesgo de que esa muestra del patógeno desarrolle resistencia frente a la vacuna es una realidad que debemos tener muy en cuenta.

El plan seguido por Israel, que ha combinado la vacunación masiva contra el coronavirus y un confinamiento bastante estricto, están dando como resultado un gran descenso en el número de contagios y fallecimientos por coronavirus, lo que nos demuestra que es un modelo efectivo. Sin embargo, incrementar el número de primeras vacunaciones postergando las segundas, e intentar aprovechar una mayor base de ciudadanos con una primera vacuna para ir reduciendo las restricciones puede ser no ya improductivo, sino incluso peligroso.

Desde el año pasado, entre el 18 y el 24 de noviembre, se celebra la semana mundial de concienciación sobre el uso de los antimicrobianos, una iniciativa para concienciar a la población sobre la importancia de preservar la efectividad de los antibióticos haciendo un buen uso de ellos. Dicha conciencia debería extenderse, sin duda, a la lucha contra el coronavirus, pues la difusión de una cepa resistente al virus sería, a día de hoy, una de las peores noticias posibles. Y a día de hoy, el mejor sistema para evitarlo es cumplir con el calendario de vacunaciones tal y como se ha probado en los ensayos clínicos.

Si me dieran una cana por cada contenido que he escrito relacionado con la tecnología... pues sí, tendría las canas que tengo. Por lo demás, música, fotografía, café, un eReader a reventar y una isla desierta. ¿Te vienes?

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