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Chromebook en la empresa, ¿ha llegado su momento?

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Cuando en 2011 Google presentó sus primeros Chromebooks, sus responsables se apresuraron a asegurar que había dos públicos objetivos para un dispositivo cuyo sistema operativo dependía completamente de la nube: instituciones educativas y empresas. Tanto los unos como los otros escucharon, se encogieron de hombros y siguieron a lo suyo: sus PCs y sus Macs.

Dos años más tarde las cosas podrían haber cambiado. En primer lugar porque, aunque sea de forma tímida, los Chromebook están empezando a tener aceptación entre los usuarios finales y, en segundo término, porque consultoras como Forrester están empezando a decir que ahora sí que un sistema operativo completamente cloud como Chrome OS tiene sentido en la empresa.

En su informe “It’s Time To Reconsider Chromebooks”, Forrester asegura que si bien estos dispositivos no van a reemplazar a los PCs tradicionales, sí que van a encontrar su hueco en el mundo corporativo. ¿Qué empresas son las que en principio podrían estar abiertas a introducir Chromebooks? Forrester considera tres escenarios:

  • Aquellas que quieran/necesiten tener escenarios TI mixtos, en los que puedan convivir junto a PCs tradicionales y tablets.
  • Aquellas que hayan hecho una seria apuesta por Google Apps.
  • Aquellas que necesiten dispositivos baratos en puestos de atención al cliente.

Las ventajas que tienen estos dispositivos frente a otros equipos son casi las mismas que presentó Google en el momento de su lanzamiento. Son equipos muy sencillos de administrar, con escasa implicación por parte del personal TI de la empresa, que no tiene que preocuparse por la instalación o el mantenimiento de aplicaciones.

Por las mismas razones, son equipos seguros y fáciles de escalar. En el caso de que un equipo deje de funcionar, poner en marcha uno idéntico es tan sencillo como introducir de nuevo el nombre y contraseña del usuario en cuestión en un nuevo dispositivo.

Por otro lado, teniendo en cuenta la gravitación de las empresas hacia la adopción de soluciones cloud, los Chromebook se convierten en equipos que en muchos escenarios (evidentemente no en todos) no van a echar de menos el acceso a aplicaciones de escritorio o legacy.

En cuanto a la necesidad de mantenerse constantemente conectados a la nube para poder trabajar, Google está dando pasos para que deje de ser así. Comenzando por su suite de productividad, que ya tiene la capacidad para funcionar en modo off-line, está entregando a los desarrolladores herramientas para crear lo que llama packaged apps o, lo que es lo mismo, aplicaciones independientes que dejan de ser únicamente un acceso a una web para formar parte de Chrome OS.

¿El precio que las empresas pagan a cambio? En primer lugar, a día de hoy esos equipos parecen tener poco sentido si la empresa no tiene un cierto grado de compromiso con Google Apps.

Es verdad que hay muchas soluciones cloud que no dependen de Google, pero casi todo en Chrome OS está orientado a que usemos los servicios que proporciona el gigante de Internet. Y si bien es cierto que si tenemos ese grado de compromiso la opción se presenta casi como natural, no podríamos recomendarlos en caso de que la empresa no contase con cierta integración con los productos de Google en su política TI.

En segundo y preocupante lugar, la política caprichosa de la propia Google, como evidencia el caso del cierre de Google Reader. Parece claro que si para el gigante de Internet un servicio deja de resultar rentable, no tiene ningún problema en abandonarlo sin ofrecer muchas alternativas a sus usuarios. ¿Podría ser el caso de Chrome OS?

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