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Sam Schmidt, el piloto tetrapléjico que conduce moviendo su cabeza

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El 6 de enero de 2000 Sam Schmidt, un prometedor piloto de carreras, sufrió un terrible accidente mientras preparaba las Indy Car Series que lo dejó tetrapléjico. Ahora, catorce años después, una combinación de tecnología y superación personal hace posible que Sam vuelva a subirse en un Chevrolet Corvette Stingray que controlará con movimientos de su cabeza y boca.

A pesar del duro golpe que supuso el accidente, Sam solo tardó un año en volver al automovilismo fundando su propio equipo de carreras, el Schmidt Motorsports Peterson, asumiendo tareas directivas y de organización dadas sus graves limitaciones físicas. Cuando hace siete meses, Arrow Electronics llamó a su puerta preguntándole si estaría dispuesto a volverse a poner al volante para probar un proyecto de conducción semiautónoma que estaban desarrollando Sam no dudo en ponerse en sus manos.

Aquí tenéis a Sam Schmidt en plena acción.

La alianza tecnológica que ha hecho posible el proyecto SAM (Semi-Autonomus Motocar) está formada por Arrow Electronics, Falci Adaptive Motorsports y el laboratorio de la Fuerza Aérea de EE.UU. Durante 11 meses, han estado modificando un Corvette Stingray de 460 caballos para que pueda ser pilotado por Sam en el circuito de Indianápolis.

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¿Cómo funciona SAM?

El sistema está formado por cuatro cámaras infrarrojas que detecta el movimiento de la cabeza del piloto, equipado con una gorra con pequeñas bolas reflectantes. Inclinando la cabeza hacia izquiera o derecha gira el volante, una leve inclinación hacia atrás acciona el aceleredor y un mordisco en un dispositivo bucal le permitirá frenar.

Un complejo algoritmo se encarga de verificar e interpretar en milisegundos todas esas señales, identificando cuales son movimientos intencionados y cuales corresponden a acciones no intencionadas, como la tos o un estornudo. Además, un GPS comprueba la ubicación sobre el mapa del circuito 100 veces por segundo, garantizando que siempre permanecerá al menos a un metro del borde de la pista.

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«Sam ya ha completado 25 vueltas en nuestros simuladores (unos 120 kilómetros), así que sabemos que funciona» comenta  Chakib Loucif, VP  de Arrow en una entrevista en Wired. Más allá del increíble logro de Sam Schmidt, estamos ante un paso importante para que la tecnología siga ayudando a mejorar la vida de las personas con movilidad reducida en entornos mucho más tranquilos que un circuito de velocidad.

Imágenes | Wired

 

 

Me encargo de traer innovación y nuevo negocio al grupo TPNET. Además colaboro en varios de nuestros sitios como MC y MCPRO.

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