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Análisis

Mazda 2, elegancia urbana

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«No se puede leer una cosa así sin llevar los labios pintados.» Audrey Hepburn. Desayuno con diamantes.

Es difícil de definir la elegancia. Si uno acude al diccionario, elegante (referido a un objeto) tiene el siguiente significado: «Dicho de una cosa o de un lugar: Que revela distinción, refinamiento y buen gusto«. Pero antes de enredarnos buceando a su vez por las definiciones de distinción, refinamiento y buen gusto (ejercicio muy de diccionario que muchas veces no encuentra final) quizás lo más sensato sería preguntarse: ¿qué es para nosotros la elegancia?

Es posible, ahora hablando de coches, que sea más fácil identificar un automóvil que NO es elegante más que promover al olimpo de la elegancia un modelo concreto. Fuera de la elegancia quedarían modelos demasiado abultados, con líneas demasiado agresivas, colores ostentosos, elementos que llamen demasiado la atención (como unas llantas atrevidas o un alerón trasero más propio de un 787 Dreamliner que de un vehículo de cuatro ruedas), acabados interiores chillones, mal rematados…

Pero lo más seguro es que la forma más fácil de detectar la elegancia será la primera impresión, la reacción que ante un modelo determinado de coche no desata la adrenalina de las líneas más deportivas o despierta eal conductor práctico y necesitado de centímetros cúbicos en el maletero que habita dentro de nosotros. La elegancia se otorga a través de la mirada, la nuestra, tal y como hace Audrey Hepburn con su desayuno al otear el escaparate de Tiffany’s, o a su vez la de George Peppard observando a propia Audrey…

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Ficha técnica

En fin, la elegancia es una de esas cualidades no medibles que aprecio mucho en cierto tipo de coches, y yendo directamente al grano, el Mazda 2 que tuvimos la suerte de probar sin duda la tiene y en una categoría en la que la elegancia se empieza a cotizar con modelos viajeros del tiempo como el cinquecento o el mini. A diferencia de éstos, que para triunfar han hecho un nada disimulado guiño a su pasado, en el diseño de los actuales modelos de Mazda se mira más hacia el futuro.

Las líneas del Mazda 2 son en efecto elegantes, no en el sentido más clasico y tampoco en el más atrevido. El diseño es moderno, musculoso pero no ostentoso y no exento de cierta deportividad que impregna desde hace unos años los lápices de los diseñadores de la marca. Nos ha gustado especialmente el frontal con ese sutil toque de continuidad entre los grupos ópticos y el metal que envuelve la parrilla, cuya forma puede recordar a los modelos de Alfa Romeo. Los dos antinieblas y el faldón subrayan una parte delantera con personalidad.

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El perfil es también muy atractivo, con una línea deportiva discreta con la clásica forma de lágrima interrumpida por un discretísimo spoiler superior. Los laterales han pasado por el gimnasio para engordar la línea inferior y la de los asos de rueda lo justo para subrayar esa mencionada personalidad de líneas. Visto desde atrás también atrae las miradas, con un portón (con sacrificio a la practicidad) y unos grupos ópticos altos y atractivos envueltos en un musculoso paragolpes y subrayado en la parte inferior por una pieza negra que baja hasta el faldón. Me atrevería a afirmar que los diseñadores de Tesla en algo se han inspirado…

Entrando en el Mazda 2

Pero la elegancia completa también se alimenta del interior, así que nos disponemos a abrir la puerta… El Mazda 2 no decepciona. Con acabados y materiales dignos de coches de un segmento superior, el interior de este pequeño japonés está realmente conseguido. Una cuidada mezcla entre dos colores y detalles en rojo preside el interior en el que abundan las costuras en los acabados del salpidadero y los apoyabrazos de las puertas así como en los protectores de la consola central y los propios asientos.

Dicha consola central está dominada por los tres grandes mandos de climatización y por una serie de controles discretos. Bajamos a una palanca de cambios también rematada con  costuras y arropada por una pieza de aluminio y que acaba entre los dos asientos en el mando de control o «commander» del sistema de infoentreteminiento. En Mazda han optado por un sólo indicador redondo para el cuentarrevoluciones y el velocímetro digital, flanqueado por dos pantallas de información que ofrecen el resto de datos de marcha.

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Pero no nos va a faltar información, en la parte superior asoma un «heads-up» display. No es tal porque está pegado al salpicadero y no proyecta información en el parabrisas sino en una pequeña pieza de plástico, pero es un buen complemento al resto de indicadores. Al centro del salpicadero encontramos en la posición ideal una excelente pantalla táctil de 7 pulgadas (en marcha solamente funciona con mencionado «commander») que completa la abundante información disponible. Nos ha gustado mucho el conjunto, la idea de colocar las boquetas de aire de forma asimétrica le dan un toque original.

En cuanto a la habitabilidad y comodidad interior las plazas delanteras son de sobresaliente. Asientos envolventes, espacio para las piernas y la cabeza más que abundante y detalles como lugar para apoyar los brazos bien acolchados y la altura justa o los mandos, como hemos visto, siempre a mano y sin tener que adoptar posturas forzadas o distraernos de la conducción hacen que el Mazda 2 invite a itinerarios largos. En la parte posterior la habitabilidad es algo más justa.

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La anchura es la justa para acoger dos personas cómodamente, pero una tercera irá algo más sacrificada. La altura de las plazas posteriores es uno de los lunares, los de 1,80 para arriba irán incómodos. Tampoco el acceso a las plazas traseras es demasiado cómodo por esta limitación de altura. Me temo que el diseño en forma de lágrima se cobra ahí una víctima propiciatoria y el tributo a lo aerodinámico se lo cobra Mazda a los ocupantes de las plazas traseras.

En movimiento

Otro elemento de la elegancia es el propio movimiento y para ello pusimos a prueba el a priori modesto motor de gasolina de 90 caballos del Mazda 2. Lo primero que notamos es que el motor es silencioso, incluso para un motor pequeño de gasolina del que se le supone cierta discreción. Apenas vibraciones y un confort acústico que tampoco cambia cuando estamos en marcha. Unas sensaciones realmente premium y nuevamente dignas de coches de un segmento superior.

Pusimos a prueba el coche tanto en ciudad como en carretera y la verdad es que conducir este Mazda es una verdadera delicia. A pesar de la potencia bastante comedida el Mazda 2 acelera de forma decidida y baja de los diez segundos de cero a cien kilómetros por hora. En ciudad con una conducción tranquila es un coche que ofrece una versatilidad muy amplia, con buenas reacciones a la hora de arrancar en los semáforos y una respuesta buena en bajas revoluciones a pesar de no disponer de turbocompresor como otros modelos de la competencia.

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En carreteras viradas disponemos de marchas cortas para apurar la curva de potencia y gracias a su peso muy reducido y su acertada combinación de chásis, suspensiones y dirección los pasos por curva pueden ser más que alegres con una fidelidad al volante digna de mención. Nos ha gustado en comportamiento más que el CX-3 que tuvimos la ocasión de probar, seguramente por la diferencia de peso pero paradójicamente con una motorización más modesta.

Notaremos, eso sí, algo de falta de tirón al salir de los virajes y es difícil que obtengamos tiempos récord pero es que no se trata de un coche deportivo y a pesar de eso regala mucha diversión. La caja de cambios nos ha parecido excelente en toda situación. Una vez en la autopista sorprende muy agradablemente su elasticidad en marchas largas y recupera sin problemas por lo que no tendremos que abusar de la mencionada y reseñable caja de cambios.

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Está claro que tanto por el diseño y configuración del interior como por el comportamiento en carretera el Mazda 2 no se conforma con la etiqueta de coche urbano y se mueve, una vez más, con elegancia y alegría fuera de la ciudad. La única pega para su uso viajero es el maletero, que con una capacidad de apenas 280 litros no podremos pensar en grandes volúmenes de equipaje, y las plazas traseras si queremos viajar más de cuatro personas y colocar detras adultos de cierta estatura.

Navegación y entretenimiento

En lo que respecta al sistema de información y entretenimiento es el mismo que el del CX-3 que ya probamos. Una pantalla de 7 pulgadas excelente y con el sistema de conectividad MZD connect, que como apuntamos entonces está algo limitado con respecto a la conectividad ya que está limitada a integrar el funcionamiento del móvil con  las aplicaciones que ofrece Mazda y no con sistemas más abiertos como Intellilink o Android Auto.

La pantalla está colocada en el sitio perfecto para no tener que desplazar la mirada hacia abajo, lo cual marca una importante diferencia. También nos ha gustado el detalle de que la pantalla táctil se deshabilite al poner en marcha el coche y es que el sistema alternativo con el selector en el reposabrazos derecho es muy bueno. Sin duda han hecho los deberes en cuanto a ergonomía y usabilidad. El sonido del sistema de altavoces se aprovecha de la buena insonorización y da buen resultado incluso en marcha.

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En cuanto al navegador dispone del sistema y los mapas de Here y la verdad es que es bastante eficaz. No hemos notado los problemas de cobertura que aparecían a veces con el CX-3 y la información está muy clara en pantalla. Alguna dificultad al poner en apuros el sistema con calles cerradas recientemente pero por lo demás un instrumento muy útil tanto para ciudad como para nuestros viajes.

Conclusión

Lo confieso, la elegancia del Mazda 2 conquista, tanto por su exterior como por su interior. Algún precio a pagar en cuanto a habitabilidad trasera y maletero, pero el salto que ha dado el fabricante japonés con respecto a antiguos modelos es mayúsculo. Además propone un formato de coche que se acerca a un vehículo de todo uso, versátil y austero en ciudad y cómodo y rutero en carretera con las dosis de emoción justas propias del espíritu deportivo de la marca.

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Con un peso más ligero y toda una nueva filosofía el planteamiento del Mazda 2 es muy ambicioso y se corresponde con el asalto de Mazda a otros segmentos del mercado del automóvil, desterrando estéticas más orientales o anticuadas y ofreciendo el máximo en tecnología (menos en conectividad con teléfonos móviles, una pena) y unas prestaciones que le colocan en los primeros puestos de su clase en muchos apartados como el consumo o incluso la aceleración.

Todo sin recurrir a turbocompresores, con un motor aspirado modesto pero cumplidor y una caja de cambios en la que las cinco marchas no se hacen cortas con desarrollos muy bien pensados y una respuesta y precisión sobresalientes. Elegancia, eficacia, versatilidad… es difícil resistirse al Mazda 2 que sin duda está destinado a pelear de tú a tú con los líderes del segmento de «compactos creciditos» que pululan en el mercado.

Notas finales

8Nota

Prestaciones8

Diseño9

Consumo7

Confort9

Sistema de infoentretenimiento7

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