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Calor y ordenadores, una mirada a fondo con todo lo que debes saber

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El calor está presente en cualquier sistema electrónico de consumo y como sabemos se produce por el simple hecho de utilizarlo, lo que obliga a los fabricantes a utilizar diseños que ayuden a disiparlo de forma pasiva o a introducir sistemas de disipación activa en aquellos casos en los que se produzca en cantidades tan grandes que no se pueda optar por otro tipo de refrigeración.

No hay duda de que un exceso de calor puede ser un problema y que debemos evitarlo si queremos que nuestros equipos y dispositivos funcionen correctamente, pero en este artículo queremos ir un paso más allá y analizar a fondo el tema del calor en los equipos electrónicos realizando un enfoque más completo.

Para ello analizaremos qué componentes generan calor, cómo afecta el calor a esos componentes y al equipo en general, qué síntomas podemos notar cuando se produce un exceso en las temperaturas de trabajo y qué medidas podemos tomar para normalizar la situación.

Como siempre esperamos que os sea de ayuda y os invitamos a dejar cualquier duda en los comentarios.

¿Qué componentes generan más calor?

En general cualquier componente que utilice electricidad para funcionar, aunque debemos tener claro que no todos tienen el mismo impacto ni tampoco necesitan el mismo sistema de disipación.

Un ejemplo claro lo tenemos en las luces LED, que generan una cantidad mínima que podemos considerar prácticamente como residual. En el otro extremo se situaría una tarjeta gráfica de gama alta, que sin el sistema de disipación adecuado y en una torre mal ventilada podría acabar sufriendo un exceso de temperatura grave y afectar a otros componentes.

A continuación os dejamos un listado de los componentes más comunes y al mismo tiempo más importantes por generación de calor en ordenadores:

  • Procesadores: Son un componente fundamental y necesitan sistemas de disipación activa (ventiladores) en la mayoría de los casos para mantener unas temperaturas óptimas.
  • Tarjetas gráficas: Es otro componente clásico. Las soluciones de alto rendimiento pueden llegar a tener consumos eléctricos muy elevados y a alcanzar temperaturas de 80 a 90 grados.
  • Fuente de alimentación: Componente esencial para cualquier equipo y uno de los que más calor produce, aunque cuentan con sistemas de disipación activa integrados que evitan que las temperaturas se disparen.
  • Discos duros y unidades ópticas: Ambos pueden producir bastante calor cuando están realizando operaciones de lectura o de escritura.

Otros componentes como la memoria RAM, el chipset o el VRM de la placa base también generan calor, pero en cantidades más reducidas por lo que se resuelve utilizando sistemas de refrigeración pasiva, así que no suponen un problema.

Sin embargo hay que tener en cuenta que si uno de los componentes que hemos citado registra temperaturas anormales puede afectar a otros y producir anomalías graves.

¿Por qué se puede producir un exceso de calor?

Hay muchas posibilidades aunque en general se acaba produciendo por la dejadez o error del usuario, que no realiza bien el montaje y la configuración u omite los mantenimientos mínimos que necesita cualquier ordenador, ya sea portátil o de escritorio.

A continuación vamos a repasar las más habituales:

  • Acumulación de suciedad o polvo, que acaba afectando o bloqueando totalmente los ventiladores e impide una correcta disipación.
  • Configuraciones inadecuadas con voltajes elevados, sobre todo cuando personas sin experiencia intentan hacer overclock y elevan los valores de voltaje a niveles excesivos.
  • Montaje erróneo o uso de soluciones de disipación no compatibles, como montar un ventilador que no es adecuado para un procesador o tarjeta gráfica o no ajustar bien las sujeciones de la base de cobre para que haga contacto pleno con el IHS del encapsulado de la CPU o la GPU.
  • Baja velocidad de giro de los ventiladores, algo que normalmente se arregla fácilmente ajustando la configuración de los mismos.
  • Componentes defectuosos, un problema que en general no tiene más remedio que optar por la sustitución del mismo.

¿Qué síntomas y consecuencias puede producir un exceso de calor?

Los síntomas y problemas pueden ser muy dispares ya que dependen de cada componente afectado y de la intensidad y continuidad con la que se produzcan los excesos de temperatura.

En los casos más leves bastará con tomar medidas para resolverlos y hacer que todo vuelva a la normalidad, pero en los más extremos es posible que se estropeen uno o varios componentes, y en el caso de los ordenadores portátiles se podría producir la «muerte» total de la placa y de los componentes integrados, así que debemos ter mucho cuidado.

Antes de cerrar este punto os dejamos una serie de síntomas básicos y de consecuencias agrupados por niveles en función de su gravedad que os servirá como referencia:

  • Nivel leve: Zonas muy calientes en el equipo, exceso de ruido en los ventiladores y temperaturas elevadas en las mediciones (más de 75 grados en CPUs y más de 90 grados en GPUs).
  • Nivel medio: Pérdidas de rendimiento que pueden llegar a cuelgues temporales al ejecutar determinadas aplicaciones, sobre todo aquellas que sean más exigentes.
  • Nivel grave: Reinicios, bloqueos y pantallazos azules. En estos casos puede que ya se hayan producido daños en el equipo y que sean irreparables.

¿Qué puedo hacer para evitar el exceso de calor?

Por suerte no se trata de un problema que sea difícil de resolver ya que por lo general basta con seguir una serie de pautas básicas que vamos a resumir a continuación.

Recordad que lo ideal es aplicar de forma conjunta todas esas pautas, y que en caso de que detectéis alguna anomalía con las temperaturas lo mejor es tomar medidas desde el primer momento, aunque se trate de casos leves.

  • Asegurar el correcto montaje del equipo: Esto pasa por una serie de puntos básicos que debéis tener claros; no aplicar pasta térmica en exceso, emplear una caja que permita un buen flujo de aire, ajustar bien los sistemas de disipación y utilizar modelos adecuados para cada tipo de componente.
  • Colocar el equipo en zonas adecuadas: Lo principal es alejarlos del polvo, de zonas donde puedan haber insectos, de fuentes de calor intenso y de la luz directa del Sol. También debemos evitar que las zonas de salida de aire puedan quedar total o parcialmente bloquedas.
  • Realizar limpiezas y mantenimientos periódicos: Es recomendable limpiar el PC a fondo una vez cada año (de media) y cambiar la pasta térmica de CPU y GPU una vez cada dos años.
  • No forzar los componentes: Hacer overclock nos ayuda a mejorar el rendimiento del PC, pero si utilizamos voltajes excesivos para mantener la estabilidad de frecuencias muy elevadas podemos producir un desgaste prematuro y empezar a sufrir problemas de temperatura aunque todo parezca ir bien.

Recuerda que el clima de tu zona también influye, ya que una elevada temperatura ambiente puede afectar a las temperaturas de los componentes de tu PC, así que debes utilizar un sistema de disipación que sea efectivo tanto en las estaciones más frías como en las más cálidas.

Enlaces de interés: Guías MC.

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