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Análisis

Tesla Model X, sonámbulos

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«Estas son las cosas que importan. Esto es lo que nos habíamos olvidado: las cosas más simples» Doctor Malcom Sayer, Despertares (1990)

Un andar pausado, suave, algodonoso, deslizando los pies sin apenas hacer ruido como si flotase ingrávido con un paso regular y determinado. Cruza las calles desiertas sin detenerse, sin hacer caso de señales o semáforos. Los escasos vehículos que pueblan las calles a las cuatro de la mañana frenan, tocan el cláxon, incluso algún conductor suelta un improperio bajando la ventanilla pero nada perturba el ritmo constante de mecanismo de relojería de sus pasos. Sigue avanzando por las calles impávido, respiración regular y… ojos cerrados, está profundamente dormido, la cabeza rendida hacia adelante y los brazos flanqueando al cuerpo.

No hay muchos transeúntes a esas horas, solamente un par de barrenderos sentados en un banco fumando un cigarrillo le ven pasar y le miran con indiferencia. Es una ciudad grande, llena de excetricidades, solamente se trata de una más. Se cruza con un perro aparentemente perplejo. Le olfatea a distancia y durante un instante parece que va a ladrarle pero cambia de idea como si no se atreviera a despertarlo y agacha las orejas para alejarse con paso apresurado y tenues gemidos.

Finalmente enfila una avenida más grande pero igualmente desierta, el viento arremolina los papeles que se encuentran en las aceras a sus pies, como intentando despertarle suavemente. Pero sigue su camino durante unos metros, luego se detiene junto a un escaparate y pega sus manos y su cara sobre él empañando el cristal. Aparantemente agotado se desploma lentamente hasta el suelo deslizando su nariz y sus manos por el cristal. Mientras, dentro de la tienda, el Tesla Model X gira plácidamente sobre su plataforma lanzando destellos de cuando en cuando con sus faros.

Ficha técnica

Hay veces que parece que la industria del automóvil está viviendo un extraño impasse, una suerte de procesión de sonámbulos que miran a un futuro inevitable pero que lejos de correr hacia él dan pasos inseguros y lentos muchas veces dando bandazos y golpeándose con muros. Y no nos referimos (solamente) a los fabricantes sino a todo el ecosistema que rodea al automóvil, desde las administraciones o las compañías eléctricas a los propios conductores que entre mal informados y desidiosos no acabamos por verlo claro y los más decididos no acaban de encontrar lo que buscan.

Perdonad la caprichosa pataleta pero cuando uno tiene entre manos un vehículo como el Tesla Model X, acostumbrado a probar otros modelos actuales, siente como si estuviera conduciendo una nave espacial, como si me embarcara en un viaje al futuro. Pero entonces me doy cuenta de que en el fondo y a pesar de la valentía del fabricante californiano en el concepto de este coche tampoco es tecnología de ciencia ficción, son componentes al alcance de cualquier fabricante. Y sin embargo nadie supera a Tesla en autonomía, prestaciones, diseño… por lo menos hasta ahora aunque hay fabricantes que empiezan a ponerse serios.

Silueta

Pero tranquilos, simplemente es un pensamiento fugaz que pronto se disipa con la visión de la imponente silueta de un Model X. Y es que el Model X es realmente imponente aunque a primera vista no parece tan grande si lo comparamos con otros vehículos pronto nos damos cuenta de que tiene un tamaño considerable. Se basa en la plataforma del Model S pero con una carrocería más grande y con una línea peculiar.

A diferencia del Model S que tiene aspecto de berlina grande deportiva, su diseño no corresponde ni a un SUV ni a un monovolumen al uso. Es grande, es alto (no tanto como un SUV) pero su silueta es armoniosa y deportiva, subrayada por los afilados gupos ópticos anteriores, la ausencia de calandra y el inconfundible logo de Tesla coronando el embellecedor del capó delantero. De hecho el Model X es innovador no solamente por ser eléctrico y estar cargado de avances como el Autopilot sino también como concepto, casi una categoría aparte, un híbrido entre un Espace y un Stelvio.

Transparencias

Acercándonos unos pasos mas vemos que la filosofía californiana del sol ha empapado el espítitu del Model X mediante un parabrisas enorme, el más grande de los que se fabrican en una pieza para un automóvil según el fabricante. Es tan grande que pasa por encima de la cabeza de conductor y acompañante y en la práctica hace las funciones de techo solar. Para evitar que el sol nos consuma lentamente en jornadas calurosas dispone de un ingenioso sistema de parasoles en los laterales con un imán para retenerlos en su sitio.

Pero el del parabrisas o la carrocería no son las únicas señas de identidad de este modelo. Sin duda lo que hace que estse Tesla haga girar cabezas es la apertura de sus puertas posteriores que se alzan en vez de abrirse con un sistema de alas de gaviota propias de modelos míticos de la historia del automóvil como el Mercedes 300 SL de los años 50 o el De Lorean protagonista de la saga de Regreso al futuro. Pero a diferencia de la de estos clásicos del motor, estas puertas tienen un fuerte componente tecnológico.

Lo primero señalar que este sistema de apertura es excepcional en términos de espacio para acceder al interior por parte de los ocupantes de las plazas treseras (hasta cinco en el modelo de siete plazas), la combinación entre la considerable altura del coche y el hecho que que la puerta prácticamente «desaparezca» al abrirse hace que no haya otro vehículo que hayamos probado en el que sea más cómodo la operación de acceder a su interior.

Apertura

Este sistema de apertura implica algunas limitaciones como las que podemos encontrar con el techo de los garajes u obstáculos laterales. Estos inconvenientes son brillantemente superados por Tesla con una serie de sensores que detienen el mecanismo de apertura o incluso modifican la forma en la que se abren las puertas jugando con el sistema de doble bisagra para que las mismas no choquen con los obstáculos.

Así si el techo es bajo la parte superior de la puerta detendrá su despliegue antes pero la otra seguirá abriéndose normalmente, mientras que si el obstáculo es lateral ocurrirá lo contrario, la parte superior se elevará mientras la inferior no se desplegará del todo. Los sensores de ultrasonidos funcionan bien salvo en casos muy concretos como farolas que no estén en el radio de acción del sensor,  pero siempre podremos actuar en el botón para detener la apertura. Además es posible memorizar para un lugar concreto el tipo de apertura, como en un garaje que visitemos habitualmente.

Acercamientos

El sistema de accionamiento de la apertura de las puertas es el mismo que el que vimos en el Model S: la puerta del conductor se abre automáticamente si nos acercamos con la llave en el bolsillo y se cierran si nos alejamos. Asimismo igual que su hermano el S nos encontramos con que los tiradores de las puertas permanecen totalmente ocultos dentro de la carrocería y solamente se despliegan al acercarnos. Para los más aprensivos existe un sistema de apertura de emergencia para abrir las puertas en caso de que el sistema eléctrico falle del todo.

Una vez accedemos al interior nos espera quizás la experiencia más espectacular. Lo primero que quizás llama la atención son los asientos, todos individuales y de tamaño generoso menos los de la plaza trasera en el caso de la configuración de siete plazas. El diseño es muy llamativo con unos reposacabezas muy altos, unos soportes lumbares muy pronunciados y una forma en general realmente llamativa. Todo estudiado para que sean extremadamente cómodos y después de cinco días de prueba podemos decir que el objetivo está abundantemente conseguido.

La anchura del coche permite que todas las plazas tengan un abundante espacio entre ellas menos las dos o tres plazas traseras. En realidad una vez acomodados dentro descubrimos que realmente lo que más impresiona es la combinación de todos los elementos: la amplia superficie acristalada, la sencillez del diseño del salpicadero, la inmensa pantalla de 17 pulgadas dispuesta verticalmente (como en el Model S), el mencionado diseño «aereonáutico» de los asientos… La impresión en conjunto del interior es más de nave espacial o una máquina del tiempo que de un vehículo sobre ruedas.

El salpicadero y los elementos de la parte frontal del Model X son muy parecidos al del Model S con cuero en todos los lugares que lo agradecen al tacto y un diseño extremadamente limpio marca de la casa que empapa todos los rincones. De hecho, tal y como encontramos en el otro modelo de Tesla que probamos, además de los mandos en el volante, los de las ventanillas y retrovisores de las puertas y dos botones en el salpicadero (luces de emergencia y apertura de la guantera) no hay nada más que estorbe a la vista o el tacto. Limpieza de líneas de otro mundo.

Interiorismo

La consola central  tiene espacio para dos botellas con una tapa corredera que pueden cambiar de tamaño para que queden sujetas. Luego se eleva y puede configurarse de distintas maneras para acomodar el brazo de la forma más confortable. Además se utiliza para llevar a la segunda fila dos salidas de ventilación de tamaño generoso y dos tomas USB. También encontramos espacio en las puertas para colocar objetos. En la tercera fila las rejillas de ventilación se encuentran en la carrocería.

En cuanto al espacio de carga el Model X también se muestra muy generoso. El maletero delantero, en el hueco que ha aprovechado Tesla al no disponer el motor en el capó, tiene un tamaño considerablemente más grande que el del Model S y es posible meter en él incluso una bolsa de deporte de buen tamaño. En la parte trasera el maletero es grande incluso en la diposición de siete plazas y podemos llevar equipaje para todos los ocupantes para una escapada sin ningún problema. Hay que tener en cuenta que el maletero no tiene cortinilla eso sí.

Hay que decir que tanto el apartado de los materiales como el de los acabados es subrayable, aunque es cierto que se trata de un vehículo con un precio muy elevado. Aparte de la mecionada limpieza de líneas el tacto es el otro sentido que agradece estas atenciones al detalle copn el mencionado cuero de alta calidad en multitud de detalles, el acabado Alcántara en el techo y parte de los elementos anteriores, poco plástico pero blando y de tacto extremadamente suave y blando e incluso detalles en madera en algunas zonas.

Control

Del sistema de control del coche (no se le puede considerar centro de información y entretenimiento) hemos hablado en el Model S, al igual que si hermano de versión berlina la gran mayoría de las regulaciones del coche se realizan desde la pantalla táctil, incluido el control de la climatización, las suspensiones, apertura de puertas, luces, aceleración, frenado… Es necesario un estudio de las opciones con cierta calma para poder conocer todas las posibilidades que ofrece pero todo siempre lo tendremos a mano y bien visualizado en la enorme pantalla.

Obviamente además de estas grandes capacidades de configuración a través de la pantalla también recibiremos información de ruta, mapa del GPS (utiliza Google Maps), consumo, autonomía y naturalmente el control de la reproducción multimedia con Spotify incorporado. Esto además de un navegador Web que obviamente NO usaremos mientras estemos conduciendo pero que podremos utilizar para ver las últimas novedades en MuyComputer si tenemos que esperar con el coche detenido por alguna circunstancia.

Como en el caso del Model S la pantalla es de una calidad excelente y de gran visibilidad incluso a plena luz, salgo indispensable dada la vocación de solarium con ruedas del Model X (algo realmente agradable por otro lado). Y en el lado del conductor tras el volante encontramos la segunda pantalla que se dedica a dar la información directamente al que se coloca a los mandos, datos no solamente de velocidad, consumo o los tradicionales del ordenador de abordo sino también indicaciones del GPS mostrando un mapa, datos sobre las piezas de música que estamos reproduciendo o el funcionamiento del autopilot  entre otros.

Informados

La verdad es que se nos hace extraño pensar que en el caso del nuevo Model 3 tendríamos que renunciar a esta pantalla de información que pone directamente bajo nuestros ojos la mayoría de los datos que necesitaremos para controlar todo el funcionamiento del coche y la información de la ruta con una altísima calidad. Este de la pantalla que sustituye a los indicadores tradicionales es un lujo que están adoptando muchos fabricante como VolksWagen o Mercedes que ha instalado una evolución en su nuevo Clase A.

Nos queda la silenciosa experiencia de poner en marcha el Model X. Así que nos acercamos al coche que mansamente abre la puerta de forma automática y coloca el asiento y el volante para que podamos entrar más fácilmente, para arrancar primero pisaremos el freno y la puerta se cierra también automáticamente. Aún no hemos usado las manos pero ahora pulsaremos el botón de encendido para… no escuchar nada.

Aislados

Inmersos en el silencio y aislados del ruido de la calle (aunque nos ha dado la impresión que peor aislado que el Model S) lo primero una reflexión. La filosofía de todos los modelos de Tesla son herederos de su primer coche: el Roadster. Todos están pensados para ofrecer sensaciones deportivas, no solamente por los 422 caballos repartidos en dos motores, uno por cada eje, sino por la concepción del chásis y de la suspensión, más dura de la que podemos encontrar en coches familiares o más orientados al confort de marcha.

Pisar el acelerador en el Model X transmite la misma sensación de aceleración «absoluta» que el Model S, la ausencia de prólogos por parte del equipo de cilindros que trabajan en los modelos de combustión, sin vibraciones ni el juego musical de escalada de marchas lleno de rabia de sus alternativas fósiles (perdón, de combustible fósil) sigue impresionando y transmite un concepto distinto de deportividad. Sin embargo en este caso la gran superficie acristalada y la imponente masa añaden un plus de «montaña rusa» nada desdeñable.

Además la postura de conducción es distinta por lo que parece que la carretera nos sale al encuentro más rápidamente. Todo a pesar de que con respecto a la versión 100D del Model S el X emplea 6 décimas de segundo más en pasar de 0 a 100. Cosa que para un coche que pesa casi un 10% más no está nada mal. Hay que tener en cuenta de que a pesar de ser más alto el coeficiente aerodinámico de este modelo es casi idéntico que el de la versión berlina: 0,24, imbatible frente a cualquier otro SUV.

Cintura

La agilidad con la que alcanza la velocidad de crucero se acompaña con la gran capacidad de frenada en la que trabajan tanto los motores eléctricos, que disminuyen la velocidad de marcha a la vez que cargan las baterías al levantar el pié del acelerador. La masa y el imponente tamaño del Model X pasan factura, eso sí, a la hora de moverse por ciudad donde también penaliza la rigidez de las suspensiones que transmiten quizás de forma demasiado solícita las irregularidades del terreno.

En carretera el Model X es confortable, la insonorización es excelente (aunque solamente la necesite para el ruido aerodinámico) y el espacio y la comodidad de las butacas es muy grande por lo que invita a hacer viajes largos con total comodidad. Contribuye la eficacia del sistema de climatización que además dispone de un filtro de aire similar al del Model S que hace que la calidad de la atmósfera interior sea altísima. Eso sí, la mayor sensación de lujo lo da la extensa cristalera que mencionamos.

Escucha

El sistema de sonido repite la excelente respuesta que notamos en el Model S con el sistema Dolby trabajando a pleno rendimiento para ofrecer una buena audición en todos los rincones del coche. Los buenos materiales utilizados para el interior y el techo y la insonorización de la cabina contribuyen para que la calidad del sonido sea muy buena, quizás algo mejor incluso que su hermano berlina.

En cuanto exigimos un poco más de cintura al Model X llevándole a territorios virados el Tesla la diferencia de peso y de altura con respecto al Model S sale a relucir. Lo primero que hay que decir es que el tener el centro de gravedad tan bajo (gracias al paquete de baterías) y la rigidez de las suspensiones más propias de un deportivo que de un SUV hacen que el coche no se incline apenas por mucho que afrontemos las curvas a velocidades optimistas, en eso se comporta prácticamente como una berlina.

Cimbreos

Solamente hemos notado algo de subviraje afrontando una sucesión de giros especialmente complicada. Es sencillo salir de cualquier situación gracias a la potencia que podemos desplegar sobre las cuatro ruedas, pero hay que tener en cuenta que el comportamiento no es del todo neutro. De todas formas es posible divertirse con el Model X y la gran cantidad de caballos disponible en todo momento invita a ello, desde luego.

Una de las bazas para cobrar ventaja frente a sus rivales es sin duda el sistema de Autopilot, que en esta versión ha evolucionado aunque de forma casi imperceptible frente a la que probamos en el Model S. No hemos notado demasiados cambios en la funcionalidad, sigue siendo una ayuda muy eficaz para conducir de forma más cómoda sobre todo en autopistas bien señalizadas, basta con marcar el destino y el coche se acomoda al tráfico y evita los obstáculos además de seguir la trayectoria marcada por las líneas del asfalto.

Podemos cambiar de carril simplemente accionando el intermitente y el coche girará en consecuencia. Como decíamos en el artículo del Model S queda trabajo por hacer para que este tipo de sistemas se conviertan cien por cien en autónomos. Además de el sistema de conducción el Model X también aparca solo tanto en línea como en batería. Una de las evoluciones más evidentes de esta nueva versión es el modo «summon» que permite desde fuera del coche «invocarle» para que salga de la plaza de aparcamiento y se acerque a donde estamos.

Al igual que otros modelos de Tesla el X se puede cargar de múltiples maneras, con un enchufe tradicional, con un cargador instalado en la plaza de garaje o en un cargador público (gratuito o de pago). A este respecto señalar que tanto la red de supercargadores de Tesla (que permite almacenar energía para 250 kilómetros en 20 minutos) como la red de Destination Chargers (80 kilómetros en una hora) ambas gratuitas han sufrido ampliaciones desde que probamos el Model S por lo que viajar es cada vez menos problemático.

Conclusiones

Es evidente que una pequeña empresa (ya no tanto) californiana se ha propuesto poner patas arriba el mundo del automóvil y a pesar de los problemas que ha ido encontrando (por ejemplo las trabas en la producción de su nuevo Model 3) no parece que vaya a cambiar el ritmo. Después del terremoto que provocó el Model S y antes del que provocará sin duda el Model 3, este Model X es otra vuelta de tuerca, un desafío en toda regla al mercado de los SUV deportivos con un enfoque distinto. De hecho fabricantes como Jaguar se están poniendo las pilas con su propia propuesta.

A pesar de basarse en la plataforma del Model S, Tesla ha conseguido proponer algo radicalmente distinto en el que la habitabilidad y comodidad se benefician de innovaciones atrevidas como las puertas de alas de gaviota (o de halcón según el fabricante californiano) o el parabrisas «infinito» con una capacidad de hasta siete ocupantes y con un buen espacio para las maletas. Eso además de conservar la aerodinámica privilegiada que proponía su hermano berlina.

Todo ello con las marcas de identidad de Tesla: gran cantidad de potencia a disposición en cualquier momento, absoluto silencio de marcha y una red de cargadores gratuitos que potencialmente permiten viajar por toda Europa sin necesidad de gastar en combustible. Toda una inversión que a pesar de la cantidad de cifras que hay que abonar es una opción imposible de ignorar para el que quiera hacer un placentero viaje al futuro…

Notas finales

9Nota

Prestaciones10

Diseño9

Consumo8

Confort9

Sistema de Infoentretenimiento9

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