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Android Q reaviva la polémica por la fragmentación

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Android Q es el nombre con el que se conoce de forma provisional a la próxima gran revisión del conocido sistema operativo móvil de Google, una plataforma que recientemente ha sido actualizada a Android Pie y que a pesar de los esfuerzos del gigante de Mountain View arrastra año tras año el problema de la fragmentación.

Las actualizaciones de Android dependen por regla general de los vendedores de smartphones. Éstos son los que tienen que trabajar en la adaptación de cada nueva versión para que funcione adecuadamente en sus terminales, y en muchos casos acaba siendo problemático por las diferentes capas de personalización que aquellos utilizan.

Actualmente la tendencia pasa por ofrecer dos años de actualizaciones de Android garantizadas en los terminales de gama alta, pero no todos se actualizan con la misma velocidad. A esto debemos unir el problema que viven la mayoría de los terminales de gama media y gama baja, que normalmente reciben una única revisión de Android como actualización, y en el mejor de los casos.

En esa ecuación ha entra en juego un tercer factor que ha ido adquiriendo una importancia cada vez mayor: el alargamiento de los ciclos de renovación. Esto quiere decir que los usuarios son cada vez menos propensos a actualizar en ciclos de uno o dos años, y que las renovaciones de smartphone cada tres o más años se están convirtiendo en algo cada vez más habitual.

Con todo esto en mente no es extraño ver que los últimos resultados de cuota de mercado de Android que ha publicado Google sigan mostrando una enorme fragmentación. Android L, lanzado en 2014, mantiene una cuota de mercado del 19,2% en pleno 2018, una cifra que supera el 14,6% que registra Android O, versión que fue lanzada en 2017.

Este escenario choca frontalmente con la realidad que vemos en iOS, la plataforma móvil de Apple. Los últimos resultados oficiales confirman que un 85% de los usuarios ha actualizado a iOS 11, y que sólo un 10% se mantienen en iOS 10. El resto, un 5% de usuarios, se dividen en versiones como iOS 9 y anteriores.

Android Q elevará el requisito de API

Está claro que los esfuerzos de Google no son suficiente para acabar, o al menos mejorar, el problema de la fragmentación en Android, pero resulta curioso ver que con ese panorama la compañía de Mountain View esté preocupada por las aplicaciones «desactualizadas».

Como parte de su política para potenciar la «modernización» de las aplicaciones para su sistema operativo Google ha elevado el requisito de API a nivel 23 con Android Q, lo que significa que los usuarios que ejecuten aplicaciones con un nivel de API inferior a Android M (Android L y anteriores) recibirán un mensaje de alerta.

La aplicación afectada seguirá funcionando una vez que cerremos el mensaje, pero con esto Google espera concienciar a los desarrolladores y alertar a los usuarios de los problemas que puede dar una aplicación que no está puesta al día: mal rendimiento, inestabilidad, alto consumo de recursos, bloqueos y fallos de seguridad.

Os recordamos que la beta de Android Q debería empezar durante el segundo trimestre de 2019, y que su  lanzamiento oficial se irá al mes de agosto.

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