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Análisis

Toyota Aygo 2018, minimizar

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«Aquí ni hay nada que ver» Frank Drebin, Aterriza como puedas (1980)

El gato ha vuelto. Antes, hace meses, conseguía sorprenderme, me encontraba de repente con su mirada desde el otro lado de la ventana, como si estudiara el movimiento de una presa, sin pestañear, sin mover un solo pelo de su cuerpo, una mirada verde y profunda como un pozo hundido en su cuerpo negro. Pero hace ya semanas que soy capaz de escuchar sus pasos sobre la escalera de emergencia, de notar su respiración cuando se acerca agazapado al cristal para observarme una vez más. Aún así me sigue inquietando.

Le devuelvo la mirada y siento la suya y noto un sentimiento de compasión, su compasión. Noto que me considera un ser fútil y pequeño, un inferior, prácticamente un juguete, una entretenimiento al que dedica un instante siempre a la misma hora, unos minutos de distracción antes de seguir su camino hacia tareas más elevadas. Entonces hago algo que no había hecho hasta ahora, me asomo y sigo al gato con la mirada y entonces me doy cuenta que tras un par de saltos de improbable agilidad se posa junto a otra ventana, luego otra y otra más… Este gato está coleccionando humanos.

Ante las múltiples polémicas de los problemas de polución y ocupación de las vías públicas por parte de los coches, una buena solución es un coche compacto y urbano, unas características que cumple a la perfección el Toyota Aygo. En su caso este coche japonés sigue además la tendencia de dotar de diseño y un estilo particular al interior y la carrocería para que un coche eminentemente práctico y para el día a día no sea sinónimo de un coche aburrido.

Ficha técnica

En MuyComputer hemos tenido la suerte de probar tres generaciones del Aygo y las tres ofrecen las mismas armas para enfrentarse al tráfico urbano: un diseño vistoso, motores eficientes y un tamaño compacto. En el caso de esta versión del año 2018 estas características se han visto mantenidas o acentuadas con ligeros toques estéticos que lo distinguen de sus hermanos de épocas pasadas.

Nueva equis

En esta ocasión Toyota ha modificado una de las señas de identidad de este utilitario: la X que lucía en su parte frontal. En vez de poder verla bien evidente en el morro del coche en color negro, ahora la X solamente se distingue  en el relieve que forma separando los faros y envolviendo el radiador y el spoiler delantero coronada por el logo de Toyota. Este relieve es bastante pronunciado y eso hace que el coche se vea como más «tridimensional», más agresivo y desenfadado.

Los faros en esta generación llevan una moldura negra en la parte inferior, por lo demás demás elementos son prácticamente iguales como la línea negra que recorre el lateral y parece envolver las ventanillas.  Las luces diurnas tienen un dibujo distinto mientras que el diseño de la parte trasera del coche es idéntico que el de la generación anterior pero con pilotos con nuevo diseño.

En el interior también hay pocos cambios y la personalidad mezca de practicidad y diseño permanece prácticamente inalterada frente a la generación anterior. La instrumentación también es igual, concentrando alrededor del indicador de velocidad de forma circular toda la información, incluso los datos de revoluciones por minutos en un indicador vertical luminoso. También conserva las levas de cambio, un detalle curioso y que no solemos encontrar en coches de este segmento.

Interior chic

Ahora las salidas de ventilación pueden ir pintadas del color de la carrocería y también hay nuevas molduras, pero en general es muy dificil juzgar si estamos frente a un modelo de una generación u otra. Las medidas son idénticas, por lo que la habitabilidad sigue siendo la misma, con espacio suficiente en la parte delantera para personas incluso de cierta estatura y con buenas regulaciones de los asientos mientras que los pasajeros van algo más sacrificados.

Tampoco cambia la capacidad del maletero, no apto para viajes pero suficiente para bolsas de la compra, 168 litros no dan para muchas alegrías. Sigue presente uno de los detalles que más nos gustaron de la anterior generación: un techo solar de tela que prácticamente deja descubierto el techo por completo que termina de dar un toque elegante y juvenil a este coche eminentemente urbano.

Bien dotado tecnológicamente

Sorprende como en la generación anterior la dotación tecnológica para ser un coche tan pequeño. En primer lugar las mencionadas levas en el volante para cambiar de marcha, también dispone de cámara trasera muy útil para las maniobras de estacionamiento (aunque con el tamaño del coche no suele ser un problema). Más importante es la incorporación de la alerta anticolisión o el de la advertencia del cambio involuntario de carril. El primero más útil para el tráfico urbano que el segundo.

Quizás el cambio más importante en esta nueva versión del Aygo es el de la motorización, la única con la que se puede escoger este modelo. Si en la generación anterior encontrábamos un motor de gasolina de 69 caballos, este tricilíndrico japonés ha sido potenciado hasta los 72 caballos, aunque al mismo tiempo reduce la cifra de par hasta los 93 Nm. Lo que sí se han reducido son las cifras de emisiones, una evolución muy importante para un coche urbano.

La impresión es que el ruido de marcha se ha reducido, aunque las prestaciones siguen siendo muy modestas y aptas para un uso urbano tranquilo. En aceleración no podremos alcanzar los 100 kilómetros por hora hasta pasados 15,2 segundos, una cifra muy elevada pero marginalmente mejor frente a los 15,5 en los que el Aygo anterior era capaz de alcanzar esa velocidad.

A pesar de la evolución del coche, el Aygo sigue sin ser un coche rutero y sufre tanto en adelantamientos como en cuestas si vamos con el coche cargado. Donde mejor se desenvuelve es sin duda en el tráfico de ciudad donde su tamaño le hace muy ágil para las maniobras y su escasez de potencia no resulta un problema, salvo en la arrancada de los semáforos. Lo que sí hemos notado es un consumo algo menor, aunque para mantener un ritmo alegre puede arruinar nuestra media.

Conclusiones

El Aygo sigue siendo uno de los protagonistas de la nueva ola de coches compatos urbanos con estilo. El cambio de imagen del frontal y otros detalles de diseño modificados consiguen mantener la personalidad del pequeño japonés pero dándole una imagen de modernidad que iba necesitando para competir con los nuevos llegados y las viejas glorias, una competencia muy dura.

En el apartado práctico el bajo consumo y la incorporación de una gran cantidad de sistemas de ayuda a la conducción son un plus, pero tenemos que tener en cuenta que la escasa potencia del motor nos va a limitar si lo que buscamos es un coche que también nos permita hacer algún viaje por carretera. En conclusión un modelo muy práctico que podría mejorar con una motorización más atrevida.

Valoración final
7 NOTA
NOS GUSTA
Práctico
Diseño moderno
A MEJORAR
Algo falto de potencia
Maletero testimonial
RESUMEN
Digno continuador de la saga Aygo con un diseño atractivo y muy práctico aunque algo justo en prestaciones
Prestaciones6
Diseño8.5
Consumo7.5
Confort6
Sistema de infoentretenimiento7

 

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