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Xbox Scarlett y PS5 son más de lo mismo, según Platinum Games

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PS5 y Xbox Scarlett

Microsoft y Sony ya han movido ficha, Xbox Scarlett y PS5 han sido confirmadas y tenemos bastante claro qué podemos esperar de ellas a nivel de hardware. Nuestras primeras estimaciones nos llevan a pensar que ambas consolas tienen claramente hacia una cierta paridad gráfica, aunque algunos desarrolladores aseguran que la compañía japonesa ha dado forma a un sistema más potente. Es imposible confirmarlo, así que nos toca esperar a tener todos los datos sobre la mesa.

Si miramos más allá del plano técnico y nos preguntamos qué supondrán Xbox Scarlett y PS5 frente a la generación actual nos encontramos con posturas enfrentadas. Algunos ven en ellas una auténtica revolución, motivada principalmente por la reducción de los tiempos de carga, el salto a un procesador Zen 2 de AMD y la utilización de tecnologías de vanguardia, como el trazado de rayos, pero otros, entre los que me incluyo, nos mantenemos en una posición más escéptica.

Ya lo he dicho en otras ocasiones, el nuevo procesador Zen 2 ayudará a mejorar las animaciones, lo sistemas de física y de inteligencia artificial, y también permitirá conseguir tasas de 60 FPS. Por su parte el SSD reducirá en gran medida los tiempos de carga, y la GPU Radeon Navi de AMD ofrecerá un plus de potencia que permitirá a ambas consolas mover juegos en 4K con un buen nivel de calidad y fluidez, y soportará trazado de rayos. Sin embargo, debemos tener en cuenta que la implementación del trazado de rayos se llevará a cabo a un nivel básico, ya que de lo contrario habría que hacer grandes sacrificios en términos de rendimiento.

Atsushi Inaba, director de Platinum Games, ha confirmado en una entrevista que Xbox Scarlett y PS5 representan un salto generacional claro, pero que en el fondo son «más de lo mismo». En este sentido el japonés ha matizado que las consolas de próxima generación se basarán en componentes que ya existen, y que no traerán ninguna innovación real. Esto debemos ponerlo en relación con algo que ya os hemos contado en artículos anteriores, la importancia del hardware personalizado.

Xbox 360 y PS3 han sido las últimas consolas que han llegado al mercado con componentes personalizados, tanto a nivel de CPU como de GPU y de memoria. La primera contaba con un procesador PowerPC de tres núcleos a 3,2 GHz, y la segunda con un procesador Cell de IBM funcionando a 3,2 GHz que dispone de un total de seis SPEs. Si echamos un vistazo al núcleo gráfico vemos que la consola de Microsoft montaba una solución personalizada que contaba con una arquitectura unificada de shaders previa a la que vimos en las Radeon HD 2000 y 3000, mientras que PS3 venía con una GeForce 7800 GTX personalizada (recortada).

Con PS4 y Xbox One todo eso pasó a la historia, ambas consolas utilizan componentes de tipo PC, una tendencia que se repetirá con PS5 y Xbox Scarlett. Esto nos permite entender la postura de Inaba, y es que las consolas de nueva generación no van a traer nada realmente nuevo. Desde hace años disponemos de SSDs de alto rendimiento en PC, los procesadores ofrecen un rendimiento a años luz de los Jaguar de la generación actual, y cualquier tarjeta gráfica de gama media da sopas con honda a las GPUs que montan PS4 Pro y Xbox One X.

Inaba cree que hay una tendencia a la «unificación» del hardware, que las compañías cada vez se molestan menos en diferenciar sus sistemas a través de los componentes y de la potencia bruta, y francamente no le falta razón. Esto afectará al desarrollo de la nueva generación de juegos, y también al gaming en PC, que seguirá dependiendo de las consolas y que quedará «estancado» y obligado a seguir el ritmo de aquellas.

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