Análisis
Acer Swift 3 (2021) análisis: el valor del equilibrio
La serie Acer Swift 3 lleva desde 2019 proponiendo versiones de ultrabook con una dotación de hardware notable, diseño cuidado y precio ajustado. La positiva respuesta de las ventas ha motivado al fabricante a lanzar varias revisiones de un modelo que sigue siendo una gran alternativa para aquellos usuarios que buscan portabilidad máxima sin que se dispare en precio. Hemos tenido la oportunidad de revisar el Acer Swift 3 SF314-59, un modelo que se acaba de poner a la venta basado en Intel Tiger Lake.
Este renovado Acer Swift hace honor al concepto portátil y presenta un peso y dimensiones perfecto para llevarlo cada día en la mochila o el maletín sin problemas. Antes de continuar, un breve repaso a las especificaciones técnicas del equipo que hemos probado:
Acer Swift 3 (2021), características
- Dimensiones 15,95 x 323,4 x 218.9 mm. Peso 1,2 kg.
- Pantalla QHD (2.256 x 1504), formato 3:2, 13,5 pulgadas.
- Procesador Intel Core i7-1165G7, cuatro núcleos, 2,4 GHz.
- GPU integrada Intel Iris X3
- 16 Gbytes RAM LPDDR4X
- SSD NVMe PCIe 512 Gbytes
- Conectividad WiFi 802.11 a/g/n/ac/ax y Bluetooth 5.0
- HDMI x1, USB x3 (1 tipo C)
- Teclado retroiluminado
- Windows 10 Home
- PVP 799 euros
Acer, dentro de los límites impuestos por un equipo que no supera los 800 euros, ha realizado un esfuerzo importante en la construcción y diseño de este equipo. El modelo que hemos probado, en un discreto gris plata, cuenta con un chasis de aluminio y magnesio que aporta ligereza y resistencia al conjunto. Aspectos tradicionalmente problemáticos en las series económicas, como las bisagras, los bordes o los “crujidos” en la zona del teclado están muy bien resueltos.
En el mercado encontraréis varios «sabores» de este modelo pero, desde nuestro punto de vista, merece la pena hacer el esfuerzo de elegir el que hemos probado por un teclado que, además de ser retroiluminado, ofrece un tanto y unas sensaciones mucho mejores que las de el modelo que no lo es.
El Acer Swift 3 (2021) integra una pantalla peculiar, de 13,5 pulgadas de diagonal y un formato 3:2, en lugar del habitual 16:10. Además, su resolución (en el modelo probado) alcanza los 2.256 x 1.504 píxeles. El resultado es un panel muy adecuado para tareas ofimáticas y que, gracias a ese plus de resolución, nos permitirá trabajar con varias ventanas con cierta comodidad. En videojuegos, dadas las limitaciones gráficas del equipo, lo habitual es limitar a 1080p.
En términos de rendimiento, esta propuesta combina un procesador Intel de 11ª generación con 16 Gbytes de RAM y un SSD de 512 Gbytes. Una plataforma donde Windows 10 y las aplicaciones más habituales se mueven con total soltura, incluyendo escenarios intensivos de multitarea habituales como decenas de pestañas del navegador abiertas, software ofimático y reproducción de multimedia. Con este equipo, certificado como Intel Evo, no tendremos problemas ni ahora ni cuando llegue Windows 11 con un ordenador que, bien mantenido, nos durará muchos años.
Las cosas cambian en lo relativo a jugar, si bien no es el objetivo al que va dirigida esta propuesta ni un aspecto que hayamos tenido en cuenta a la hora de valorarlo. En cualquier caso, los videojuegos siempre son una dura prueba para cualquier equipo y nos sirven para complementar las impresiones que ofrecen los test sintéticos. A continuación, los resultados de las pruebas a las que sometimos al equipo.
En lo relativo a videojuegos, el equipo alcanza los 30 fps estables en propuestas como Far Cry 5 o Rise of de Tomb Raider y bastante más en propuestas menos exigentes como Dota 2 (unos 70 fps) o FIFA 21 (65 fps). De nuevo, no es un equipo gaming, pero la Intel Iris Xe si nos permitirá disfrutar de vez en cuando de clásicos o títulos no excesivamente exigentes.
El calor y el ruido siempre es todo un desafío de ingeniería cuando se trata de equipos tan pequeños que, además, necesitan una solución de refrigeración activa. Acer combina un heatpipe con un eficaz ventilador orientado hacia la parte posterior del equipo que, en uso normal, hacen un buen trabajo. El sistema mantiene el equipo entre los 28º y los 32º sin hacer ruido exceptuando momentos muy puntuales (en nuestro caso, videojuegos, test sintéticos y forzando un poco la máquina con un editor de vídeo).
Finalmente, la autonomía es la esperada en un equipo de este precio y, en nuestras pruebas con el brillo al 60% y la conectividad activada, oscila entre las 5,5 y las 8 horas de uso continuo. El cargador, aunque de diseño y peso mejorables, es relativamente compacto y proporciona hasta un 80% de carga total en algo más de una hora. Además, se puede cargar también por USB-C con el cargador apropiado (no incluido).
Conclusiones
El Acer Swift 3 (2021) es un portátil equilibrado, que no destaca especialmente en ningún aspecto pero tampoco compete fallos. La plataforma de Intel se muestra sólida en el escenario ofimático que plantea esta propuesta y la mejora de esta iteración respecto a sus predecesores es relevante.
Si buscas un portátil para uso diario, que no pese demasiado y con hardware suficiente para no dejarte tirado en unos años esta propuesta es una buena opción en el rango de los 800 euros y es ideal para estudiantes con poco espacio o profesionales que busquen un segundo equipo donde prime la movilidad sobre cualquier otro factor. En un escenario de uso habitual, este Acer ofrece un rendimiento más que correcto.
Por el contrario, si el objetivo es mantener el equipo enchufado la mayor parte del tiempo puede que tenga más sentido buscar una máquina con mayor diagonal y unas dimensiones más amplias, que permitan estar cómodo en el puesto de trabajo durante horas sin recurrir a accesorios. En cualquier caso, una notable opción dentro del rango de precio y las expectativas comentadas.
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