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El Brexit pasa factura: Intel no quiere construir fábricas en Reino Unido

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El Brexit tiene la culpa de que Intel haya dejado de valorar la posibilidad de construir una fábrica de chips en Reino Unido. Así lo ha manifestado el CEO de la compañía estadounidense, Pat Gelsinger, a la BBC. El directivo también ha confirmado que antes de la salida de Reino Unido de la Unión Europea, el país habría sido una de las ubicaciones que habrían tenido en cuenta para la construcción de las nuevas fábricas.

Intel quiere recuperarse de la escasez de chips que está dañando a muchos sectores, entre ellos el de automoción y el de ordenadores personales. La compañía, una de las mayores empresas de fabricación de semiconductores del mundo, dice que la crisis ha mostrado la dependencia excesiva que tienen tanto Estados Unidos como Europa de Asia para sus necesidades de componentes.

Intel va a abrir varias plantas de fabricación de semiconductores en Europa para recuperar el control de la cadena de suministro y solucionar sus propios problemas. Intel presentó el proyecto IDM 2 para suministro y fabricación de chips para el que invertirá cifras multimillonarias e incluirá la división IFS que funcionará como una unidad de negocio independiente y fabricará chips por encargo de terceros bajo las dos arquitecturas dominantes, x86 y ARM, y también para la tercera y prometedora RISC-V.

Para ello y a lo largo de los próximos diez años, realizará una inversión cercana a los 100.000 millones de dólares, ampliando sus instalaciones en Estados Unidos y construyendo otras en Europa, pero en países incluidos en la Unión Europea.

El Brexit penaliza a Reino Unido

Gelsinger ha asegurado que barían buscado ubicaciones para considerar la instalación de una fábrica en Reino Unido, pero que el Brexit lo ha cambiado todo. Ahora, en vez de eso, tienen «alrededor de 70 propuestas de diez países para levantar fábricas en Europa. Esperamos llegar a un acuerdo sobre una ubicación, así como conseguir el apoyo de la Unión Europea antes de final de año«.

Según el CEO de Intel, «ahora hay escasez de todo. E incluso aunque mis iguales y yo estamos trabajando como locos para llegar a todo, va a pasar tiempo antes de conseguirlo«. Eso sí, ha asegurado que las cosas mejorarán «de manera incremental» el año que viene, pero es poco probable que la situación se estabilice hasta 2023.

Los planes de expansión de Intel llegan en medio de una situación en la que el mercado de semiconductores se va a duplicar en los próximos siete años para convertirse en un mercado de alrededor de 800.000 millones de dólares. La compañía también espera asegurar subsidios de políticos y gobernantes estadounidenses y europeos, que sienten que su dependencia de Asia para los chips podrían amenazar a su seguridad nacional.

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En la actualidad, Estados Unidos solo produce el 12% de los chips del mundo, mientras que Samsung y TSMC fabrican alrededor del 70% del suministro mundial. Gelsinger apunta, a este respecto, que «está claro que parte de la motivación de una cadena de suministros mundial es que nadie debería se demasiado dependiente de un tercero«.

Intel seguirá externalizando un parte de su producción de chips, pero espera, en algún momento, fabricar la mayoría de sus productos de manera interna. Eso sí, sabe que competir no será una tarea sencilla. Fabricar chips en Asia es más económico, y los rivales de Intel siguen su expansión. TSMC invertirá 100.000 millones en aumentar su capacidad de fabricación en los próximos tres años y Samsung invertirá 205.000 millones de dólares.

En Intel confían poder mantener su perfil de liderazgo. Gelsinger recuerda que «es una industria en que Estados Unidos creamos nosotros. Intel es la empresa que pone el silicio en Silicon Valley. Pero nos damos cuenta de que los rivales son buenas empresas y están bien capitalizadas. Están invirtiendo e innovando juntas. Por eso tenemos que ganar de nuevo el derecho a un liderazgo incuestionable», asegura.

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