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Consumo de energía y componentes: Tres cosas que debes saber

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Consumo de energía y componentes

El consumo de energía de los componentes que utilizamos en nuestro ordenador es un dato muy importante, ya que la suma del total nos dará el valor que debemos cumplir con nuestra fuente de alimentación. No obstante, como ya os contamos en su momento cuando hablamos de qué eran el TGP y el TBP, es importante que siempre intentemos situarnos un poco por encima de ese total.

Así, por ejemplo, si montamos un PC que tiene un consumo de energía total de 500 vatios, lo ideal sería montar al menos una fuente de 550 vatios. Lo mismo ocurriría si tuviéramos un consumo de energía distinto, y es que al final lo importante es que contemos con una fuente de alimentación que esté un poco por encima de ese mínimo para que el equipo tenga un cierto margen de maniobra ante posibles picos de consumo. Si tienes dudas sobre este tema, te recomiendo revisar esta guía.

No es un concepto complicado, aunque todavía hay muchos usuarios que no terminan de entender del todo cómo funciona exactamente un componente informático en lo que a consumo de energía se refiere, y esto puede acabar provocando problemas importantes. Para intentar ayudaros a evitarlos, he querido dar forma a este artículo, donde voy a compartir con vosotros tres grandes claves que son fundamentales, y que todos deberíamos tener claras.

1.-El consumo de energía no se indica de forma real

Consumo de energía y componentes: Tres cosas que debes saber

Es algo que debe grabarte en la cabeza desde ya. Cuando compras, por ejemplo una tarjeta gráfica con un TGP o un TBP de 320 vatios y un procesador con un TDP de 125 vatios esos valores no reflejan el consumo real que pueden tener los componentes que has comprado, son cifras que pueden variar con el uso y que, de hecho, pueden acabar incrementándose en más del doble.

Por ejemplo, la Radeon RX 6700 XT tiene un TBP de 230 vatios, y normalmente se mantiene un poco por debajo de dicha cifra, pero puede registrar picos momentáneos de hasta 300 vatios. Por su parte, un Intel Core i9-12900K tiene un TDP de 125 vatios, pero cuando trabaja a plena carga (100% de uso) puede alcanzar los 226 vatios, y si hacemos overclock el consumo se puede disparar hasta los 286 vatios.

Es muy importante que tengáis claros los consumos reales de cada componente antes de montar un PC, y que elijáis la fuente de alimentación adecuada partiendo de esa base realista a la que hemos hecho referencia, ya que de lo contrario acabaréis teniendo problemas de estabilidad y de rendimiento, y en casos extremos puede que incluso se produzcan daños en el equipo.

2.-El consumo de energía no es algo fijo ni estable

Consumo de energía y componentes: Tres cosas que debes saber

De hecho ocurre todo lo contrario, puede experimentar importantes variaciones, y esto puede acabar dándote un buen susto. Por ejemplo, y siguiendo con el ejemplo anterior, una Radeon RX 6700 XT puede tener un consumo de unos pocos vatios cuando la utilizamos para reproducir vídeo o para trabajar a nivel básico con nuestro PC, pero ese consumo se disparará hasta los 221 vatios si empezamos a jugar.

Lo mismo ocurre con el procesador. Un Intel Core i9-12900K registra un consumo aproximado de 132 vatios con una carga de trabajo moderada, pero como dijimos anteriormente alcanza los 226 vatios cuando trabaja al 100%, es decir, cuando todos sus núcleos e hilos se ven saturados con una prueba capaz de utilizarlos, como Cinebench R23, por ejemplo.

Al final, la carga de trabajo afectará al consumo de energía de cada componente, pero no debemos olvidarnos de que este también puede variar en función del modo turbo de dichos componentes, que suelen elevar las frecuencias de trabajo en situaciones concretas para aumentar el rendimiento a costa de consumir más energía, y de generar más calor.

3.-Es el componente el que exige la alimentación que necesita

Consumo de energía y componentes: Tres cosas que debes saber

Muchos todavía creen que es la fuente de alimentación la que decide cuánta potencia suministra a cada componente, pero es justo al revés, cada componente pide la alimentación que necesita en cada momento, y en cada situación, lo que significa que si este no recibe lo que ha pedido podríamos encontrarnos con problemas graves al instante.

Esto también puede generar situaciones de falsa estabilidad que acabarán dándonos un susto tarde o temprano. Imagina que, por ejemplo, estás utilizando un juego que tiene una baja dependencia del procesador y una alta dependencia de la GPU. Gracias a ello, tu fuente de alimentación puede sostener, aunque sea por los pelos, a tu tarjeta gráfica y al procesador, porque este último no demanda muchos vatios a la fuente cuando mueve ese juego.

Pues bien, siguiendo con el ejemplo anterior, cuando decidas utilizar un juego donde la GPU y la CPU tengan un grado de uso elevado te acabarás llevando un susto, porque tu fuente de alimentación no podrá dar a uno de los dos componentes la potencia que necesita. Los síntomas pueden variar según la gravedad de la situación, si la diferencia de potencia no suministrada es baja, quizá solo notes tirones o leves pérdidas de rendimiento, pero si es grande acabarás teniendo problemas de estabilidad.

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