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John Carmack muestra prudencia y cierta decepción en torno al Metaverso

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John Carmack

Que el Metaverso de Meta está siendo un fiasco es algo que a estas alturas ya no sorprende a nadie. De hecho, después de saberse que ni dentro de la compañía están especialmente entusiasmados en la idea o al menos en su aplicación estrella, Horizon Worlds, John Carmack ha decidido unirse a la tendencia negativa para mostrar cierta decepción a la vez que pide precaución en torno a las ambiciones en torno al Metaverso.

John Carmack es conocido por ser uno de los cocreadores de Doom y es considerado el “padre” de Quake, aunque para más de uno posiblemente su contribución tecnológica al mundo de los videojuegos sea más destacada que los propios títulos en los que ha participado. Sin embargo, desde hace unos años es consultor de la dirección de tecnología de Oculus (antes fue director en tencología), la compañía de cascos de realidad virtual que fue adquirida hace años por Facebook, además de ser asesor ejecutivo en la matriz, Meta.

Como ya hemos dicho, el mítico exmiembro de Id Software dio su opinión hace unos días en la Meta Connect Conference de 2022 sobre el estado del Metaverso, expresando una combinación de cosas que cree que se podrían haber hecho mejor con otras en las que muestra un relativo optimismo en torno al desarrollo de aplicaciones para el Metaverso y la realidad virtual en general. Eso sí, la charla parece que fue grabada previamente y que no ha sido emitida realmente en vivo (o sea, que se transmitió en vivo un vídeo grabado).

Lo curioso es que John Carmack ha impartido su charla empleando su avatar en el Metaverso, el cual luce bastante mejor que el de Mark Zuckerberg, si bien la ausencia de piernas da una sensación un tanto inquietante. El desarrollador ha explicado los trabajos recientes en Meta y sus objetivos en torno a la realidad virtual, no sin antes reconocer que no se han cumplido con algunas metas que se establecieron el año pasado.

Después de la introducción, Carmack profundiza en aspectos técnicos sobre los desarrollos recientes llevados a cabo en Meta tanto a nivel de hardware como de software para realidad virtual. Uno de los temas principales consistió en decir que los desarrolladores deberían centrarse en lo que pueden lograr ahora en lugar de sus objetivos a largo plazo. Esto suena un poco a un reconocimiento de que en Meta pecaron de exceso de ambición, pero quién sabe.

También hay ciertas discrepancias. Mientras que Meta parece tener ahora como prioridad el conseguir unos avatares más realistas y tiene un proyecto llamado Codec Avatars que va en esa dirección, Carmack dijo que prefería centrarse en generar grandes cantidades de avatares computacionalmente baratos empleando hardware asequible, y es que el precio, al menos por ahora, apunta a ser una piedra en el camino de la expansión del Metaverso. Aparte de un Meta Quest Pro que vale 1.700 euros, el Meta Quest 2 cuesta en estos momentos 450 euros. Carmack ha expresado su deseo de que se venda un casco de realidad virtual con un precio base de 250 dólares para contribuir así a la masificación del Metaverso, cosa que veremos si logra con el futuro Meta Quest 3, que actualmente se encuentra en desarrollo.

El exmiembro de Id Software ha hecho un llamamiento para moderar las ambiciones en torno al Metaverso y las aplicaciones que puedan haber en él, ya que la intención de Meta es crear un ecosistema abierto a través de su kit de desarrollo de software (SDK), con el que es posible emplear los avatares en experiencias de realidad virtual de terceros y otras aplicaciones. Por otro lado, Carmack cree que el posible despegue del Metaverso depende de alguna aplicación o juego que le ayude a emerger de modo similar a lo que fueron Doom y Quake en su día.

Veremos si algún día el Metaverso despega, pero por ahora no parece que vaya a hacerlo a corto plazo a menos que surja algo que lo ponga de moda de forma fulgurante. Títulos como Fortnite y Roblox, cada uno con su enfoque, parecen estar mejor posicionados que el invento de Zuckerberg, el cual parece haberse ahogado, al menos de momento, en su propia ambición.

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