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Análisis

Bloodborne, el arte de morir

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Bloodborne comienza con un personaje desarmado y en uno de los entornos más hostiles del mundo de los videojuegos. Lo normal es que el primer enemigo que encuentres acabe contigo en menos de cinco segundos y, de paso, te de la bienvenida a los títulos de la vieja escuela, donde morir puede ser un arte. Tan desesperante como adictivo, llevamos más de treinta horas disfrutando de Bloodborne y estas son nuestras impresiones.

Desde hace un par de generaciones, casi todos los videojuegos siguen un mismo patrón: comienzan con un tutorial más o menos extenso (como echo de menos aquellos maravillosos libros de instrucciones) que nos enseña casi todo lo que debemos saber sobre el juego y nos invita a avanzar sin miedo en la historia bajo el paraguas de un guardado automático que nos impide fallar. La muerte no es más que una pequeña pausa antes de continuar casi exactamente donde estábamos, sin mayores consecuencias y ofreciendo esa sensación de invulnerabilidad y «tiro al pato» que tanto nos desespera a algunos.

Hacer un juego desesperadamente díficil es sencillo; el reto de Miyazaki era hacer un juego justo.

Esta obra de Hidetaka Miyazaki conserva todo el espíritu de los anteriores Souls (aunque no es necesario haberlos jugado para disfrutar de este) y os invita a explorar la ciudad de Yharnam y sus alrededores, un escenario angosto y de atmósfera agobiante que le va como anillo al dedo a la mecánica del título. Aquí no hay mapa ni flechita que indique qué camino seguir o donde está el próximo enemigo. Tampoco hay adaptación al nivel del jugador sino todo lo contrario; es el que debe medir el nivel del reto a base de morir una y mil veces; la satisfacción de volver cuando somos lo suficientemente poderosos como para derrotar a la enésima pesadilla es indescriptible.

 

Hay una historia detrás del universo Bloodborne, pero ni siquiera en eso el título hace concesiones sino que invita al jugador a buscar notas perdidas, hablar con personajes no jugadores (normalmente ni siquiera nos abrirán la puerta de su casa) investigar y probar hasta ir enlazando elementos. Sí, en la era de Internet es fácil encontrarlo todo a golpe de YouTube pero Bloodborne recompensa con creces a los que tienen la paciencia suficiente. Os invitamos a comprobarlo.

Ficha técnica

Bloodborne es un título valiente. Calificado por muchos como un «vendeconsolas», desde nuestro punto de vista no es un juego para todo el mundo y mucho nos tememos que en las próximas semanas se van a poder encontrar copias en el mercado de segunda mano a muy buen precio. Bloodborne acabará con tu paciencia y te hará apagar la consola por fustración, pero no podrás evitar pensar en cómo acabar con los dichosos lobos mientras caminas hacia el trabajo o maquinar en qué vas ha gastar el preciado lote de ecos de sangre que has ido almacenando.

En muchos análisis se elogia el nivel de dificultad del juego; desde nuestro punto de vista, no vale con eso. Hacer un título desesperante no es complicado (¿alguién se acuerda de aquellas torturas para Spectrum?), basta con aumentar el nivel de vida de los enemigos y el daño que hacen sus armas hasta que sean casi imposibles para la mayoría de los mortales. Lo realmente complicado es hacer un reto que resulte justo para el jugador, eso es lo que convierte al título de Miyazaki en una obra maestra de los videojuegos.

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Cada muerte en Bloodborne supone un aprendizaje y en más de una ocasión nos veremos reconociendo nuestro error subestimando a ese enemigo o lamentarnos de haber entrado donde no debíamos mientras vemos la oscura pantalla de carga. Hasta los enemigos más complicados cometen errores y cuando el jugador sabe aprovecharlos sufren como el que más y es esa sensación de ir mejorando pasito a pasito la que convierte a este juego en uno de los más adictivos de los últimos años.

Bloodborne no es perfecto; desde el punto de vista técnico está lejos de ser puntero (hay alguna caída de frames muy molesta), aunque lo salva un arte espectacular y el sistema de apuntado tiene algún bug molesto que, esperamos, se corrija en futuras actualizaciones. Tampoco nos convence mucho el doblaje (mejor en versión original), los tiempos de carga son demasiado largos y la interfaz se podría mejorar pero todo eso son detalles nimios en comparación con lo que ha conseguido Miyazaki; recuperar sensaciones que creíamos olvidadas en un videojuego. En definitiva, un título imprescindible y una excusa perfecta para dar el salto a PS4.

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Me encargo de traer innovación y nuevo negocio al grupo TPNET. Además colaboro en varios de nuestros sitios como MC y MCPRO.

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