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Análisis de Dishonored: La muerte del forastero

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Con «Dishonored: La muerte del forastero», Arkane Studios vuelve a trasladarnos a Karnaca, la fantástica y preciosista ciudad que protagonizó «Dishonored 2». En este spin-off de la saga encarnamos el papel de Billie Lurke, ladrona y mercenaria renegada, que siempre ha jugado un papel importante en todos los títulos de la serie: aliada de Daud en el Dishonored original y compañera de aventuras de Emily Kaldwin en Dishonored 2 bajo el falso nombre de Meagan Foster.

Nuestro primer objetivo en el nuevo juego será liberar a nuestro antiguo compañero, Daud, secuestrado por la secta se los «sin ojos». Si lo conseguimos, el propio Daud nos descubrirá el auténtico propósito del juego: investigar hasta qué punto los «sin ojos» se han infiltrado en los núcleos de poder de Karnaca y sobre todo, acabar con «El Forastero».

¿Y quién es «El Forastero»?  Sin entrar en demasiados detalles, «El Forastero» es una figura mítica que ha estado presente desde los inicios de la saga y que de forma más o menos arbitraria marca el devenir del universo del juego (por ejemplo otorgando poderes sobrenaturales a algunos de sus protagonistas).

¿Por qué es necesario matarle? Porque según la lógica de Daud y muchos otros, la influencia del Forastero no siempre ha sido positiva y se le relaciona con prácticas de magia negra y en el origen de grupos de conspiradores poco recomendables. Sin embargo matar al Forastero se antoja una misión harto complicada: ¿se puede matar a un dios?

Para fans de la saga

Pese a que lo nuevo de Arkane se ofrece como un título independiente, en realidad es un producto destinado casi exclusivamente a fans de la serie. Resulta por lo tanto casi obligatorio estar familiarizado con los códigos y la historia que se nos ha narrado en las dos primeras entregas.

Que no se me entienda mal: el título sigue siendo perfectamente jugable si entramos en el mundo Dishonored por primera vez. Sin embargo la experiencia sería bastante desconcertante: no entenderíamos la historia que nos cuentan sus personajes y probablemente no disfrutaríamos demasiado con la mecánica del juego.

La mecánica por cierto, experimenta ligeros cambios en este spin-off. Además de seguir un hilo narrativo principal, en esta ocasión tendremos la oportunidad de emplearnos a fondo en misiones secundarias. Estas misiones se nos motrarán como «contratos» que podemos conseguir en el mercado negro de cada escenario.

Al ser nuestro personaje una mercenaria, podremos aceptar todo tipo de encargos, siguiendo misiones que pueden incluir desde escarmentar a un rival incómdo, a encontrar un objeto perdido, algún robo ocasional o asesinar al líder de un grupo peligroso.

Cada vez que completemos una misión secundaria recibiremos una recompensa, que podremos canjear en el mercado negro por armas o mejoras para nuestro arsenal. Teniendo en cuenta que la historia principal no es precisamente larga (deberíamos poder terminarla en menos de 10 horas), resulta más que recomendable exprimir este título apostando también por estas misiones.

El gran cambio lo encontramos sin embargo, en la desaparición del árbol de habilidades. Arkane dice adiós a las runas que nos permitían ir  mejorando progresivamente las habilidades de nuestro personaje y a cambio nos recompensa con tres habilidades mágicas permanentes: Desplazar (podemos movernos de un punto a otro del escenario) Presagio (adoptamos una forma fantasmal que para el tiempo) y Semblanza (adoptamos el cuerpo de otra persona).  Se mantiene eso sí la posibilidad de encontrar y hacer uso de distintos amuletos.

Si algo funciona, no lo toques

El gran acierto de Arkane en este «Dishonored: La muerte del forastero» no es otro que el haber respetado la esencia de Dishonored 2. Exploraremos nuevos barrios de Karnaka y tendremos que enfrentarnos a nuevos enemigos, pero a nivel visual y en cierta medida en su dinámica, nada cambia.

Void Engine sigue demostrando que se comporta de forma sobresaliente en un título que se presenta más como una «novela gráfica» que con la dinámica fotorealista que se ha impuesto en la mayoría de los AAA del mercado. Gana protagonismo sin embargo el aspecto sonoro. Y más que nunca, deberemos prestar atención a las conversaciones que se suceden en segundo plano, a los susurros que se escapan por debajo de las puertas e incluso al misterioso lenguaje de las ratas.

Sin embargo y sin lugar a dudas porque este es un «juego menor», los escenarios son más limitados. Aunque los niveles siguen respetando el principio de «un problema, distintas soluciones», pronto descubriremos que los mapas han adelgazado…bastante. Seguiremos por supuesto pudiendo recorrer callejuelas y edificios, pero no con la profundidad ni el nivel de detalle que encontrábamos en Dishonored 2.

De alguna manera estamos ante un título que premia más la acción que el anterior y en el que el sigilo no es tan importante. Esto no quiere decir sin embargo que no debamos seguir haciendo uso de nuestro ingenio para dibujar todo tipo de estrategias…pero repetimos: no es un Dishonored 3.

Conclusiones

Con un precio de 25 euros «Dishonored: La muerte del forastero» nos regala entre 10 y 20 horas de juego, dependiendo del número de misiones secundarias que completemos. Lo nuevo de Arkane ofrece en este sentido, bastante más que un DLC al uso y estamos seguros que no decepcionará a nadie que haya disfrutado de las anteriores entregas de la saga.

Nos encontramos una vez más, con lo mejor de la esencia de Dishonored y tal vez solo podemos reprocharle el ahorro de extensión que se ha llevado a cabo en muchos escenarios o el tener que jugar con un personaje algo más «plano» al haber perdido el árbol de habilidades. Pese a ello, seguimos teniendo entre manos un título más que recomendable.

Hemos analizado la versión de Xbox One.

Notas finales

8Nota

Gráficos10

Ambientación y argumento7

Jugabilidad8

Música y banda sonora9

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