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Tiangong-1 cae en el océano Pacífico sin provocar daños

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Tiangong-1

Tiangong-1, la estación espacial china en órbita desde 2011 y fuera de control desde 2016, ha caído finalmente esta madrugada en el Pacífico sur. 

Aunque se anunció que la península Ibérica era uno de los sitios estimados de caída, la probabilidad de alcanzar una zona poblada era mínima y finalmente ha caído en la mayor extensión de agua de la Tierra sin provocar daños, después que la mayor parte de sus 8,5 toneladas de peso se haya desintegrado en su paso por la atmósfera.

Tiangong-1 (traducido «Palacio Celestial 1») era una de las estrellas del programa espacial chino, el de más crecimiento de los últimos años a pesar de fracasos relativos como el que nos ocupa. Fue puesta en órbita el 30 de septiembre de 2011 y el año siguiente recibió la primera tripulación de astronautas que trabajaron 12 días en su laboratorio. En 2013 recibió la segunda tripulación desde las misiones espaciales Shenzhou. En marzo de 2016, China anunció que había perdido contacto con la estación, por lo que no podría controlar su regreso a la atmósfera.

Tiangong-1

Hay que citar que no es el primer objeto artificial que cae a la Tierra y en las últimas décadas se han reportado unos 50 objetos, la mayoría satélites. Además, Tiangong-1 era la estación espacial más pequeña puesta en órbita, del tamaño de un autobús con 8,5 toneladas. De hecho, el objeto artificial más grande en volver a la Tierra de forma incontrolada fue la estación soviética MIR de 120 toneladas, que cayó en 2001 también sin provocar daños.

El peligro del descenso no controlado de la Tiangong-1 fue ampliamente exagerado porque la probabilidad de caer sobre un ser humano era de una entre un billón. China sigue con su programa espacial y la Tiangong-2, su segunda estación espacial lanzada en 2016, permanece en órbita. Eso sí, esperemos que su caída la próxima década esté más controlada.

También el de la estación espacial internacional que finalizará su vida útil dentro de unos años (a partir de 2024) y habrá que traer a la Tierra de manera controlada sus 453 toneladas de chatarra espacial.

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