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Análisis

Kia Stinger, picadura

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«¿Y qué podía hacer? ¿Acusarlo de hacer trampas mejor que yo?» Doyle Lonnegan (El golpe, 1973)

No somos rivales, no tenemos ninguna oportunidad. En la primera parte hemos sido vapuleados, superados en todas las líneas, nos han pasado por encima físicamente, en el aspecto técnico, en la estrategia… y han sido más inteligentes y más rápidos. Pero no solamente eso, han demostrado que se saben superiores, que nos han superado y hasta han sido elegantes. Se lo han podido permitir porque no hay nadie más caballeroso que aquél que se sabe superior, que puede utilizar sin miedo una sonrisa de condescendencia y tender una mano a su rival caido. Y así estamos nosotros: caídos, en la lona, totalmente fuera de combate.

Conozco esas miradas, conozco cada una de esas miradas y se lo que me queréis decir. Estáis esperando a que os anime, a que os lance un discurso inspirador que os encienda, que alumbre en vuestro interior una fuerza y un talento que lo siento, no existe. No disponéis de ese combustible, nunca estuvo ahí y probablemente, no nos engañemos, nunca estará. ¿Y qué hacemos ahora? Ahí estáis vosotros, mirándome mientras os abro los ojos a la realidad pero no es la vuestra ¿verdad? No pongáis esa cara de estúpidos. Se que estamos ganando seis a cero. Lo que quiero es que ahora salgáis a jugar sabiendo cómo se sienten ellos. Y por favor, la condescendencia dejadla en el vestuario ¿ok?

Hay marcas de automóviles con las que no va la frase «zapatero a tus zapatos», y para marcas como Kia esto es especialmente cierto. Kia, acompañada por Hyundai en el viaje de la batalla del mercado de la automoción, tiene la virtud de meterse en todos los charcos, como el de los vehículos eléctricos e híbridos en el que se ha metido con fuerza junto con su compañera de aventuras con la que comparte nacionalidad.

Ficha técnica

El caso del Stinger es distinto, se trata de un proyecto que data del 2011 con la presentación en el salón del automóvil de Frankfurt del Kia GT concept, una declaración de intenciones con un diseño deportivo que parecia diseñado solamente para llamar la atención. Pero el Stinger se estaba cociendo a fuego lento y finalmente el modelo fué presentado en 2017 como la apuesta de la marca coreana para ofrecer un verdadero Gran Turismo.

Son palabras mayores, el diseño y producción de un GT es algo que llevan desarrollando durante muchos años italianos, ingleses, alemanes… motores diseñados para responder y divertir, chásis pensados para llevarlos al límite, carrocerías que enamoran… Una lista de tareas que parecen al alcance solamente de los veteranos por lo que la aventura de Kia es por un lado loable y por el otro muy arriesgada.

Competencia

Para conseguir competir con fabricantes con tanto pedigrí Kia contrató nada menos que a un ex vicepresidente de ingeniería de factoría BMW M y puso a los lápices del tablero de dibujo para diseñar la carrocería a su diseñador jefe  Gregory Guillaume y a Peter Schreyer, uno de los padres de las líneas del Audi TT. De las declaraciones de Gulliaume sobre el desarrollo de la carrocería del coche una sorprendente: las líneas curvas del diseño del Stinger se las había inspirado el diseño de la botella de Coca Cola.

Pues hemos tenido en nuestras manos el Stinger, una mirada desafiante al mundo de los gran turismo y os podemos decir que no parece una botella de refresco. El diseño es curioso, huye desde nuestro punto de vista de las líneas más europeas y se acerca algo más a las carrocerías de los deportivos americanos como el Camaro o el Mustang, incluso con un ligero toque retro. Algo sorpendente si se tiene en cuenta la paternidad franco-alemana de sus líneas.

Pero dejando atrás las bebidas y los muscle cars, el diseño del Stinger tiene un atractivo indiscutible. El trabajo en la parte delantera es especialmente notable con unas ópticas led afiladas y agresivas y una gran toma de aire bajo el radiador en la que incluso se han incorporado aletas para dirigir la ventilación rematada por un imponente spoiler. Le flanquean otras dos tomas de aire laterales que subrayan un aspecto deportivo muy conseguido.

Más aire

Pero no se han acabado las tomas de aire: Kia ha colocado otras dos en el capó y un par más entre las ruedas delanteras y las puertas. Aunque pueda parecer algo excesivo la verdad es que no recarga demasiado y contribuye a acentuar la línea deportiva estilo coupé del Stinger. El capó, alargado como mandan los cánones de la deportividad, tiene dos pliegues que lo recorren para subrayar el dinamismo de esta parte delantera que como apuntamos está muy conseguida.

La línea del diseño lateral del coche tiene la caída clásica hacia la parte trasera del que se espera de cualquier deportivo, coronada por un discreto pero visible spoiler trasero que envuelve los grupos ópticos traseros, algo más convencionales que los delanteros. Como sucede en estos casos en los que se quiere ofrecer cinco plazas y una línea deportiva se ve ya desde fuera que el descenso de la carrocería hacia la parte de atrás va a presentar problemas de habitabilidad.

El interior del Stinger tiene elementos del buen hacer que últimamente está demostrando Kia en los acabados de sus modelos más prestigiosos superando incluso las buenas impresiones que nos transmitió el Kia Optima con una buena mezcla de materiales en las que no se escatima el cuero y los plásticos blandos de buen tacto.

Conductor

El puesto de conducción está muy conseguido, la posición es baja y la postura frente al volante la ideal. La visibilidad de los indicadores de velocidad y revoluciones, redondos y con un indudable estilo «racing», es excelente también y con el complemento de una pantalla digital en color entre ellos con la información habitual de consumos y autonomía complementada con otra mejos común como la temperatura del aceite, aceleración lateral o la posibilidad de poner en marcha un cronómetro.

Un detalle que desentona un poco es el aspecto del volante. Aunque el tacto es correcto y del manejo no se le puede poner ningún pero, la verdad es que el diseño es demasiado «normal». Es cierto que la forma está achatada en la parte inferior pero el centro del volante por ejemplo es quizás demasiado anodino. El túnel central permite apoyar el brazo cómodamente y separa bastante al conductor del acompañante.

En la parte trasera este mismo túnel supone un problema para el ocupante de la plaza central pues tendrá que separar las piernas para poder viajar. Además dados los sacrificios aerodinámicos que hemos comentado el acceso a las plazas traseras es más complicado que a las delanteras (en las que tenemos espacio de sobra). Es decir, hay espacio para cinco ocupantes pero con alguna dificultad para subir a la parte trasera y sacrificios para el que viaja en medio.

Interiores y diseño

En cualquier caso es algo que suelen tener en común los turismos con aspiraciones a coupé: se preserva la comodidad de los ocupantes de la parte anterior y la calidad de conducción pero los pasajeros suelen tener que adaptarse a un espacio más reducido que el de un turismo convencional de un tamaño parecido. En el caso del Stinger el tamaño es como el del Optima pero la habitabilidad como decimos es bien diferente, pero también la filosofía del coche evidentemente.

El maletero es uno de los puntos en los que el Stinger no sobresale especialmente en lo que respecta al volumen de carga. Los 406 litros esta vez se quedan por detrás del cubicaje de otros modelos de inspiración deportiva como el Alfa Romeo Giulia. Eso sí, el acabado interior es impecable con una tapicería muy cuidada y luces led además de ganchos metálicos y un doble fondo donde se encuentra la rueda de repuesto. La apertura del mismo es motorizada.

En lo que respecta al sistema de entretenimiento e información KIA ha proporcionado al Stinger una pantalla colocada en la parte superior del salpicadero, la ideal para minimizar distracciones al volante. El manejo es correcto y la calidad de la pantalla muy buena. En estos apartados KIA también ha demostrado estar al día no solamente con este modelo sino con casi toda su gama.

Al volante

Y como no puede ser de otra forma, la asignatura final del Stinger es la de ponernos al volante. La versión que hemos elegido para la prueba es la diésel de 200 caballos y tracción total y hay que decir que hay disponibles dos versiones de gasolina sobre el papel mucho más divertidas como el dos litros de 255 caballos y sobre todo el 3,3 litros turbo de 370.

Las sensaciones con el motor más burgués de la gama no son malas, las reacciones son rápidas y no nos deja tirados en recuperaciones desde la parte baja del cuentarrevoluciones. Aquí la verdad es que el cambio automático de ocho relaciones hace muy bien su trabajo y en modo deportivo sacan todo el jugo a un motor al que se le nota más acostumbrado a viajar tranquilo por autopista.

Lo que no nos han gustado son las vibraciones y el ruido a altas revoluciones poco «racing» para un coche de estas características. Otras marcas con más experiencia ajustan incluso el sonido del tubo de escape para transmitir más deportividad. Seguramente tengamos que poner las manos sobre los modelos más deportivos del Stinger para dar una opinión definitiva sobre este punto.

Buen comportamiento

Lo que nos ha encantado del Stinger es su comportamiento en curva y la nobleza del chásis, los amortiguadores y la dirección. Un recorrido virado no asusta al KIA e invita a entrar en curva a un ritmo alto. Sin cabeceos y siempre el morro donde lo queremos tengamos o no manos preparadas para reconducir la situación, una buena mezcla entre nobleza y respuestas sinceras y sensaciones fuertes en terrenos curvados.

La tracción total nos ha parecido muy discreta, interviniendo lo justo para no perder el control de la trazada pero sin quitar diversión lo más mínimo (esto siempre en la modalidad Sport). En definitiva y si dejamos a un lado a un propulsor un pelín aburrido, las sensaciones del Stinger están prácticamente a la altura de los zapateros de turismos deportivos con más experiencia del mercado.

Conclusiones

Si KIA lo que pretendía era poner sobre el asfalto un coche que transmita sensaciones, con el Stinger ha acertado de lleno. Sensaciones si nos acercamos al coche desde fuera, con una línea agresiva y muchos detalles que subrayan su carácter deportivo sin retorcer su capacidad de que viajen cómodas cuatro personas (cinco con sacrificios). Sensaciones al sentarnos en un puesto de conducción ideal para comerse el asfalto.

Sensaciones en carretera con un coche que transmite sensaciones deportivas gracias al excelente trabajo en el chásis y los amortiguadores. Sensaciones algo menos divertidas de un motor algo burgués pero muy ayudado por un excelente cambio automático capaz de exprimir caballos donde no los hay. Para entendernos, si alguien dudaba de que KIA podría fabricar un turismo deportivo que no dude más: pueden. Lo hemos probado.

Valoración final
7.5 NOTA
NOS GUSTA
Diseño deportivo
Buen comportamiento en curva
A MEJORAR
Motor algo aburrido
Agún detalle de interior poco racing
RESUMEN
Un coche con espíritu y comportamiento deportivos con algún sacrificio en habitabilidad trasera y motor diésel algo soso.
Prestaciones7.5
Diseño8
Consumo7
Confort7
Sistema de infoentretenimiento8

 

 

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