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Dispositivos de almacenamiento inalámbrico: guía de compra para no perderse

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Los dispositivos de almacenamiento inalámbrico son unas soluciones muy interesantes por su capacidad de ofrecer acceso a los datos o copias de seguridad en cualquier momento y lugar.

Como vimos recientemente en el análisis del WD My Passport Wireless SSD, estas unidades son tremendamente versátiles, permitiendo almacenar contenido al que podemos acceder desde múltiples dispositivos conectados, sea un PC o un smartphone, sin necesidad de cables ni de redes de energía.

¿Cómo funcionan los dispositivos de almacenamiento inalámbrico?

La principal diferencia con otros medios de almacenamiento externo es que estas soluciones crean su propia red Wi-Fi a la que los dispositivos a su alcance pueden acceder remotamente y de forma segura mediante una contraseña. Si se conecta desde un PC, la unidad se mostrará en el explorador de archivos correspondiente como si fuera una unidad interna o externa conectada por cable. Para conexiones desde un teléfono inteligente o tablet, los fabricantes ofrecen apps para transferir archivos desde y hacia la unidad.

Frente a un disco duro externo típico (o unidad de estado sólido) conectable mediante cable a un puerto de conexión de periféricos (USB, Thunderbolt, eSATA…), un disco duro inalámbrico se conecta mediante normas Wi-Fi o Bluetooth para permitir el acceso a su contenido almacenado. Es particularmente útil para su utilización desde dispositivos móviles como smartphones, tablets o videocámaras aunque realmente funcionan con cualquier equipo que tenga acceso a su red.

Además, este tipo de soluciones incluyen su propia batería para ofrecer una autonomía en movilidad que oscila entre modelos determinados, pero ofrece al menos unas cuantas horas de actividad. Por supuesto, también pueden funcionar con cableado cuando se necesite, porque incluyen un puerto para carga y transferencia de datos.

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¿A quién va destinado este tipo de soluciones?

Los discos duros inalámbricos son de utilidad para cualquier tipo de consumidor o profesional por su enorme versatilidad. Una de sus grandes ventajas es la posibilidad de acceso de varios equipos simultáneamente, algo que no podemos conseguir en los dispositivos por cable.

Su diseño es cada vez más estilizado y su peso no suele sobrepasar los 500 gramos, lo que permite gran movilidad. Algunos modelos también incluyen carcasas resistentes para uso en escenarios comerciales o industriales o simplemente de protección de la unidad.

Su uso primario es el respaldo de datos y copias de seguridad sobre la marcha desde y hacia cualquier dispositivo que conectemos a su red, ampliando de manera efectiva la capacidad de almacenamiento de esos dispositivos. También destacado su uso en fotografía ahora que el 4K devora capacidad a gran ritmo. Como decíamos, puede usarse de manera inalámbrica o con el correspondiente cableado desde un conector a puertos estándar USB que incluyen, como mínimo.

Otra de las ventajas de estos dispositivos es su uso como servidor de mediosLos mejores discos duros inalámbricos incluyen una gama de capacidades integradas para ello, trabajando con teléfonos inteligentes, tabletas, televisores inteligentes, streamer como el Chromecast y servicios como Plex. Simplemente unes el dispositivo de almacenamiento inalámbrico a la red y todo el contenido multimedia almacenado podrá reproducirse en el centro de entretenimiento en pantallas como un televisor inteligente.

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Oferta de almacenamiento inalámbrico

El precio de estas soluciones es ligeramente superior al de un disco externo por cable con la misma capacidad, derivado de sus características, la batería y el módulo inalámbrico que incluye. En todo caso, conviene valorar sus ventajas sobre ellos, la mayor flexibilidad y casos de uso por su capacidad de cubrir las necesidades de almacenamiento en movilidad, en el escritorio informático o en el salón de un hogar.

A tener en cuenta las diferencias entre los que tienen su base en discos duros o en unidades de estado sólido, éstas con mayor rendimiento, pero con un coste superior. También la autonomía que ofrecen; su robustez frente a golpes, caídas y elementos climáticos; la interfaz usada y los puertos de conexión; la versión de Wi-Fi y Bluetooth que incluyen; el soporte de los fabricantes en garantía y software, y la capacidad de almacenamiento que ofrecen.

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Lógicamente, no hay disponible tanta oferta como en sus homólogos con cable, pero se pueden adquirir modelos como los siguientes:

WD My Passport Wireless SSD de 500 GB. Basada en unidades de estado sólido, ofrece Wi-Fi ac, USB 3.0, 2.0 y tarjetas SD. Resistente a golpes, arañazos y caídas hasta 1 metro. Batería de 6.700 mAh para 10 horas de autonomía. 359 gramos (sin protector) o 460 gramos (con protección). Está disponible con SSD en capacidades desde 250 GB por 245 euros y ofrece otras superiores de 500 GB, 1 y 2 Tbytes.

WD My Passport Wireless Pro. Muy similar a los anteriores, pero con base en discos duros, cuenta con Wi-Fi ac, lector de tarjetas SD y USB 3.0. 390 gramos de peso y autonomía para 10 horas. Se distribuye en versiones de 1 TB (182 euros); 2 TB (187 euros); 3 TB (211 euros) y 4 Tbytes por 267 euros.

– SanDisk SDWS1-064G-E57. Wi-Fi, lector de tarjetas. 160 gramos de peso y 8 horas de autonomía. Con disco duro de 64 Gbytes de capacidad cuesta 103 euros. Con 32 Gb su precio es de 89 euros.

Seagate Archive HDD Wireless Mobile Storage. Wi-Fi n y USB 2.0. Pesa 281 gramos de peso y ofrece 6 horas de autonomía. Con disco duro de 500 Gbytes de capacidad su precio es de 119 euros.

– LaCie Fuel. Wi-Fi y USB 3.0. Carcasa robusta con peso de 550 gramos y 2 Tbytes de capacidad por 116 euros.

– Toshiba MQ02ABF100 Wi-Fi y USB 3.0. Pesa 254 gramos y con 500 Gbytes de capacidad tiene un precio de 114 euros.

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